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El Arte Ancestral del Oro y la Plata

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La orfebrería y la platería son artes milenarias que han acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, transformando metales preciosos como el oro y la plata en objetos de inmensa belleza, valor y significado. Más allá de la mera creación de adornos, estas disciplinas representan la confluencia de la técnica, el arte y la cultura, reflejando el ingenio humano y su deseo de perdurar y embellecer su entorno.

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Desde las civilizaciones antiguas de Egipto, Mesopotamia o las culturas precolombinas en América, hasta los maestros renacentistas y los artesanos contemporáneos, el trabajo con metales nobles ha sido un pilar de la expresión artística y el estatus social. Cada pieza cuenta una historia, encapsulando tradiciones, creencias y la habilidad excepcional de quienes les dieron forma.

Índice de Contenido

Historia y Evolución a Través de los Siglos

El descubrimiento y dominio de los metales marcó un punto de inflexión en la historia humana. El oro, por su maleabilidad, brillo inalterable y rareza, fue uno de los primeros metales en ser trabajado. La plata, aunque más abundante, pronto se convirtió en un material igualmente valorado por su ductilidad y lustre.

Las primeras manifestaciones de orfebrería se remontan a miles de años antes de Cristo, con hallazgos en tumbas egipcias y yacimientos mesopotámicos que revelan un sorprendente dominio de técnicas como el martillado, el repujado y la incrustación. En el continente americano, culturas como la Moche, la Inca o la Maya alcanzaron niveles de maestría asombrosos en el trabajo del oro y la plata, creando complejas máscaras, ornamentos y objetos rituales.

La Edad Media en Europa vio florecer la orfebrería principalmente en el ámbito religioso, con la creación de relicarios, cálices, cruces y otros objetos litúrgicos ricamente decorados. El Renacimiento trajo consigo un renovado interés en las formas clásicas y un auge en la creación de joyas y objetos suntuarios para la nobleza y la burguesía.

Durante los períodos Barroco y Rococó, la platería alcanzó una gran sofisticación, con piezas de mesa elaboradas, candelabros y objetos decorativos que mostraban un virtuosismo técnico excepcional. La Revolución Industrial, si bien introdujo nuevas técnicas y la producción en masa, no logró eclipsar por completo la orfebrería y platería artesanal, que continuaron siendo apreciadas por su unicidad y calidad.

Hoy en día, la orfebrería y platería tradicionales conviven con enfoques contemporáneos, explorando nuevas formas, materiales y conceptos, pero siempre manteniendo la conexión con las técnicas y el conocimiento acumulado a lo largo de milenios.

Los Metales Protagonistas: Oro y Plata

El oro (Au) y la plata (Ag) son los pilares de estas artes. Ambos son metales preciosos, conocidos por su belleza, resistencia a la corrosión (especialmente el oro) y maleabilidad, lo que los hace ideales para ser trabajados en detalle.

El oro es famoso por su color amarillo brillante, aunque puede presentarse en otras tonalidades al ser aleado con otros metales (oro blanco, rosa, verde). Su pureza se mide en kilates (k), donde 24k representa oro puro. En joyería y orfebrería, se suelen utilizar aleaciones como 18k (75% oro), 14k (58.3% oro) o 10k (41.7% oro) para aumentar su dureza y durabilidad.

La plata es el metal que da nombre a la platería. Es conocida por su lustre blanco y su reflectividad. A diferencia del oro, la plata pura (99.9%) es muy blanda, por lo que se alea comúnmente con cobre para ganar dureza. La aleación más utilizada es la plata de ley (Sterling silver), que contiene 92.5% de plata pura y 7.5% de cobre. Esta proporción es fundamental para garantizar la calidad y durabilidad de las piezas.

Otros metales como el cobre, el latón o el bronce también han sido utilizados en orfebrería, a menudo como base o para crear efectos específicos, o incluso como alternativa a los metales preciosos.

