Descubre si tu oro antiguo es auténtico

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Muchas personas atesoran con gran cariño objetos antiguos en sus hogares, piezas que a menudo guardan historias y un potencial valor considerable. Entre estos tesoros, las joyas y otros artículos de oro antiguo ocupan un lugar especial. La fascinación por el oro no es nueva; de hecho, la historia de la fabricación de joyas de oro se remonta a la impresionante era de 4000 a.C. Sin embargo, con el paso del tiempo y la evolución de las técnicas, surge una pregunta crucial: ¿cómo podemos distinguir las piezas de oro originales de las imitaciones?

Determinar la autenticidad de una pieza de oro antiguo es fundamental, tanto por su valor sentimental como económico. Un factor clave a considerar es la pureza del metal. Cualquier valor en nuestras supuestas piezas de oro inferior al 41,7 por ciento, lo que equivale a 10 quilates, es una señal totalmente desfavorable. El oro puro es un metal denso, no magnético y resistente a la corrosión, propiedades que son la base de muchas de las pruebas de autenticidad.

¿Cómo saber si un objeto antiguo es de oro?
Generalmente, un objeto de oro se hundirá rápida y directamente al fondo de una botella de agua porque el oro puro es más denso que otros metales. Las piezas de imitación tienen la capacidad de flotar o caer más lentamente.

La forma más confiable y segura de saber si un objeto antiguo es de oro genuino es, sin duda, recurrir a la opinión de un experto. Los compradores de oro antiguo y los joyeros profesionales poseen el conocimiento y las herramientas necesarias para evaluar la historia, la originalidad y la pureza del oro con precisión. Conseguir que un profesional evalúe tu artículo es la mejor garantía.

Índice de Contenido

Técnicas caseras para una primera verificación

Aunque la tasación profesional es la recomendación principal, existen varias técnicas simples que puedes emplear en casa para tener una primera idea sobre la autenticidad de tu pieza antes de llevarla a un experto. Estas pruebas se basan en las propiedades físicas y químicas del oro puro y de los metales comunes utilizados en las imitaciones o aleaciones de menor calidad. ¡Sigue leyendo para descubrirlas!

1. Búsqueda de sellos o distintivos

Uno de los primeros pasos al examinar una pieza que se sospecha es de oro es buscar la presencia de un sello o distintivo, también conocido como contraste o punzón. Este sello, si está presente, suele indicar la pureza del oro, a menudo expresada en quilates (k) o en partes por mil (por ejemplo, 750 para 18k, 585 para 14k, 417 para 10k). También puede incluir la marca del fabricante.

Sin embargo, es crucial entender que la ausencia de un sello no significa automáticamente que la pieza sea falsa, especialmente en artículos muy antiguos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, el contraste no fue una práctica común y poderosa hasta la década de 1950, y en otras naciones se implementó aún más tarde. En piezas de eras mucho más antiguas, es muy probable que no encuentres ninguna marca.

Si la pieza es relativamente moderna, el sello suele encontrarse en lugares discretos pero accesibles. En anillos, busca en la banda interior. En colgantes, en la anilla o reasa. En pulseras y cadenas, cerca del cierre. En monedas y lingotes, estará en la superficie. Si la marca parece borrosa, el uso de una lupa puede ayudarte a detectarla. Un punzón claro y legible es un buen indicio, pero no es una prueba definitiva por sí sola, ya que algunas réplicas de alta calidad pueden falsificar estos sellos. Por lo tanto, incluso con un sello visible, se sugiere una tasación profesional antes de vender o asumir su valor.

2. La prueba del agua: Densidad y flotabilidad

El oro puro es un metal muy denso. Esta propiedad física es la base de una prueba casera sencilla pero informativa. Necesitarás un recipiente con agua, preferiblemente una botella o vaso transparente para observar el resultado.

Sumerge cuidadosamente el objeto en el agua. Un objeto de oro genuino, debido a su alta densidad, se hundirá rápida y directamente hasta el fondo. Las piezas de imitación, que a menudo están hechas de metales menos densos o son solo chapadas, pueden flotar o caer al fondo de manera mucho más lenta. Además, el oro real no se oxida ni se empaña al contacto con el agua. Si observas cualquier decoloración o reacción en la superficie del objeto después de sumergirlo, podría ser una señal de que no es oro puro o que es un metal chapado en oro que se ha deteriorado.

3. La prueba del imán: ¿Atracción magnética?

Otra propiedad clave del oro puro es que no es magnético. Esta característica permite realizar una prueba muy simple con un imán. Necesitarás un imán relativamente fuerte, que puedes conseguir fácilmente en tiendas o buscar entre objetos domésticos.

