¿Qué es la Puerta del Lagarto en la Catedral de Sevilla?

Catedral de Sevilla: Puertas y Grandezas

Valoración: 4.54 (6245 votos)

La Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla se alza imponente, no solo como un monumento de fe, sino también como un testimonio vivo de la historia y la arquitectura. Reconocida mundialmente por su magnitud y belleza, ostenta el título de la catedral gótica más grande del mundo, un logro arquitectónico que la sitúa como el tercer templo de mayor tamaño a nivel global, solo superada por la Basílica de San Pedro en el Vaticano y la Catedral de San Pablo en Londres. Esta magnificencia, junto a su rica herencia, le valió ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

¿Qué es la Puerta del Lagarto en la Catedral de Sevilla?
Puerta del Lagarto\n\n Es una puerta sencilla que conecta la Catedral con una de las galerías del Patio de los Naranjos. Es famosa porque en ella, se encuentran colgado dos de los objetos más buscados de la Seo: el cocodrilo de madera, que da nombre a la puerta, y el colmillo de elefante.
Índice de Contenido

Las Puertas de la Catedral: Accesos con Historia y Simbolismo

El acceso a este vasto complejo catedralicio se realiza a través de diez puertas, cada una con su propia historia y significado. Sin embargo, es crucial entender que no todas formaron parte del diseño gótico original. Tres de estas puertas son adiciones o herencias de estructuras preexistentes o posteriores: la Puerta del Perdón, que sirvió como entrada a la antigua mezquita sobre la que se erigió la catedral; la Puerta del Lagarto, que proporcionaba acceso directo al encantador Patio de los Naranjos; y la Puerta del Sagrario, que comunica con la iglesia homónima adyacente.

Esto implica que la concepción inicial de la Catedral gótica contemplaba siete puertas. Este número, cargado de simbolismo en diversas culturas y tradiciones, no fue una elección casual, sino que subraya la profunda carga mística y espiritual que envolvía a las grandes catedrales medievales. Además, un rasgo distintivo en la disposición de sus accesos es la presencia, por primera vez en la historia de este tipo de templos, de dos puertas flanqueando la cabecera. Esta innovadora distribución sería posteriormente emulada en la Catedral de la Ciudad de México, evidenciando la influencia arquitectónica sevillana.

Las puertas se distribuyen estratégicamente por las fachadas del templo. En la fachada oeste, conocida como la fachada de los pies y que da a la Avenida de la Constitución, encontramos tres portadas principales: la Puerta de la Asunción, la Puerta del Bautismo y la Puerta de San Miguel. En esta misma ala existe una cuarta puerta, pero como mencionamos, pertenece a la Iglesia del Sagrario y no a la Catedral propiamente dicha. La fachada sur, que colinda con la calle Fray Ceferino González, alberga la Puerta del Príncipe. Hacia el este, en la zona de la cabecera, se sitúan las Puertas de las Campanillas y la Puerta de Palos, accesibles desde la Plaza del Triunfo y la Plaza Virgen de los Reyes, respectivamente. Finalmente, en la fachada norte, paralela a la calle Alemanes, encontramos las Puertas del Lagarto, del Perdón y de la Concepción.

La Puerta del Lagarto: Un Vínculo con el Patio de los Naranjos

Entre la multitud de accesos que posee la Catedral de Sevilla, la Puerta del Lagarto destaca por su peculiar nombre y su función histórica. Situada en la fachada norte del edificio, específicamente en la calle Alemanes, esta puerta no formó parte del diseño gótico original de la catedral. Su propósito principal era servir de punto de acceso al Patio de los Naranjos, un espacio emblemático que también tiene sus orígenes en la estructura de la antigua mezquita aljama. A diferencia de otras puertas que fueron concebidas para la funcionalidad litúrgica o representativa del templo gótico, la Puerta del Lagarto es un recordatorio de la evolución y adaptación del edificio a lo largo de los siglos, integrando elementos de la estructura islámica previa en el nuevo conjunto cristiano.

Aunque el texto proporcionado no detalla el origen exacto de su singular denominación ("del Lagarto"), su ubicación y su conexión con el Patio de los Naranjos la convierten en un punto de interés dentro del recorrido por las numerosas entradas de la catedral. Es una de las tres puertas que se distinguen de la planificación gótica inicial de las siete puertas, compartiendo esta característica con la Puerta del Perdón y la Puerta del Sagrario, lo que subraya su rol particular dentro del conjunto arquitectónico.

