Benvenuto Cellini: Artista, Vida y Tumba

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Benvenuto Cellini (1500-1571) fue una figura monumental del Renacimiento italiano, un artista de talento prodigioso cuya habilidad con el metal y el mármol solo era comparable a su turbulenta vida y su singular personalidad. Orfebre, escultor y escritor, Cellini no solo dejó un legado de obras maestras, sino también una de las autobiografías más vívidas y reveladoras del siglo XVI. Su vida estuvo marcada por el éxito artístico, el favor de príncipes y papas, pero también por la violencia, las controversias y los desafíos legales. Nacido en Florencia, el corazón del Renacimiento, Cellini encarnó el espíritu de su época: audaz, innovador y profundamente humano, con todas sus grandezas y defectos.

Where is Benvenuto Cellini buried?
He died in Florence on 13 February 1571 and was buried with great pomp in the church of the Santissima Annunziata.
Índice de Contenido

Una Vida Itinerante y Apasionada

Hijo de Giovanni Cellini y Maria Lisabetta Granacci, Benvenuto nació en Florencia en 1500. Aunque su padre, músico, intentó dirigirlo hacia la música, el joven Benvenuto sentía una inclinación irresistible por el arte de la orfebrería. A los quince años, y a pesar de la reticencia paterna, comenzó su aprendizaje con el orfebre Antonio di Sandro. Su talento era evidente, pero su carácter impetuoso también se manifestó pronto. A los dieciséis años, un altercado lo llevó a un breve exilio en Siena, donde continuó perfeccionando su oficio. De allí se trasladó a Bolonia, donde no solo progresó como orfebre, sino que también mejoró sus habilidades musicales con el cornetto y la flauta.

Tras periodos de regreso a Florencia y visitas a Pisa, Cellini, a los diecinueve años, se estableció en Roma, un centro neurálgico del arte y el poder. Sus primeros trabajos en la Ciudad Eterna para el obispo de Salamanca, incluyendo un cofre de plata, candelabros y un jarrón, le valieron el reconocimiento del Papa Clemente VII. También trabajó para figuras influyentes como Gabbriello Cesarino, para quien creó el medallón de oro de "Leda y el Cisne". Durante el saqueo de Roma por las fuerzas imperiales de Carlos V en 1527, Cellini demostró una valentía notable, llegando a afirmar en su autobiografía haber herido al príncipe de Orange y, supuestamente, haber matado al mismísimo Carlos III de Borbón. Su arrojo le permitió reconciliarse con las autoridades florentinas y regresar a su ciudad natal, donde se dedicó a la creación de medallas.

La vida de Cellini siguió un patrón de viajes entre ciudades importantes y al servicio de poderosos mecenas. Tras una estancia en la corte del duque de Mantua y otro regreso a Florencia, volvió a Roma, trabajando en joyería y cuños para la ceca papal. Sin embargo, su temperamento lo metía constantemente en problemas. En 1529, mató al asesino de su hermano en un acto de venganza. A pesar de obtener el perdón papal, una nueva disputa culminó en otro homicidio en 1534, matando a un orfebre rival. Estos incidentes lo obligaron a huir a Nápoles y luego a Venecia, siempre buscando la protección de sus influyentes contactos.

Su carrera lo llevó a la corte de Francisco I de Francia, un periodo muy productivo donde creó obras magníficas como la Saliera. Sin embargo, las intrigas cortesanas y su propia dificultad para manejar las relaciones lo llevaron a regresar a Florencia. Allí, el duque Cosimo I de' Medici lo recibió favorablemente, nombrándolo escultor de la corte y proporcionándole un taller. Fue en este periodo florentino donde Cellini creó algunas de sus obras más icónicas, como el Perseo con la cabeza de Medusa.

Obras Maestras en Oro, Bronce y Mármol

Aunque es quizás más conocido por sus esculturas monumentales, Benvenuto Cellini fue ante todo un virtuoso Orfebre. Su habilidad para trabajar el metal, crear intrincados detalles y esmaltes era inigualable en su tiempo. Muchas de sus obras de orfebrería, lamentablemente, se han perdido a lo largo de los siglos, fundidas por su valor material o destruidas en conflictos.

