¿Dónde queda el cerro del Plata?

Plata: Del Cerro a la Obra de Arte

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La plata, ese metal resplandeciente que ha cautivado a la humanidad a lo largo de los siglos, tiene orígenes tan diversos y fascinantes como las piezas de orfebrería y platería que con él se crean. Su valor no solo reside en su belleza intrínseca y maleabilidad, sino también en la historia, a veces épica y a veces trágica, de cómo fue extraída de las entrañas de la Tierra. Dos nombres geográficos resuenan en este contexto, cada uno con su propia conexión, literal o figurada, con este precioso elemento: el Cerro del Plata en Argentina y el icónico Cerro Rico de Potosí en Bolivia.

¿Cómo se llamaba la ciudad donde estaba el cerro con la famosa mina de plata?
Potosí se convirtió en la urbe más poblada de América. En la mina trabajaron millones de personas esclavizadas hasta la muerte. La leyenda cuenta que con la cantidad de plata extraída del Cerro Potosí se podía construir un puente entre América y España.

Para entender verdaderamente el arte de trabajar la plata, es fundamental conocer de dónde proviene. No brota mágicamente; es el fruto de complejos procesos geológicos y, posteriormente, de la laboriosa extracción humana. Es aquí donde montañas específicas adquieren un significado especial, no solo como accidentes geográficos, sino como fuentes de riqueza material y simbólica que han alimentado la historia, la economía y, por supuesto, las artes suntuarias.

Índice de Contenido

El Cerro Rico de Potosí: La Montaña de Plata por Excelencia

Cuando se habla de montañas y plata, el primer nombre que suele venir a la mente, especialmente en el contexto americano, es el del Cerro Potosí. Conocido también como Cerro Rico o, en quechua, Sumak Urqu (Cerro Hermoso), esta imponente elevación en el departamento de Potosí, Bolivia, es una leyenda viva de la minería y la riqueza. Con una altitud aproximada de 4800 metros sobre el nivel del mar, su fama no deriva de su altura, sino de lo que guardaba en su interior.

La historia de su descubrimiento es casi mítica. Cuenta la tradición que en 1545, un pastor quechua llamado Diego Huallpa, buscando refugio del frío nocturno en una grieta de la montaña, encontró una veta asombrosamente rica en plata. La noticia de este hallazgo llegó rápidamente a oídos de los españoles, quienes no tardaron en iniciar una explotación intensiva y a una escala sin precedentes. El Cerro Rico se convirtió en el motor económico del Imperio Español y en el epicentro de una de las extracciones de metales preciosos más grandes de la historia.

La cantidad de plata extraída de este cerro a lo largo de los siglos fue colosal. Se dice que con ella se podría construir un puente entre América y España, una hipérbole que ilustra la magnitud de la riqueza que de allí emanó. Esta abundancia de metal tuvo un impacto global, alterando economías, financiando guerras y viajes de exploración, y, crucialmente para nuestro tema, proveyendo la materia prima para una vasta cantidad de objetos de platería y orfebrería que circularon por el mundo.

Sin embargo, esta riqueza tuvo un costo humano terrible. Millones de personas, principalmente indígenas y africanos esclavizados, fueron forzadas a trabajar en condiciones inhumanas dentro de las minas, perdiendo la vida en el proceso. La historia del Cerro Rico de Potosí es, por tanto, una dualidad: una fuente inagotable de plata que impulsó el arte de la platería, pero también un símbolo del sufrimiento y la explotación a gran escala.

El Cerro del Plata: Un Nombre Vinculado a la Belleza Natural

Contrastando con la historia minera directa del Cerro Rico, encontramos el Cerro del Plata en la provincia de Mendoza, Argentina. Ubicado en el cordón montañoso homónimo, que forma parte de la Cordillera Frontal dentro de la gran Cordillera de los Andes, este pico se alza majestuosamente a 5.968 metros sobre el nivel del mar. Es el pico más alto de su cordón y el 12.º cerro más alto de la provincia de Mendoza.

El origen de su nombre, según la información disponible, no se relaciona con la extracción de plata mineral, sino con su apariencia. Debe su apelativo a que su cumbre se encuentra nevada durante todo el año, ofreciendo un espectáculo blanco y brillante que evoca el color y el brillo de la plata. Visto desde lejos, especialmente desde la Ruta Nacional 7 en las proximidades de Mendoza, su imponente figura cubierta de nieve es realmente llamativa.

Aunque no sea una fuente directa de mineral de plata, el Cerro del Plata es significativo en el mundo del montañismo. Es un destino muy conocido entre andinistas nacionales e internacionales, quienes lo ascienden como entrenamiento y aclimatación para desafíos mayores, como el ascenso al cercano cerro Aconcagua. Su historia de ascensiones, que se remonta a 1925 con alpinistas como Hans Stepanek, habla de la conquista de la naturaleza y la fascinación por las grandes alturas.

¿Dónde queda el cerro del Plata?
Cerro El PlataLocalizaciónMendoza, ArgentinaCaracterísticas generalesTipoMontañaAltitud5968 metros

Así, el nombre "Plata" se asocia aquí a la pureza, el brillo y la blancura de la nieve perpetua, una belleza natural que comparte el nombre con el metal precioso, aunque por razones diferentes. Ambos cerros, uno por su contenido mineral y el otro por su apariencia nevada, llevan un nombre que resuena con el metal que es la base de la platería.

