¿Qué objetos fabricaban los visigodos?

El Arte Visigodo: Joyas, Armas y Ajuares

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La caída del vasto Imperio Romano de Occidente marcó un punto de inflexión cultural y artístico en Europa. En la Península Ibérica, la llegada y el posterior dominio político de los pueblos germánicos, particularmente los visigodos, supuso la colisión de dos visiones del mundo y del arte profundamente diferentes pero con gran personalidad. Por un lado, pervivía el naturalismo figurativo propio de las artes tardorromanas y paleocristianas. Por otro, se imponía la estética abstracta, geométrica y colorista característica de las artes menores bárbaras. Esta fusión, o a veces contraste, definió gran parte de la producción material de los visigodos durante su asentamiento en Hispania, desde el siglo V hasta el VII.

¿Qué objetos fabricaban los visigodos?
Los objetos principales encontrados en los ajuares visigodos las joyas, las armas y los arreos de caballos, de los que sólo se conserva la parte metálica de las piezas: fíbulas, hebillas, broches, collares, anillos, etc. que suelen destacar por la perfección y finura en su elaboración.

Los visigodos ya gozaban de renombre entre los romanos incluso antes de establecerse dentro de las fronteras imperiales. Eran conocidos por ser artífices y poseedores de objetos suntuosos: las joyas más llamativas, las armas más finamente elaboradas y los arreos de caballo más opulentos. Esta reputación se confirma con los hallazgos arqueológicos, que muestran una producción artística centrada en la metalistería, la orfebrería y la joyería a pequeña escala, destinada principalmente al uso personal y al equipamiento.

La mayor parte de la información sobre los objetos que fabricaban y utilizaban los visigodos en la Península Ibérica procede de sus necrópolis. A diferencia de las grandes necrópolis tardo-paleocristianas, donde se enterraba a los hispanorromanos sin ajuares, los visigodos practicaban la inhumación y acompañaban al difunto con sus mejores galas y pertenencias. Estas necrópolis, que suelen presentar tumbas alineadas en simples fosas señalizadas con un pequeño promontorio de tierra, han aparecido predominantemente en la Meseta castellana. Un ejemplo destacado es la necrópolis de Castiltierra, cerca de Fresno de Cantespino (Segovia), donde se han recuperado ricos ajuares que nos permiten reconstruir parte de la vida y el estatus de aquellos que allí fueron enterrados.

Dentro de estos ajuares funerarios, los objetos principales hallados son las joyas, las armas y los arreos de caballo. Es importante señalar que de estos últimos solo se conserva la parte metálica, dado el carácter perecedero de otros materiales como el cuero o la madera. La abundancia y la calidad de estos objetos metálicos (fíbulas, hebillas, broches, collares, anillos, etc.) suelen destacar por su perfección y finura en la elaboración, incluso cuando se empleaban metales menos valiosos en comparación con prototipos de otras regiones.

Índice de Contenido

El Significado Profundo de los Objetos Visigodos

Más allá de su función práctica o estética, la producción material visigoda, especialmente la metalistería y la orfebrería, encierra un profundo significado cultural y social. Refleja tres principios fundamentales para este pueblo:

  • La Joyería: Riqueza y Poder. Las joyas no eran meros adornos; eran la representación plástica de la riqueza y el poder. En un contexto de establecimiento de un reino propio en Hispania, paralelo al esplendor del Imperio Bizantino, los visigodos utilizaban la ostentación de sus joyas para afirmar su estatus y autoridad. Eran símbolos visibles de prestigio y control sobre los recursos.
  • Las Armas: Nobleza y Valor. Las armas, encontradas frecuentemente en los ajuares masculinos, simbolizaban la nobleza y el valor de un pueblo cuya historia estuvo intrínsecamente ligada a las acciones bélicas. Poseer armas de calidad y ser enterrado con ellas marcaba la identidad guerrera y el estatus dentro de una sociedad donde la capacidad militar era fundamental.
  • Los Arreos de Caballo: Prestigio Social. Los arreos de caballo, o al menos sus partes metálicas, simbolizan el sentido del prestigio social asociado a los jinetes. Esta idea del caballero, heredada del mundo clásico, se mantuvo y potenció en la sociedad visigoda, marcando una constante en la historia y el arte posteriores. Los ricos arreos denotaban la posición elevada del individuo.

