¿Cuánto vale el gramo de oro en Murcia?

¿Es Oro Genuino? Descubre Cómo Saberlo

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Todos atesoramos nuestras joyas, ya sean un regalo especial, una herencia familiar o una compra significativa. Sin embargo, cuando no somos nosotros quienes adquirimos directamente una pieza de oro, es natural que surja la pregunta: ¿es realmente de este preciado metal? La duda es válida, ya que el mercado puede incluir piezas chapadas, bañadas o simplemente imitaciones que, a simple vista, parecen oro.

¿Cómo saber si mi joyería es original?
Busca el sello en tu joya de oro\n\n Si tu joya es auténtica, debería llevar el sello que indica los quilates, es decir, su pureza. Busca marcas del tipo “18K” o “14K”. En los anillos, se suele esconder en la parte interior.

Saber si una joya es de oro auténtico no solo te da tranquilidad y te permite conocer su verdadero valor económico, sino que también es fundamental para su correcto cuidado. El oro, especialmente en sus aleaciones más comunes para joyería, requiere atenciones específicas para mantener su brillo y belleza a lo largo del tiempo. Afortunadamente, existen varios métodos y trucos, algunos que puedes realizar en casa con materiales comunes, para ayudarte a determinar la autenticidad de tus piezas.

Antes de adentrarnos en las pruebas, entendamos primero qué es el oro y por qué es tan valorado en el mundo de la orfebrería.

Índice de Contenido

¿Qué es el Oro y por qué se Usa en Joyería?

El oro es un elemento químico (Au) conocido por su distintivo color amarillo brillante y su resistencia a la corrosión. Es un metal precioso, maleable y dúctil, lo que significa que puede ser trabajado y moldeado con facilidad, y estirado en hilos finísimos. Su rareza y belleza inherente lo han convertido en un símbolo de riqueza y estatus a lo largo de la historia.

El oro puro, de 24 quilates (24K), es extremadamente blando. Si la joyería se hiciera de oro 24K, se deformaría con el uso diario. Por ello, en la fabricación de joyas, el oro se alea (se mezcla) con otros metales para aumentar su dureza y durabilidad. Los metales más comunes para alear el oro son la plata, el cobre, el níquel, el zinc y el paladio.

La pureza del oro en una aleación se mide en quilates. Un quilate representa 1/24 parte de la masa total de la aleación. Así:

  • Oro de 24 quilates (24K): Es oro puro (99.9% o más).
  • Oro de 18 quilates (18K): Contiene 18 partes de oro y 6 partes de otros metales. Esto equivale a 75% de oro puro (también conocido como oro de ley 750). Es la aleación más común y valorada en joyería de alta calidad, ya que combina buena resistencia con un alto contenido de oro.
  • Oro de 14 quilates (14K): Contiene 14 partes de oro y 10 partes de otros metales. Esto equivale a aproximadamente 58.3% de oro puro (oro de ley 585). Es más duro y resistente que el oro de 18K, a costa de una menor pureza.
  • Oro de 10 quilates (10K): Contiene 10 partes de oro y 14 partes de otros metales. Equivale a aproximadamente 41.7% de oro puro (oro de ley 417). Es la aleación mínima legalmente considerada 'oro' en algunos países.

La proporción de los metales añadidos no solo afecta la dureza, sino también el color del oro. El oro amarillo tradicional se logra con aleaciones de plata y cobre. El oro blanco se obtiene mezclando oro puro con metales blancos como paladio, níquel o plata, y a menudo se recubre con rodio para darle un brillo extra. El oro rosa (o rojo) se consigue con una mayor proporción de cobre. Variando las cantidades se pueden obtener tonalidades como el oro verde (con plata y zinc) o el oro rojo intenso (con mucho cobre).

Métodos para Comprobar la Autenticidad de tu Joya de Oro

Existen varias pruebas que puedes realizar. Algunas son caseras y otras requieren cierta precaución o herramientas específicas. Lo ideal es combinar varios métodos para aumentar la certeza.

1. La Búsqueda del Sello o Contraste

Este es el primer paso y el más sencillo. Las joyas de oro auténticas suelen llevar un sello o contraste grabado que indica su pureza. Este marcado se realiza durante el proceso de fabricación o por organismos de control de metales preciosos. Los sellos más comunes que indican la pureza en quilates son:

  • 24K
  • 22K
  • 18K (o 750, indicando 750 partes por mil de oro)
  • 14K (o 585, indicando 585 partes por mil de oro)
  • 10K (o 417, indicando 417 partes por mil de oro)

En anillos, el sello se encuentra generalmente en la parte interior de la banda. En collares, pulseras o pendientes, puede estar en el cierre o en una pequeña etiqueta adjunta. Utiliza una lupa para facilitar la búsqueda, ya que estos sellos suelen ser muy pequeños.