De la Montaña al Taller: El Arte de la Platería

Una vez que la plata es extraída de lugares como el Cerro Rico de Potosí, comienza un viaje completamente diferente, uno que la lleva de ser una simple roca mineral a convertirse en objetos de arte, utilitarios o ceremoniales. Este es el reino de la orfebrería y la platería, oficios ancestrales que transforman el metal bruto en creaciones de gran belleza y valor.

La platería es el arte de trabajar la plata, ya sea pura (aunque es demasiado blanda para la mayoría de los usos) o aleada con otros metales, comúnmente cobre, para aumentar su dureza y durabilidad. Las aleaciones más comunes son la plata de ley 925 (92.5% plata y 7.5% cobre) o la plata 950 (95% plata y 5% cobre), indicando la pureza del metal precioso en la mezcla.

El proceso de transformar la plata mineral en una pieza acabada es laborioso y requiere gran habilidad. Comienza con la fundición del mineral para obtener el metal puro. Luego, este metal se moldea en lingotes o se lamina en láminas de diferentes grosores o se estira en alambres. A partir de aquí, el platero utiliza una variedad de técnicas:

  • Modelado y Forja: Dar forma al metal mediante martillado y calentamiento.
  • Cincelado y Repujado: Crear diseños en relieve o bajo relieve golpeando el metal con cinceles y martillos.
  • Grabado: Incidir líneas y diseños en la superficie del metal.
  • Fundición: Verter plata líquida en moldes para crear formas específicas.
  • Soldadura: Unir diferentes piezas de plata.
  • Pulido: Dar brillo final a la pieza.

Históricamente, las regiones ricas en yacimientos de plata, como el Virreinato del Perú (que incluía el Alto Perú, hoy Bolivia, con Potosí), desarrollaron una tradición platera excepcional. La abundancia de materia prima permitió la creación de magníficas piezas religiosas, litúrgicas, utilitarias (bandejas, cuberterías, mates) y ornamentales (joyas, adornos). Maestros plateros, tanto europeos como locales, florecieron, creando estilos propios que hoy son valorados como patrimonio cultural.

Impacto Histórico y Legado

La plata extraída de lugares como Potosí no solo llenó las arcas de imperios, sino que también impulsó el desarrollo de la platería a niveles artísticos. La disponibilidad masiva del metal significó que no solo la realeza o la iglesia podían poseer objetos de plata, sino que también una burguesía emergente podía acceder a ellos, fomentando una mayor demanda y diversificación de estilos.

Hoy en día, el Cerro Rico de Potosí sigue siendo explotado, aunque con rendimientos mucho menores y bajo condiciones que, si bien han mejorado, aún presentan desafíos significativos. El Cerro del Plata, por su parte, mantiene su majestad nevada, siendo un emblema natural de la región de Cuyo.

Ambos cerros, cada uno a su manera, nos recuerdan la conexión profunda entre la Tierra y los materiales que utilizamos para crear belleza y utilidad. La plata, nacida en las profundidades de montañas como el Cerro Rico o evocada por la blancura de cumbres como el Cerro del Plata, sigue siendo un metal precioso, cuya historia está intrínsecamente ligada a la geografía, la historia humana y, por supuesto, el arte milenario de la orfebrería y la platería.

Tabla Comparativa: Cerro del Plata vs. Cerro Rico de Potosí

CaracterísticaCerro del Plata (Argentina)Cerro Rico de Potosí (Bolivia)
UbicaciónProvincia de Mendoza, ArgentinaDepartamento de Potosí, Bolivia
CordilleraCordillera Frontal (Andes)Andes
Altitud Aproximada5.968 m s. n. m.4.800 m s. n. m.
Conexión con la PlataNombre derivado de la nieve perpetua en su cumbre (apariencia).Famoso por sus vastos yacimientos de mineral de plata (contenido).
Actividad Principal ConocidaMontañismo, aclimatación.Minería histórica y actual de plata.
Significado Histórico PrincipalHito del montañismo regional, belleza natural.Fuente masiva de plata para el Imperio Español, motor económico global, símbolo de explotación minera.

Preguntas Frecuentes sobre la Plata y sus Orígenes

¿Todo el metal utilizado en la platería proviene de montañas famosas como Potosí?
El Cerro Rico de Potosí fue una de las fuentes de plata más importantes del mundo durante siglos, proveyendo una enorme cantidad del metal utilizado históricamente. Sin embargo, existen y han existido yacimientos de plata en muchas otras partes del mundo (México, Perú, Estados Unidos, etc.). Potosí es relevante por la magnitud y el impacto histórico de su producción.
¿El Cerro del Plata en Argentina tuvo minas de plata activas?
Según la información proporcionada, el nombre del Cerro del Plata se debe a la nieve perpetua en su cumbre. El texto no menciona la existencia de minas de plata activas o históricas en este cerro específico. Su fama está más ligada al montañismo.
¿Cómo influyó la abundancia de plata de Potosí en la platería?
La gran cantidad de plata extraída de Potosí significó que había una vasta disponibilidad de materia prima. Esto permitió el florecimiento de talleres de platería en las colonias americanas y en Europa, impulsando la creación de innumerables piezas y el desarrollo de técnicas artísticas específicas en el trabajo de la plata.
¿La plata usada hoy en día en orfebrería proviene de los mismos lugares?
Hoy la minería de plata continúa en muchas partes del mundo, incluyendo Bolivia, Perú, México, China, Australia, etc. Las fuentes han cambiado y diversificado a lo largo de los siglos, pero la extracción minera sigue siendo el origen del metal para la orfebrería y platería modernas.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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