Acerca el imán al objeto de oro. Si la pieza es atraída por el imán y se adhiere a él, ¡eso es una señal de alarma! El oro verdadero no reacciona a los campos magnéticos de esta manera. Las joyas que se adhieren a un imán suelen estar hechas de metales ferromagnéticos como el hierro, el níquel o el cobalto, o son aleaciones que contienen una proporción significativa de estos metales. Por lo tanto, si tu artículo muestra atracción magnética, ¡ups!, es muy probable que sea falso o que contenga muy poco oro.

4. Reacción con la piel: Manchas y decoloración

El oro puro es un metal inerte, lo que significa que no reacciona fácilmente con otras sustancias, incluidos los aceites naturales de nuestra piel. Esta inercia es la razón por la que el oro de alta pureza es hipoalergénico y no suele causar irritación o dejar marcas en la piel.

Si después de usar una pieza de joyería, tu piel adquiere una decoloración verdosa o negra en el área de contacto, es una fuerte indicación de que la pieza no es de oro puro. Las manchas verdes suelen ser causadas por la oxidación del cobre, mientras que las manchas negras pueden deberse a la reacción de la plata con el azufre presente en el aire o en productos químicos. Algunas aleaciones de oro de menor quilataje (como 10k o 14k, que contienen una mayor proporción de otros metales) pueden, sin embargo, dejar una ligera marca metálica en la piel en algunas personas, dependiendo de la química corporal individual. Pero las manchas verdes o negras pronunciadas son una señal de que el contenido de oro es bajo o nulo.

5. Irritación o picazón en la piel

Ligada a la prueba anterior, la reacción de la piel en términos de irritación o picazón es otro indicador. Debido a que el oro puro es hipoalergénico, no debería causar este tipo de molestias. Si al usar una joya antigua experimentas picazón, enrojecimiento o irritación, es muy probable que la pieza contenga otros metales (como níquel o cobre) a los que tu piel es sensible. ¡BANG! Esto es una clara señal de que la pieza no es de oro de alta pureza y, por lo tanto, probablemente no sea tan valiosa como pensabas. Como se mencionó, las marcas de color en la piel también son un indicio; una marca negra suele apuntar a la plata, mientras que una marca verde comúnmente indica cobre.

Si bien estas pruebas caseras pueden darte una idea preliminar, es fundamental recordar que no son definitivas. Desde anticuarios y profesionales siempre recomendamos encarecidamente realizar una valoración profesional de las piezas de oro y objetos de colección para obtener un dictamen preciso.

6. Prueba del rayado sobre cerámica sin esmaltar

Esta prueba se basa en la dureza relativa del oro y su capacidad para dejar una marca. Necesitarás una pieza de cerámica sin esmaltar. Es crucial que la cerámica no tenga esmalte, ya que la superficie esmaltada es demasiado dura y podría dañar la pieza o dar resultados falsos. La parte inferior de una taza o un plato de cerámica que no esté esmaltada es ideal.

Frota suavemente la pieza de oro sobre la superficie rugosa de la cerámica sin esmaltar, aplicando una ligera presión, hasta que se desprenda un pequeño rastro de metal. Observa el color de la raya o mancha que deja. Si detectas una mancha negra, eso significa que la pieza es falsificada o está hecha de otro metal. Por lo general, una mancha de color dorado (amarillo-dorado o del color esperado del oro) indica que el oro es auténtico.

7. Prueba con base cosmética

Similar a la prueba de reacción con la piel, esta técnica utiliza una base de maquillaje como superficie de prueba. Aplica un poco de base líquida o en crema sobre tu piel y espera a que se seque. Luego, desliza suavemente la pieza de oro sobre la capa seca de base.

¿Cómo saber si un objeto antiguo es de oro?
Generalmente, un objeto de oro se hundirá rápida y directamente al fondo de una botella de agua porque el oro puro es más denso que otros metales. Las piezas de imitación tienen la capacidad de flotar o caer más lentamente.

Por lo general, el oro falsificado o chapado reacciona con los componentes de la base cosmética, dejando una mancha de color verde o negro sobre ella. El oro auténtico de alta pureza no debería reaccionar con la base y no dejará una marca de color significativa.

8. La prueba del ácido: El kit de prueba de oro

Para una prueba casera con mayor precisión, puedes adquirir un kit de prueba de oro. Estos kits están disponibles en internet y en algunas joyerías. Son una herramienta común utilizada por muchos profesionales para verificar la pureza del oro.

