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Taxco: Cuna de la Platería Mexicana

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Cuando pensamos en joyería de plata de alta calidad con un profundo arraigo histórico y artístico, un nombre resuena con fuerza en México y el mundo: Taxco. Esta pintoresca ciudad colonial, enclavada en las montañas de Guerrero, no es solo un destino turístico encantador, sino el epicentro de una tradición platera que ha definido su identidad a lo largo de los siglos. La pregunta sobre dónde se fabrica realmente esta célebre joyería nos lleva a explorar sus calles empedradas, sus talleres y la historia de sus artesanos.

La relación de Taxco con la plata es tan antigua como la llegada de los españoles a tierras mexicanas. Ya en el siglo XVI, se descubrieron importantes reservas de plata en la región, lo que marcó el inicio de una actividad minera que, con el tiempo, sentaría las bases para su futuro como centro platero. Sin embargo, la fama mundial que hoy ostenta Taxco como centro artesanal de la platería es un fenómeno más reciente, impulsado por eventos y personajes clave que revitalizaron y transformaron la industria.

¿Qué tipo de plata venden en Taxco Guerrero?
La plata de Taxco es única, tiene una pureza de 925 gramos por cada kg, lo que en otros países es imposible, ya que tienen plata de menor calidad. En el 2009 el gobierno de Guerrero calculó que existen más de 15,000 artesanos que dedican su vida a la joyería mexicana.
Índice de Contenido

El Renacimiento de la Plata en el Siglo XX

Aunque la plata siempre estuvo presente en la historia de Taxco, fue en la década de 1930 cuando la ciudad experimentó un verdadero renacimiento en el arte de trabajar este metal. Este periodo de transformación estuvo intrínsecamente ligado a la figura de William Spratling, un diseñador y artista estadounidense que llegó a Taxco y quedó cautivado por su potencial y la habilidad latente de sus habitantes. Spratling no era un platero de oficio inicialmente, pero su visión y su aprecio por el arte indígena mexicano lo llevaron a establecer un taller que cambiaría el curso de la platería en la ciudad.

Spratling fundó lo que se considera el primero de los Grandes Talleres de Taxco: Las Delicias. Su enfoque no era solo producir objetos de plata, sino formar artesanos bajo un estilo y una calidad distintivos, inspirados a menudo en motivos prehispánicos y en la flora y fauna locales, pero con una estética moderna y sofisticada. Bajo su tutela, muchos jóvenes taxqueños aprendieron el oficio, perfeccionando técnicas ancestrales y desarrollando nuevas habilidades.

Los Grandes Talleres que Forjaron una Leyenda

El éxito y la influencia de William Spratling inspiraron la creación de otros importantes talleres que, junto a Las Delicias, se conocieron como los Grandes Talleres de Taxco. Entre ellos destacaron nombres como Margot de Taxco (Margot Van Voorhies Carr), Los Castillo y Antonio Pineda. Estos talleres no solo eran centros de producción, sino verdaderas escuelas y laboratorios de diseño donde miles de artesanos taxqueños encontraron empleo y perfeccionaron su arte durante las décadas de 1930 y 1940.

La labor de estos Grandes Talleres fue fundamental. Establecieron estándares de calidad, promovieron la innovación en el diseño y, lo más importante, pusieron a Taxco en el mapa internacional como un destino imperdible para los amantes de la joyería y el arte en plata. Sus creaciones eran buscadas por coleccionistas, celebridades y viajeros de todo el mundo, consolidando la reputación de Taxco como la capital de la plata en México.

Del Gran Taller al Hogar Artesanal

La tradición platera en Taxco no se limitó a los grandes establecimientos. A medida que las técnicas y el conocimiento se difundían, muchos artesanos que habían trabajado en los talleres más grandes decidieron establecer sus propios negocios. Esto dio lugar a una proliferación de talleres más pequeños, a menudo operados por familias desde sus propios hogares.