Joyas y Adornos Personales: Un Vistazo Detallado

La indumentaria visigoda, que solía consistir en una túnica ceñida con un cinturón ancho, requería de diversos elementos metálicos tanto funcionales como decorativos. Las necrópolis han proporcionado un amplio repertorio de estos objetos.

Entre los adornos personales más comunes y significativos se encuentran las fíbulas. Estas piezas, utilizadas para sujetar mantos o vestimentas, varían en forma y tamaño y a menudo presentan elaboradas decoraciones abstractas, geométricas y coloristas, utilizando incrustaciones. Aunque el texto proporcionado no detalla los tipos específicos de fíbulas, su presencia constante subraya su importancia en la vestimenta y como elemento de distinción social.

Las hebillas y placas de cinturón son otro hallazgo recurrente, especialmente en los ajuares masculinos nobles. Estas piezas complementaban el adorno del cinturón ancho. Generalmente, presentan formas cuadradas o rectangulares y se componen de la hebilla propiamente dicha y una placa unida, con una anilla y un clavillo para la sujeción del cuero del cinturón. Su diseño a menudo incorporaba la estética visigoda de decoración geométrica y, en ocasiones, figurativa estilizada.

Es interesante notar que los prototipos de estas hebillas y placas visigodas se encuentran tanto en el sur de Francia como en Italia. Sin embargo, a pesar de que los objetos hallados en Hispania mantienen formas y sistemas de decoración similares a sus modelos, las técnicas de fabricación suelen ser locales. Además, los metales utilizados en la producción peninsular tienden a ser más pobres y de menos valor, como el bronce, en comparación con los materiales empleados en los prototipos de otras regiones.

Además de fíbulas y hebillas, los ajuares incluyen otros tipos de joyas y adornos personales como broches, collares y anillos. La finura y perfección en la elaboración de estas pequeñas piezas de orfebrería demuestran la destreza de los artesanos visigodos, a pesar de que, en algunos casos, se emplearan metales menos preciosos que en otras áreas del mundo germánico o bizantino.

Técnicas y Materiales en la Orfebrería Visigoda

La producción metalúrgica visigoda se centró en la metalistería, la joyería y la orfebrería a pequeña escala. Aunque el texto no profundiza en las técnicas específicas empleadas, la descripción de los objetos como finos y perfectos, y la mención de su estética colorista y geométrica, sugiere el uso de técnicas como el damasquinado, la incrustación de piedras o pasta vítrea (cloisonné o alveolado, aunque estos términos específicos no están en el texto proporcionado, la descripción del estilo lo implica fuertemente), y el trabajo de repujado o cincelado sobre metal. La preferencia por el bronce y otros metales menos valiosos en las producciones locales, en contraste con el oro y la plata más comunes en otras regiones o en piezas de mayor estatus, también es una característica definitoria de la orfebrería visigoda peninsular.

Consideraciones Arqueológicas y Clasificación

La clasificación de los objetos visigodos se basa en gran medida en su tipología y en el contexto arqueológico de su hallazgo. Las necrópolis, al proporcionar ajuares completos o fragmentados asociados a individuos, permiten estudiar la evolución de las formas, los materiales y las técnicas a lo largo del tiempo y establecer cronologías relativas. La mención de un nivel de clasificación, como el "nivel 4 de Ripoll", indica la existencia de sistemas de catalogación y estudio tipológico que ayudan a los arqueólogos a datar y contextualizar los hallazgos.