Entre sus obras de orfebrería que han sobrevivido, la más famosa es la Saliera (Salero) creada para Francisco I de Francia entre 1540 y 1543. Esta pieza es una maravilla de la artesanía renacentista, realizada en oro, esmalte y marfil. Representa a un dios marino (Neptuno) y una figura femenina (la Tierra), sentados frente a frente con las piernas entrelazadas, simbolizando el origen de la sal del mar y la pimienta de la tierra. La Saliera no es solo un objeto funcional, sino una escultura en miniatura de inmenso valor artístico y material. Su historia reciente incluye un audaz robo en 2003 del Kunsthistorisches Museum de Viena y su posterior recuperación en 2006.

Como Escultor, Cellini buscaba superar a los grandes maestros de su tiempo, como Miguel Ángel y Donatello. Su obra maestra en este campo es el grupo escultórico de Perseo con la cabeza de Medusa, encargado por Cosimo I de' Medici para ser expuesto en la Loggia dei Lanzi en Florencia. La fundición de esta compleja obra de bronce fue un desafío técnico colosal que Cellini describe con gran dramatismo en su autobiografía. Su finalización fue aclamada como un triunfo y la escultura se convirtió en un símbolo del poder ducal y del talento florentino. El relieve original del pedestal, "Perseo y Andrómeda", se encuentra en el Museo del Bargello.

Otras esculturas notables incluyen el busto de bronce de Cosimo I de' Medici y un crucifijo de mármol de tamaño natural. Este crucifijo, destinado originalmente a su propia tumba, fue vendido a la familia Medici y posteriormente donado a España, donde hoy se exhibe en el Monasterio de El Escorial, aunque modificado con un paño de pureza y una corona de espinas añadidos posteriormente.

Además de estas obras cumbres, Cellini produjo numerosas medallas, monedas (trabajó para la ceca papal y florentina) y otras piezas decorativas y retratos. También realizó trabajos a gran escala que no se completaron o se perdieron, como la Ninfade Fontainebleau, de la que solo sobrevive el tímpano de bronce.

La Autobiografía: Un Documento Invaluable

Quizás tan famoso como sus obras de arte es la Autobiografía de Benvenuto Cellini. Iniciada alrededor de 1558, cuando tenía 58 años, y finalizada abruptamente hacia 1563, esta obra es un relato fascinante y a menudo chocante de su vida. Escrita en un estilo directo, enérgico y sin filtros, la autobiografía ofrece una visión sin precedentes de la vida de un artista renacentista, sus relaciones con mecenas, rivales y amantes, sus viajes, sus luchas y sus triunfos.

¿Cuál fue el libro más famoso de Benvenuto Cellini?
La autobiografía de Benvenuto Cellini.

Cellini se presenta a sí mismo como un genio audaz, un hombre de honor y habilidad excepcional, pero también revela sin tapujos sus actos de violencia, sus venganzas y su enorme ego. Describe con detalle sus procesos artísticos, las dificultades técnicas que enfrentó, especialmente durante la fundición del Perseo, y las intrigas cortesanas de las que fue partícipe o víctima. La Autobiografía es un documento histórico de primer orden que ilumina no solo la vida de Cellini, sino también la sociedad, la cultura y el arte del siglo XVI en Italia y Francia.

El relato incluye episodios extraordinarios y a veces fantásticos, como la invocación de demonios en el Coliseo o la aparición de un halo de luz alrededor de su cabeza tras su encarcelamiento. Aunque algunas de sus afirmaciones pueden ser exageradas o producto de su propia percepción sesgada, la obra es innegablemente cautivadora y ha sido traducida a numerosos idiomas, consolidando su estatus como un clásico de la literatura autobiográfica.

Controversias y El Lado Oscuro

La vida de Cellini estuvo plagada de conflictos y acusaciones. Además de los homicidios que él mismo confiesa, enfrentó múltiples cargos, incluyendo acusaciones de sodomía. El texto proporcionado menciona varias de estas acusaciones a lo largo de su vida, tanto con hombres como con mujeres, lo que sugiere tendencias homosexuales o bisexuales. En 1523 fue multado por relaciones con otro joven, y más tarde, en París, una antigua modelo lo denunció. En 1548 fue acusado por una mujer de sodomía con su hijo, lo que lo llevó a buscar refugio en Venecia. La acusación más detallada provino en 1556 de su aprendiz, quien afirmó haber sido sodomizado repetidamente. Por este último cargo, Cellini fue sentenciado a una fuerte multa y cuatro años de prisión, pena que fue conmutada a arresto domiciliario gracias a la intercesión de los Medici.