La Catedral de Sevilla: Grandezas y Reconocimientos

La Catedral de Sevilla no es solo un edificio de impresionante tamaño, es un hito histórico y cultural de relevancia mundial. Su distinción como la catedral gótica más grande del mundo es un dato ampliamente conocido y celebrado. Esta magnitud la posiciona como el tercer templo de mayor tamaño a nivel mundial, quedando solo por detrás de la Basílica de San Pedro en Roma y la Catedral de San Pablo en Londres. Este colosal logro arquitectónico del gótico fue reconocido internacionalmente en 1987, cuando la UNESCO la incluyó en su prestigiosa lista de Patrimonio de la Humanidad, un testimonio de su valor universal excepcional.

La custodia de este invaluable patrimonio recae sobre el Cabildo Metropolitano, que ha velado por su historia y funcionamiento durante siete siglos. El Cabildo mantiene la liturgia diaria, organiza las grandes festividades como el Corpus y la Inmaculada, promueve la devoción a la Virgen de los Reyes y lleva a cabo una extensa pastoral sacramental, ejerciendo su función como la principal iglesia de la Diócesis de Sevilla. Esta labor continuada asegura que la catedral siga siendo un centro espiritual y cultural vibrante.

¿Cuál es la catedral gótica más grande del mundo?
La catedral de Sevilla es la catedral gótica más grande del mundo, la catedral católica más grande del mundo (la Basílica de San Pedro no es realmente una catedral) y el tercer templo en cuanto a tamaño tras la Basílica de San Pedro del Vaticano en Roma, y San Pablo en Londres.

En el año 2008, un hallazgo significativo enriqueció el conocimiento sobre la catedral: se encontró el plano más antiguo conocido del edificio en el Monasterio de Bidaurreta de Oñate, en Guipúzcoa. Este descubrimiento arroja nueva luz sobre la planificación y construcción de esta monumental obra.

Singularidades Arquitectónicas: Un Legado Islámico y Gótico

La arquitectura de la Catedral de Sevilla presenta aspectos inusuales que la distinguen de otras catedrales góticas. Se trata de un edificio insólito que cuenta con cinco naves, una disposición que se distribuye con una perfecta orientación musulmana, mirando hacia Levante (el Este). Esta orientación, heredada de la mezquita aljama preexistente, es una de las muchas huellas del pasado islámico del sitio.

Quizás el aspecto más controvertido y único de su diseño es la ausencia de una cabecera en el sentido gótico habitual, es decir, en forma de ábside con girola. En lugar de ello, la catedral posee una planta de salón que es un rectángulo perfecto, correspondiéndose milimétricamente con la de la alhama. De esta estructura islámica no solo heredó la planta rectangular, sino también la inusual disposición de sus puertas, como ya hemos mencionado. Esta fidelidad a la planta original de la mezquita es una característica definitoria de la catedral sevillana.

En cuanto a los muros, el texto señala que poseen poco espesor. Sin embargo, la estabilidad y el soporte de la estructura se logran mediante un complejo sistema. Las capillas laterales están separadas por estribos que se disponen de manera perpendicular al eje central del templo. Estos estribos culminan en 28 pilares adosados a los muros y otros 32 pilares exentos, distribuidos por las naves. En conjunto, estos 60 pilares soportan las 68 bóvedas ojivales que cubren las naves del templo.

La iluminación natural dentro de la catedral es escasa, ya que las ventanas son relativamente pequeñas en comparación con las de otras catedrales góticas. No obstante, estas ventanas albergan bellos vitrales que, aunque limitan la entrada de luz, dotan al interior de una atmósfera mística y colorida.

La Giralda: Torre y Campanario Emblemático

Adyacente a la catedral, pero con una identidad propia que le ha valido también el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987, se encuentra la Giralda. Aunque en cierto modo autónoma, su función primordial es la de torre y campanario de la Catedral de Sevilla. Su relevancia no se limita a su ubicación o su rica historia, sino que abarca su singular diseño arquitectónico, su papel a lo largo de los siglos y su profundo significado dentro del entramado histórico de la ciudad.

La Giralda posee una base cuadrada que se sitúa a 7,12 metros sobre el nivel del mar, con un lado de 13,61 metros. Su imponente altura alcanza los 104,06 metros. La base de la torre fue construida siguiendo el modelo del alminar de la mezquita Kutubia de Marrakech, Marruecos, evidenciando de nuevo la influencia arquitectónica islámica. Sin embargo, el remate superior y el campanario fueron añadidos posteriormente, mostrando una clara influencia del Renacimiento europeo, lo que le confiere esa mezcla única de estilos que la caracteriza.