Técnicas Fundamentales en Orfebrería y Platería

El repertorio técnico del orfebre y platero es vasto y se ha ido perfeccionando con el tiempo. Algunas de las técnicas más importantes incluyen:

  • Fundición: Proceso de dar forma a un metal vertiéndolo en estado líquido en un molde. Existen diversas variantes como la fundición a la cera perdida, muy utilizada para piezas complejas.
  • Laminado y Trefilado: Reducir el metal a láminas finas o hilos mediante rodillos (laminado) o pasándolo por hileras (trefilado).
  • Martillado: Dar forma al metal golpeándolo con martillos sobre yunques o matrices. Es una técnica básica para crear volúmenes.
  • Repujado: Crear relieves en una lámina de metal martillando desde el reverso.
  • Cincelado: Trabajar el metal desde el anverso utilizando cinceles y martillos para definir detalles, texturas o contornos sobre una superficie ya repujada o plana.
  • Grabado: Eliminar material de la superficie del metal para crear líneas, diseños o inscripciones. Puede ser manual (con buriles) o químico (con ácidos).
  • Engaste: Fijar gemas o piedras preciosas a la pieza de metal. Existen múltiples tipos de engaste (granos, bisel, garra, invisible).
  • Soldadura: Unir piezas de metal utilizando una aleación de menor punto de fusión (soldadura) que se funde y crea una unión fuerte y casi invisible.
  • Pulido y Acabado: Procesos finales para alisar, dar brillo o texturizar la superficie del metal.
  • Patinado: Aplicar tratamientos químicos para crear una capa superficial de óxido que modifica el color del metal, especialmente en plata y cobre, para resaltar relieves o dar un aspecto envejecido.

Técnicas decorativas como la filigrana (trabajo con hilos finísimos de metal), la granulación (aplicación de pequeñas esferas de metal soldadas a la superficie) o la esmaltería (aplicación de esmaltes vítreos) añaden una dimensión adicional de complejidad y belleza.

Herramientas del Oficio

El taller de un orfebre o platero es un espacio lleno de herramientas específicas, muchas de las cuales apenas han cambiado en siglos. Algunas de las esenciales son:

  • Martillos de diversas formas y tamaños.
  • Yunques y tas (pequeños yunques portátiles).
  • Pinzas, alicates y tenazas.
  • Tijeras y sierras de joyero.
  • Buriles y cinceles.
  • Limatones y limas.
  • Laminador y trefiladora.
  • Soplete y equipo de soldadura.
  • Motores de pulido y cepillos.
  • Matrices y embutidores.
  • Crisoles y lingoteras.

Cada herramienta tiene una función específica y requiere habilidad para ser manejada con precisión, permitiendo al artesano transformar un simple trozo de metal en una obra de arte.

Creaciones Icónicas de la Orfebrería y Platería

El alcance de estas artes es vasto, abarcando desde diminutas joyas hasta grandes objetos decorativos o escultóricos.

En joyería, la orfebrería crea anillos, collares, pulseras, pendientes, broches y tiaras, a menudo combinando metales preciosos con gemas, perlas o esmaltes. Cada pieza de joyería artesanal es única y refleja el estilo y la visión tanto del creador como del cliente.

La platería se asocia tradicionalmente con objetos de mesa (vajillas, cuberterías, bandejas), objetos decorativos (candelabros, jarrones, marcos de fotos) y objetos litúrgicos (cálices, custodias, cruces). Estos objetos no solo cumplen una función práctica o ceremonial, sino que también son piezas de arte que embellecen los espacios.

También existen creaciones más singulares como esculturas en metal, objetos de escritura, elementos arquitectónicos o incluso instrumentos musicales, que demuestran la versatilidad de estos oficios.

El Valor Intangible: Arte, Historia y Significado

El valor de una pieza de orfebrería o platería va mucho más allá del peso del metal o las gemas que contiene. Su valor reside en la habilidad del artesano, la complejidad de las técnicas empleadas, su diseño, su historia y el significado que adquiere para su propietario.