Importante: Encontrar un sello es una buena señal, pero no es una garantía absoluta de autenticidad. Los sellos pueden ser falsificados o estampados en metales no preciosos. Por lo tanto, esta prueba debe ser complementada con otras.

2. La Prueba del Ácido Nítrico

Este método se basa en la resistencia del oro a la oxidación y a la reacción con ciertos ácidos. El ácido nítrico disuelve la mayoría de los metales comunes que se usan para imitar el oro o para alearlo, pero no reacciona con el oro puro.

Materiales necesarios:

  • Ácido nítrico (se vende en kits de prueba para oro)
  • Una pequeña piedra de toque (una superficie oscura y lisa)
  • Guantes de goma
  • Gafas de seguridad
  • Un gotero
  • Un área bien ventilada

Procedimiento:

  1. Frota suavemente una pequeña parte de la joya (preferiblemente en un área poco visible) sobre la piedra de toque para dejar una pequeña marca de metal.
  2. Ponte los guantes y las gafas de seguridad.
  3. Con el gotero, aplica una pequeña gota de ácido nítrico sobre la marca de metal en la piedra.
  4. Observa la reacción.

Interpretación de los resultados:

  • Si la marca se disuelve o cambia a un color verdoso, probablemente la joya no sea de oro, o es de un quilataje muy bajo.
  • Si la marca permanece inalterada, es probable que sea oro.

Existen kits de prueba con diferentes concentraciones de ácido nítrico, diseñados para probar diferentes quilates (por ejemplo, un ácido para probar 14K, otro para 18K). Si la marca resiste el ácido para 14K pero reacciona con el ácido para 18K, es probable que tu joya sea de 14K.

Advertencia: El ácido nítrico es una sustancia corrosiva y peligrosa. Puede causar quemaduras graves en la piel y daños si se inhala. Realiza esta prueba con extrema precaución, en un lugar ventilado y protegiendo tu piel, ojos y la superficie de trabajo. Además, si la joya no es de oro, el ácido la dañará.

3. La Prueba de Densidad

La densidad es una propiedad física específica de cada material (masa por unidad de volumen). El oro es un metal muy denso. Esta prueba, aunque requiere precisión, puede darte una buena indicación del quilataje de tu joya.

Concepto: La densidad del oro puro (24K) es de aproximadamente 19.32 gramos por centímetro cúbico (g/cm³). Las aleaciones de oro tendrán densidades menores, dependiendo de los metales con los que se mezclen, ya que los metales comunes de aleación (cobre, plata, etc.) son menos densos que el oro.

Materiales necesarios:

  • Una balanza de precisión (capaz de medir décimas o centésimas de gramo)
  • Un recipiente medidor graduado (cilindro o vaso de precipitado) con marcas de volumen precisas (en mililitros o centímetros cúbicos)
  • Agua

Procedimiento:

  1. Pesa la joya con la mayor precisión posible en la balanza. Anota la masa (M) en gramos.
  2. Llena el recipiente medidor con agua hasta una marca donde la joya pueda sumergirse completamente sin derramar agua. Anota el volumen inicial de agua (V1) en ml.
  3. Sumerge completamente la joya en el agua, asegurándote de que no toque el fondo ni los lados del recipiente y de que no haya burbujas de aire adheridas.
  4. Anota el nuevo volumen de agua con la joya sumergida (V2) en ml.
  5. Calcula el volumen de la joya restando el volumen inicial al volumen final: Volumen (V) = V2 - V1 (en ml o cm³, ya que 1 ml = 1 cm³).
  6. Calcula la densidad de la joya dividiendo su masa por su volumen: Densidad (D) = M / V (en g/cm³).

Interpretación de los resultados:

Compara la densidad calculada con los valores aproximados para diferentes quilates:

QuilatajeDensidad Aproximada (g/cm³)
24K (Oro Puro)19.32
18K (Oro 750)15.58 - 17.2 (varía según la aleación)
14K (Oro 585)12.9 - 14.6 (varía según la aleación)
10K (Oro 417)11.5 - 13.0 (varía según la aleación)

Si la densidad calculada se acerca a uno de estos rangos, te da una indicación del posible quilataje. Por ejemplo, si tu joya pesa 10.0 gramos y desplaza 0.64 ml de agua, su densidad es 10.0 / 0.64 ≈ 15.62 g/cm³. Esto sugiere que podría ser oro de 18K.