Esta evolución fue atestiguada por visitantes a lo largo de las décadas. Por ejemplo, a principios de la década de 1980, se observaba que "prácticamente cada familia local trabajaba la plata y tenía talleres en sus casas". Esta característica le confirió a la producción de plata en Taxco un carácter aún más personal y arraigado en la comunidad. Significaba que la habilidad platera no era solo una industria, sino parte integral de la vida familiar y la tradición heredada de generación en generación. Hoy en día, la joyería de Taxco se sigue fabricando tanto en talleres establecidos de diversos tamaños como en pequeños espacios familiares, cada uno aportando su toque único y manteniendo viva la flama del arte platero.

¿Por Qué la Platería de Taxco es Tan Valorada?

La fama de la platería de Taxco no es casualidad. Se basa en varios pilares:

  • Historia y Tradición: Cientos de años de experiencia minera y décadas como centro de diseño y producción artesanal.
  • Calidad del Material: Uso de plata de alta pureza, generalmente .925 (plata Sterling), garantizando durabilidad y brillo.
  • Diseño y Arte: Una fusión única de influencias prehispánicas, coloniales y modernas, con un fuerte énfasis en la creatividad y la originalidad.
  • Habilidad Artesanal: El dominio de técnicas complejas como el repujado, cincelado, filigrana, esmaltado y la incrustación de piedras.

Cada pieza de Taxco no es solo un objeto decorativo; es el resultado de un proceso meticuloso que involucra diseño, fundición, laminado, corte, soldado, lijado, pulido y, a menudo, el engaste de piedras. Es un proceso que requiere paciencia, precisión y un profundo conocimiento del metal. Esto es lo que le confiere a la joyería de Taxco su valor intrínseco y su aprecio a nivel mundial.

Preguntas Frecuentes sobre la Platería de Taxco

¿Cuándo se descubrió la plata en Taxco?
Las reservas de plata en Taxco fueron descubiertas por los españoles ya en el siglo XVI, sentando las bases de su relación histórica con el metal.
¿Quién fue William Spratling y por qué es importante para Taxco?
William Spratling fue un diseñador estadounidense que llegó a Taxco en los años 30 y es considerado el impulsor del renacimiento moderno de la platería en la ciudad. Fundó el primer Gran Taller (Las Delicias) y formó a numerosos artesanos, estableciendo un estilo y una calidad que catapultaron a Taxco a la fama mundial.
¿Qué eran los "Grandes Talleres" de Taxco?
Eran los principales talleres de producción de plata que surgieron en Taxco a partir de la década de 1930, liderados por figuras como William Spratling (Las Delicias), Margot Van Voorhies Carr (Margot de Taxco), Los Castillo y Antonio Pineda. Fueron centros de innovación, formación y producción a gran escala que emplearon a miles de artesanos.
¿Toda la joyería de Taxco se hace en grandes fábricas?
No. Aunque históricamente hubo Grandes Talleres importantes, la producción actual se realiza en una combinación de talleres de diversos tamaños y, de manera muy significativa, en talleres familiares y caseros. Esta diversidad de espacios de producción es parte de la identidad artesanal de Taxco.
¿Qué hace única la platería de Taxco?
Su singularidad reside en la combinación de una rica historia minera y artesanal, la alta calidad de la plata utilizada, diseños originales que fusionan tradición y modernidad, y sobre todo, la habilidad y el dominio técnico de los artesanos locales, quienes aplican técnicas transmitidas por generaciones.
¿Se sigue extrayendo plata en Taxco hoy en día?
Sí, la actividad minera de plata continúa en la región de Taxco, aunque las dinámicas de la industria han cambiado a lo largo de los siglos. La disponibilidad local del metal ha sido históricamente un factor clave para el desarrollo de la platería artesanal en la ciudad.

Conclusión

En resumen, la joyería de Taxco se fabrica en la propia ciudad de Taxco, un lugar cuya identidad está intrínsecamente ligada a la plata. Su producción ha evolucionado desde los primeros descubrimientos mineros, pasando por el impulso modernizador de figuras como William Spratling y la era de los Grandes Talleres, hasta la actualidad, donde conviven talleres de diferentes escalas, incluyendo numerosos espacios familiares que mantienen viva la esencia artesanal. Fabricar platería en Taxco es más que un oficio; es la continuación de una rica tradición, un arte que se transmite de generación en generación, haciendo de cada pieza un testimonio de la historia, la habilidad y el espíritu creativo de esta inigualable ciudad platera de México.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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