Una joya familiar puede ser un tesoro sentimental invaluable. Un objeto litúrgico antiguo es un testimonio de fe y tradición. Una pieza de diseño contemporáneo es una expresión artística. En todos los casos, son objetos que perduran, que se transmiten de generación en generación, llevando consigo un legado cultural y emocional.

Cuidado y Conservación

Para preservar la belleza y el valor de las piezas de orfebrería y platería, es fundamental un cuidado adecuado:

  • Limpieza: Utilizar productos específicos para cada metal (oro, plata). La plata tiende a oxidarse (deslustrarse) con el tiempo debido a la reacción con el azufre en el aire; puede limpiarse con paños especiales impregnados o soluciones suaves. El oro es más resistente, pero puede perder brillo; se limpia suavemente con agua tibia y jabón neutro.
  • Almacenamiento: Guardar las piezas individualmente en bolsas de tela suave o estuches forrados para evitar arañazos y, en el caso de la plata, retrasar la oxidación al limitar su exposición al aire.
  • Evitar Contacto: Proteger las joyas y objetos del contacto con productos químicos agresivos, perfumes, lacas para el pelo, cloro de piscinas y agua salada, ya que pueden dañar los metales o las gemas.
  • Revisión Profesional: Es recomendable que un joyero o platero revise periódicamente las piezas antiguas o de uso frecuente para asegurar que engastes, cierres y soldaduras estén en buen estado.

Un mantenimiento adecuado asegura que estas obras de arte sigan brillando a lo largo del tiempo.

Preguntas Frecuentes

¿Cuál es la diferencia principal entre orfebrería y platería? Aunque a menudo se usan indistintamente, tradicionalmente la orfebrería se centraba en el trabajo del oro, a menudo para joyería y objetos pequeños, mientras que la platería se dedicaba a la plata, creando objetos de mayor tamaño como vajillas o piezas decorativas. Hoy en día, muchos artesanos trabajan ambos metales.

¿Qué significa la 'Ley' en metales preciosos? La Ley indica la proporción de metal precioso puro en una aleación. Por ejemplo, la plata de Ley 925 significa que la aleación contiene 925 partes de plata pura por cada 1000 (o 92.5%). Para el oro, se usa el sistema de kilates (k), donde 24k es oro puro.

¿Por qué la plata se pone negra? La plata reacciona con compuestos de azufre presentes en el aire, la piel, e incluso en algunos alimentos, formando sulfuro de plata, que es una capa oscura conocida como pátina o deslustre. Es una reacción natural, no un signo de baja calidad.

¿Es la orfebrería una buena inversión? Si bien el valor intrínseco del metal es un factor, el valor de una pieza de orfebrería o platería como inversión también depende de su valor artístico, su antigüedad, su procedencia y la reputación del artesano o la casa que la creó. Las piezas de alta calidad y diseño único suelen mantener o aumentar su valor con el tiempo.

¿Cómo se limpian las joyas de oro con piedras? Depende del tipo de piedra. Las piedras duras como diamantes o zafiros se pueden limpiar con un cepillo suave, agua tibia y jabón neutro. Las piedras porosas u orgánicas (perlas, esmeraldas, turquesas, ópalos) requieren métodos de limpieza mucho más suaves y específicos, a menudo solo un paño húmedo, evitando el remojo y los químicos.

Conclusión

La orfebrería y la platería son oficios que combinan la dureza del metal con la delicadeza del arte. Son depositarios de un conocimiento ancestral y una habilidad manual excepcional. Cada pieza creada es un testimonio de paciencia, precisión y pasión, destinada a perdurar y a ser apreciada no solo por su valor material, sino, sobre todo, por su belleza intrínseca, su historia y el alma que el artesano ha sabido infundirle. Sumergirse en este mundo es descubrir un legado de maestría que sigue vivo, creando objetos que trascienden el tiempo.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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