Limitaciones: La precisión de esta prueba depende de la exactitud de tu balanza y recipiente medidor. Las joyas con piedras o componentes no metálicos afectarán la medición de volumen y, por lo tanto, el cálculo de la densidad. Esta prueba funciona mejor con piezas de metal macizo.

Otros Métodos (Menos Fiables para Autenticidad Pura)

Existen otros 'trucos' caseros, pero son menos fiables para determinar la autenticidad real del oro, aunque pueden detectar imitaciones muy burdas.

  • Prueba del Imán: El oro puro no es magnético. Si tu joya es atraída por un imán potente, no es oro, o al menos no es predominantemente oro. Sin embargo, algunas aleaciones de oro (especialmente si contienen una proporción significativa de níquel o hierro, aunque menos comunes) pueden ser ligeramente magnéticas. Además, muchas imitaciones de metales no magnéticos (como el latón o el cobre) no reaccionarán al imán, por lo que un resultado negativo no garantiza que sea oro.
  • Prueba de la Cerámica sin Esmaltar: Frota suavemente una parte poco visible de la joya sobre una superficie de cerámica sin esmaltar (como la parte posterior de una baldosa). Si deja una raya dorada, es probable que sea oro. Si deja una raya negra o gris, no lo es. Este método puede dañar la joya y la superficie de cerámica.

¿Cuál es el Mejor Método?

Como has visto, cada método tiene sus limitaciones. La prueba del sello puede ser engañosa, la prueba del ácido es peligrosa y puede dañar la joya, y la prueba de densidad requiere precisión y no funciona bien con piezas complejas o con piedras.

Por lo tanto, la mejor estrategia es combinar varios métodos. Si encuentras un sello, verifica la densidad. Si la densidad coincide con el quilataje del sello, puedes tener una mayor confianza. Si aún dudas, o si las pruebas caseras dan resultados contradictorios, la opción más segura y fiable es acudir a un joyero profesional o a un tasador de metales preciosos. Ellos cuentan con herramientas más sofisticadas (como espectrómetros de fluorescencia de rayos X, que no dañan la joya) y la experiencia necesaria para determinar con precisión la composición y el valor de tu joya.

Preguntas Frecuentes sobre el Oro en Joyería

¿El oro se oxida o se pone negro?

El oro puro (24K) no se oxida ni se empaña. Sin embargo, las aleaciones de oro sí pueden reaccionar con el aire, la humedad, productos químicos (como perfumes, cloro) o el sudor. Los metales mezclados con el oro (especialmente la plata y el cobre) son los responsables del deslustre o la decoloración. Por eso, el oro de menor quilataje (como 10K o 14K) tiende a deslustrarse más fácilmente que el de 18K.

¿Qué significa el número 750 en una joya de oro?

El número 750 es un sello de pureza que indica que la joya contiene 750 partes de oro puro por cada 1000 partes de metal. Esto es equivalente al 75% de oro puro, que corresponde al oro de 18 quilates.

¿Puedo usar la prueba del imán para saber si es oro?

La prueba del imán puede ayudarte a descartar algunas imitaciones hechas de metales ferrosos, pero no es fiable para confirmar que algo es oro. El oro puro no es magnético, pero algunas aleaciones sí pueden ser ligeramente magnéticas, y muchas imitaciones no magnéticas (como el latón) no reaccionarán al imán.

¿La prueba del ácido nítrico daña la joya?

Si la joya no es de oro o es de un quilataje muy bajo, el ácido nítrico reaccionará con los metales de la aleación y puede causar decoloración o daño en el área donde se aplicó. Incluso en oro auténtico, la prueba en la piedra de toque deja una marca de metal raspado.

Si mi joya tiene un sello, ¿es 100% auténtica?

No necesariamente. Aunque los sellos son un buen indicio, lamentablemente existen falsificaciones. Es recomendable complementar la verificación del sello con otras pruebas o, idealmente, con la opinión de un profesional.

Conclusión

Determinar si una joya es de oro auténtico puede requerir un poco de investigación y, en algunos casos, la ayuda de un experto. Empieza buscando el sello de pureza, luego considera realizar pruebas caseras como la de densidad o, con mucha precaución, la del ácido nítrico. Recuerda que la combinación de métodos aumenta la fiabilidad de tus hallazgos.

Para tener total tranquilidad, especialmente con piezas de gran valor emocional o económico, la mejor recomendación es siempre acudir a un profesional. Un joyero o tasador certificado podrá verificar la autenticidad de tu joya con herramientas y conocimientos especializados, dándote la certeza que buscas. Y si estás pensando en adquirir nuevas piezas, elige siempre establecimientos de confianza que garanticen la calidad y autenticidad de sus joyas.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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