Las propias fuentes de información arqueológica pueden presentar complejidades. El ejemplo citado en el texto, donde una pieza es atribuida a dos procedencias distintas (Estevanbela según Zeiss/Cabré, y Palazuelos según una fotografía de la Colección Cabré), ilustra los desafíos en la investigación. Las confusiones o los errores en la documentación histórica de los hallazgos pueden requerir un análisis cuidadoso y comparativo para determinar la procedencia real de una pieza, lo que a su vez afecta su clasificación y contextualización dentro de la producción visigoda.

La clasificación razonada de estos objetos, por tanto, no solo atiende a su forma o material, sino también a su función, su significado cultural y social dentro de la sociedad visigoda, y su lugar en la evolución tipológica y cronológica establecida por la arqueología. Se distinguen claramente las joyas y adornos personales, las armas, y los arreos de caballo, cada categoría con su propio simbolismo y relevancia.

Categoría de ObjetoFunción PrincipalSignificado CulturalEjemplos Típicos (partes metálicas)
Joyas y Adornos PersonalesAdorno, sujeción de vestimentaRiqueza, Poder, EstatusFíbulas, Broches, Collares, Anillos, Hebillas y Placas de Cinturón
ArmasCombate, defensaNobleza, Valor, Identidad GuerreraEspadas, Lanzas (partes metálicas como pomos, regatones), Cuchillos
Arreos de CaballoEquipamiento para montarPrestigio Social, Estatus del Jinete (Caballero)Hebillas, Adornos de correas, Frenos (partes metálicas)

Preguntas Frecuentes sobre los Objetos Visigodos

¿Qué tipo de objetos se han encontrado en las necrópolis visigodas?
Se han encontrado principalmente objetos de metalistería, joyería y orfebrería que formaban parte de los ajuares funerarios. Estos incluyen joyas (fíbulas, broches, collares, anillos), armas y partes metálicas de arreos de caballo.

¿Dónde se localizan principalmente las necrópolis visigodas en Hispania?
La mayoría de las necrópolis visigodas peninsulares con ricos ajuares se han encontrado en la Meseta castellana, con ejemplos notables como la necrópolis de Castiltierra en Segovia.

¿Cuál era el significado de los objetos encontrados en los ajuares visigodos?
Los objetos simbolizaban aspectos clave de la sociedad visigoda: las joyas representaban la riqueza y el poder; las armas, la nobleza y el valor; y los arreos de caballo, el prestigio social y la idea del caballero.

¿Qué materiales utilizaban los visigodos para fabricar estos objetos?
Utilizaban metales diversos. En sus producciones locales en Hispania, era común el uso de bronce y otros metales de menor valor, aunque aplicaban técnicas que lograban gran finura y perfección en el acabado.

¿Cómo se diferenciaba el arte visigodo del arte romano previo?
El arte visigodo tendía hacia una estética abstracta, geométrica y colorista, lo que contrastaba fuertemente con el naturalismo figurativo característico del arte tardorromano y paleocristiano. En Hispania, hubo una fusión de ambas influencias.

¿Eran comunes las hebillas y placas de cinturón?
Sí, las hebillas y placas de cinturón eran un componente habitual de la indumentaria, especialmente en los hombres nobles, y se han encontrado frecuentemente en los ajuares funerarios. Solían ser de forma cuadrada o rectangular.

En conclusión, los objetos fabricados por los visigodos en Hispania, especialmente aquellos recuperados de sus necrópolis, van mucho más allá de su valor material o estético. Constituyen un testimonio invaluable de su estructura social, sus creencias, sus habilidades artesanales y la compleja interacción cultural entre las tradiciones germánicas y el legado romano. La orfebrería, las armas y los arreos de caballo, como componentes esenciales de los ajuares, nos ofrecen una ventana directa a los valores y el estatus de quienes conformaron el reino visigodo en la península.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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