Los kits de prueba suelen incluir varias botellas de ácido nítrico con diferentes concentraciones, diseñadas para reaccionar de manera específica con distintos quilates de oro (por ejemplo, una solución para 10k, otra para 14k, etc.). También pueden incluir una piedra plana, conocida como piedra de toque, hecha de pizarra o basalto, que se utiliza para raspar una pequeña cantidad del metal de la pieza sin dañarla visiblemente. Algunas pruebas también vienen con agujas que contienen muestras de oro amarillo y blanco de pureza conocida para comparar las reacciones. Para realizar la prueba, se raspa una pequeña cantidad del metal sobre la piedra de toque y se aplica una gota del ácido correspondiente al quilate sospechado. La reacción (o la falta de ella) indicará si el metal es de ese quilate o inferior. El metal falso o de menor pureza reaccionará al ácido, a menudo burbujeando o cambiando de color, mientras que el oro del quilate correcto no reaccionará.

La prueba del ácido es más precisa que las pruebas físicas, pero requiere precaución debido al uso de ácidos corrosivos. Siempre sigue las instrucciones del kit cuidadosamente.

La importancia de la tasación profesional

Aunque las pruebas caseras descritas pueden ayudarte a obtener una indicación inicial sobre la autenticidad de tu pieza de oro antiguo, ninguna de ellas es 100% infalible por sí sola, y algunas pueden ser engañosas (como los sellos falsificados). La única manera de tranquilizarte por completo y conocer el valor real de tu pieza es acudir a un profesional.

Un anticuario o joyero con experiencia en tasación de metales preciosos y objetos antiguos tiene el conocimiento histórico, las herramientas de precisión (como espectrómetros de rayos X, que analizan la composición del metal sin dañarlo) y la experiencia para determinar la autenticidad, la pureza, el origen y el valor de tu artículo de manera precisa.

Preguntas frecuentes sobre la autenticidad del oro antiguo

¿Qué significa si mi pieza no tiene sello?

La ausencia de sello no significa necesariamente que sea falsa, especialmente si la pieza es muy antigua. Antes de ciertas épocas o en ciertos lugares, no era obligatorio sellar las piezas. Sin embargo, si la pieza parece relativamente moderna y no tiene sello, es más probable que no sea de oro o que sea de baja pureza.

¿Puede una pieza de oro auténtico fallar la prueba del imán?

El oro puro no es magnético. Si una pieza de oro muestra atracción magnética, casi con certeza contiene una cantidad significativa de otros metales ferromagnéticos y, por lo tanto, no es oro puro ni de alta pureza.

¿Por qué mi piel se pone verde o negra al usar una joya que creo que es de oro?

El oro puro no reacciona con la piel. Las manchas verdes suelen indicar la presencia de cobre, y las manchas negras, la presencia de plata (que se oxida o reacciona con el azufre). Esto sugiere que la pieza no es de oro puro o que es una aleación con un alto contenido de cobre o plata.

¿Es peligroso hacer la prueba del ácido en casa?

Los kits de prueba de ácido usan ácidos corrosivos. Es importante seguir las instrucciones del kit al pie de la letra, usar guantes protectores y trabajar en un área bien ventilada para evitar riesgos. Si no te sientes cómodo, es mejor dejar esta prueba en manos de un profesional.

¿La prueba del rayado daña la pieza?

La prueba del rayado sobre cerámica implica raspar una pequeña cantidad de metal. Si se hace correctamente sobre la piedra de toque proporcionada en los kits de ácido, el daño es mínimo y a menudo imperceptible. Si se usa otra superficie, se debe hacer con mucha suavidad para no dañar excesivamente la pieza.

Busca profesionales de confianza

Si después de realizar algunas de estas pruebas caseras aún tienes dudas o si simplemente deseas conocer el valor real de tus objetos, buscar profesionales de confianza es el siguiente paso lógico. Si necesitas valorar piezas o artículos de oro en Madrid, o si buscas profesionales que realicen tasación y que compren oro cerca de ti, existen opciones especializadas.

Contactar con un anticuario con experiencia en la compraventa de oro y antigüedades es una excelente manera de obtener una tasación profesional. Estos expertos no solo evalúan la pureza del metal, sino también el valor histórico, artístico y de colección de la pieza, lo que puede influir significativamente en su precio. Por ejemplo, en Madrid, anticuarios como Ángeles Viyuela ofrecen este tipo de servicios. Simplemente recoge tus artículos de oro antiguo y acude a un establecimiento de confianza.

Consultar sin compromiso con estos profesionales te permitirá conocer el valor real de tus objetos y, si lo deseas, obtener la mejor oferta por ellos. Ya sea por teléfono, WhatsApp, correo electrónico o visitando su tienda, un tasador profesional puede brindarte la tranquilidad y la información precisa que necesitas.

Estamos deseando conocerte y ofrecer el máximo posible por tus preciados objetos de oro y colección. ¡Hasta pronto!

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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