Las rivalidades artísticas también marcaron su vida, siendo la más destacada su enemistad con el escultor Baccio Bandinelli. Las disputas públicas entre ambos eran frecuentes, llegando Bandinelli a insultarlo llamándolo "sucio sodomita", un insulto que Cellini menciona en su autobiografía como "atroz".

A pesar de estos incidentes y su encarcelamiento en el Castel Sant'Angelo bajo cargos de malversación (que él consideraba falsos), Cellini siempre logró, gracias a su talento y sus contactos, recuperar el favor de los poderosos y continuar su carrera.

El Legado de un Genio Versátil

Benvenuto Cellini fue un artista de una versatilidad asombrosa, dominando tanto las artes mayores como las menores con igual maestría. Su legado perdura no solo en las pocas obras que han sobrevivido, sino también en su influyente autobiografía y sus tratados sobre orfebrería y escultura. Fue miembro de la prestigiosa Accademia delle Arti del Disegno de Florencia, fundada por Cosimo I de' Medici, un reconocimiento a su estatus como uno de los artistas más importantes de su tiempo.

Su influencia se extendió más allá de su vida, inspirando a artistas y fascinando a lectores con la narrativa de su vida extraordinaria. Aunque algunas de sus obras más ambiciosas se perdieron, las que permanecen, como la Saliera y el Perseo, son testimonios de su genio técnico y artístico.

¿Dónde Descansa Benvenuto Cellini?

Después de una vida llena de viajes, éxitos, conflictos y aventuras, Benvenuto Cellini falleció en su ciudad natal, Florencia. Murió el 13 de febrero de 1571. Su entierro fue un evento significativo, reflejo de la alta estima en la que era tenido a pesar de sus controversias. Fue sepultado con gran pompa en la iglesia de la Santissima Annunziata en Florencia.

La Basílica della Santissima Annunziata es una importante iglesia de Florencia con una rica historia y colecciones de arte. Ser enterrado allí significaba un reconocimiento a su estatus como artista prominente y miembro respetado de la comunidad florentina (a pesar de sus antecedentes penales y controversias personales, su talento artístico le aseguró un lugar entre las figuras notables de la ciudad). Por lo tanto, los restos de este maestro del Renacimiento reposan en un lugar de honor dentro de esta histórica iglesia florentina.

Preguntas Frecuentes sobre Benvenuto Cellini

PreguntaRespuesta
¿Quién fue Benvenuto Cellini?Benvenuto Cellini fue un renombrado orfebre, escultor y autor italiano del Renacimiento (1500-1571), conocido por sus obras de arte en metal y mármol y por su vívida autobiografía.
¿Cuáles son sus obras más famosas?Entre sus obras más célebres se encuentran la Saliera (un salero de oro y esmalte), la escultura de bronce Perseo con la cabeza de Medusa, y su Autobiografía.
¿Por qué es importante su Autobiografía?Es considerada uno de los documentos más importantes del siglo XVI, ofreciendo una visión única de la vida de un artista renacentista, sus procesos creativos, sus relaciones con mecenas y rivales, y los eventos de la época, aunque escrita con un estilo muy personal y a veces exagerado.
¿Dónde está enterrado Benvenuto Cellini?Benvenuto Cellini está enterrado en la iglesia de la Santissima Annunziata en Florencia, Italia.
¿Fue Cellini solo orfebre?No, aunque comenzó como orfebre y fue un maestro en este arte, también fue un destacado escultor y autor. Trabajó con diversos materiales como oro, plata, bronce y mármol.

La vida y obra de Benvenuto Cellini continúan fascinando a historiadores del arte y lectores por igual. Fue un artista de genio innegable, un superviviente en un mundo a menudo brutal y un narrador incomparable de su propia historia. Desde las cortes papales hasta las reales, dejando su marca en oro, bronce y las páginas de su memorable Autobiografía. Su lugar de descanso final en la Santissima Annunziata en Florencia marca el punto final de una existencia tan rica y compleja como las obras que creó.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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