¿Qué arte tenían los celtas?

Metales Celtas: Oro y Claves Duraderas

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La historia de los antiguos celtas, un pueblo que habitó vastas regiones de Europa durante la Edad del Hierro, es un fascinante rompecabezas que los historiadores y arqueólogos han ido armando a lo largo del tiempo. A diferencia de otras civilizaciones que dejaron registros escritos detallados, los primeros celtas dependían en gran medida de la tradición oral para transmitir su conocimiento y registrar eventos. Afortunadamente, contamos con los escritos de griegos y romanos que interactuaron con ellos, y, crucialmente, con las pistas duraderas que el tiempo no ha logrado borrar: sus objetos materiales.

¿Dónde se instalaron los celtas en España?
En un principio se establecieron en la costa norte del país, en las actuales Galicia y Asturias, pero con el paso de los años lograron desarrollar una identidad propia gracias a su relación con otros pueblos de la zona, como los íberos de las provincias de Soria, Burgos o La Rioja: una interesante mezcla de culturas ...Mar 17, 2016

Entre los materiales que resisten el paso de los milenios, los metales ocupan un lugar preeminente. Mientras que la ropa, el calzado y otros objetos orgánicos se descomponen con relativa rapidez en la mayoría de los entornos, los objetos hechos de piedra y metal tienen una capacidad asombrosa para perdurar, ofreciendo a las generaciones futuras una ventana tangible a la vida de quienes los crearon y utilizaron.

Índice de Contenido

La Evidencia Duradera: Metales Que Perduran

La arqueología se nutre de lo que sobrevive. En muchos yacimientos, lo único que queda de la vida cotidiana de las personas son los elementos inorgánicos. En el caso de los celtas de la Edad del Hierro, esta resistencia de ciertos materiales es fundamental para nuestra comprensión. Los objetos de metal, al no pudrirse en la tierra, constituyen una de las principales fuentes de información sobre sus habilidades, su tecnología y, en cierta medida, sus costumbres y su estatus social.

Un ejemplo, aunque trágico, que ilustra el poder de la conservación en ciertos entornos es el hallazgo de cuerpos en turberas. Aunque en casos como el del hombre encontrado en una turbera de Cheshire, la mayor parte de los materiales orgánicos como la ropa se habían descompuesto a lo largo de 2000 años, la turba demostró tener propiedades de conservación excepcionales para otros elementos, e incluso preservó contenido estomacal. Este ejemplo nos subraya la fragilidad de los materiales perecederos y, por contraste, resalta la importancia de encontrar materiales duraderos como el metal para reconstruir el pasado.

El Oro en la Sociedad Celta

Aunque las fuentes escritas antiguas son limitadas y a menudo sesgadas, y la evidencia material depende de lo que se ha conservado y descubierto, una de las menciones específicas sobre el uso de metales por parte de los celtas de la Edad del Hierro es particularmente reveladora: se dice que vestían oro. Esta simple afirmación, respaldada por hallazgos arqueológicos de joyería y ornamentos de oro en contextos celtas, sugiere la importancia de este metal precioso en su sociedad. El oro, por su belleza inherente, su maleabilidad y su resistencia a la corrosión, ha sido valorado por innumerables culturas a lo largo de la historia. Que los celtas lo vistieran indica no solo acceso a este recurso, sino también una posible asociación con estatus, poder o rituales.

La capacidad del oro para perdurar intacto a lo largo del tiempo es una de las razones por las que tenemos esta información. A diferencia de otros metales que pueden corroerse o degradarse, el oro mantiene su brillo y forma, convirtiéndose en un testigo silencioso de las prácticas y preferencias de los antiguos celtas. Los objetos de oro que han sido descubiertos son, por tanto, pistas invaluables sobre la orfebrería celta, sus diseños artísticos y la posible estratificación social que permitía a algunos miembros de las tribus vestir este valioso metal.

Lo que los Hallazgos Nos Revelan

La preservación de objetos de metal es fundamental para la arqueología celta. Cada pieza descubierta, ya sea un fragmento de metal o un elaborado adorno de oro, añade una pequeña pieza al gran mosaico de su historia. Estos objetos no solo confirman la presencia y el uso de ciertos metales, sino que también pueden ofrecer información sobre las técnicas de metalurgia que dominaban, las rutas comerciales por las que obtenían los metales y las formas en que estos se integraban en su vida diaria, ya fuera como herramientas, armas o elementos de adorno personal.

Aunque el texto proporcionado se centra en la durabilidad del metal como material de evidencia y menciona específicamente el uso del oro para vestir, la supervivencia de objetos de metal en general es lo que permite a los arqueólogos estudiar la Edad del Hierro celta a través de sus artefactos. La conservación diferencial de materiales significa que nuestro conocimiento está sesgado hacia lo que perdura, y en este sentido, los metales son informantes clave.

Preguntas Frecuentes Sobre los Metales Celtas (Según la Evidencia Disponible)

¿Cómo sabemos qué metales usaban los celtas?

Sabemos sobre algunos de los metales que usaban los celtas porque los objetos hechos de metal, a diferencia de la ropa o los zapatos, no se pudren en la tierra y perduran a lo largo del tiempo, sirviendo como pistas para los arqueólogos.

¿Utilizaban oro los celtas?

Sí, la información disponible indica que los celtas usaban oro, ya que se menciona que lo vestían. Los objetos de oro son importantes hallazgos.

¿Qué tiene que ver la Edad del Hierro con los metales celtas?

Los celtas de los que se tiene información vivieron durante la Edad del Hierro. Aunque el texto no detalla su uso específico del hierro, el nombre de la época sugiere la importancia de este metal en ese período histórico.

¿Qué tipo de objetos de metal celta se han encontrado?

El texto menciona que se encontraron objetos hechos de metal que no se pudren, lo que permite conocer sobre ellos. Específicamente, se señala que los celtas vestían oro, lo que implica la existencia de adornos u objetos personales hechos de este metal. Sin embargo, el texto no enumera otros tipos específicos de objetos de metal encontrados.

En resumen, la información disponible, derivada de la perdurabilidad de ciertos materiales a través de los siglos, nos ofrece destellos sobre el uso de metales por parte de los antiguos celtas. Sabemos que vivieron en la Edad del Hierro, que valoraban y vestían oro, y que los objetos de metal en general son cruciales para desentrañar su historia, precisamente porque resisten la descomposición que afecta a otros materiales.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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