El Corazón Litúrgico y Simbólico: Nave Central y Capilla Mayor

La impresionante nave central de la catedral alberga dos de las edificaciones más carismáticas y funcionalmente importantes del templo: el coro y la Capilla Mayor. El coro, flanqueado por grandes órganos de tubos, es el centro de la vida litúrgica del Cabildo. La Capilla Mayor, por su parte, se eleva en cuatro plantas y custodia el retablo mayor, una obra de arte de incalculable valor.

¿Quién pintó el techo de la catedral?
Artículo. En 1508, el Papa encargó al célebre escultor y pintor florentino Miguel Ángel (1475-1564) que pintara escenas en el techo de la Capilla Sixtina del Vaticano.

Entre el coro y la Capilla Mayor se sitúan tres zonas anexas que desempeñan papeles cruciales en la organización simbólica del espacio. Estas son la nave de San Fernando Rey, el crucero, cuyas bóvedas son las más altas de todo el conjunto catedralicio, y el Trascoro. Cada una de estas tres zonas se corresponden, según la interpretación histórica, con las tres jerarquías que coexistían en la ciudad medieval de Sevilla: la catedral regia o panteón de los reyes, que albergaba los sepulcros reales; la catedral eclesiástica, la parte reservada y utilizada por el Arzobispo y el Cabildo para las ceremonias; y la catedral popular, situada hacia Poniente, el espacio destinado a los fieles.

La Capilla Real: Sede de la Realeza y la Patrona

Cumpliendo las funciones de cabecera del templo, se encuentra la Capilla Real. Esta construcción es singular dentro del conjunto gótico de la catedral, ya que se presenta como una especie de ábside de estilo renacentista. Su ubicación es precisamente donde, en una catedral gótica típica, se esperaría encontrar una gran girola ojival. Esta particularidad estilística y de disposición la convierte en un elemento arquitectónico único.

Más allá de su singularidad arquitectónica, la Capilla Real tiene una profunda importancia histórica y religiosa. En su interior se halla el panteón del Rey San Fernando III de Castilla, conquistador de Sevilla, y de su hijo Alfonso X el Sabio, así como los sepulcros de otros miembros de la familia real de la época. Además, esta capilla custodia la venerada imagen gótica de Santa María de los Reyes, la patrona de la archidiócesis de Sevilla, lo que la convierte en un centro de devoción fundamental.

Tesores Artísticos y Reliquias de la Historia

El interior de la Catedral de Sevilla no solo impresiona por su arquitectura y escala, sino también por la vasta colección de tesoros artísticos y reliquias históricas que alberga. Su pinacoteca es notable, con una gran cantidad de pinturas de maestros renombrados. Entre ellas destacan obras de Murillo, como los retratos de San Isidoro y San Leandro. También se pueden admirar cuadros como Santa Teresa, pintado por Zurbarán, y una cabeza esculpida de San Juan Bautista.

Además de las obras pictóricas y escultóricas, la catedral guarda un elemento de gran relevancia histórica: el mausoleo de Cristóbal Colón. Esta imponente obra escultórica, realizada por Arturo Mélida, se encuentra ubicada en el brazo derecho del crucero de la Catedral. Es en este lugar donde, según la tradición y las investigaciones, reposan los restos del famoso descubridor de América, añadiendo una capa más de significado histórico a este ya monumental templo.

Distribución de las Puertas de la Catedral de Sevilla

Para facilitar la comprensión de los accesos a la catedral, presentamos una tabla resumen de las puertas y su ubicación según la información proporcionada:

FachadaUbicación / Calle / PlazaPuertasNotas
Oeste (Pies)Avenida de la ConstituciónAsunción, Bautismo, San MiguelMás la puerta de la Iglesia del Sagrario (no Catedral)
SurCalle Fray Ceferino GonzálezPríncipe-
Este (Cabecera)Plaza del Triunfo, Plaza Virgen de los ReyesCampanillas, PalosFlanquean la cabecera
NorteCalle AlemanesLagarto, Perdón, ConcepciónLagarto y Perdón no son del plan gótico original

Esta tabla permite visualizar la distribución de los accesos y entender cómo se integran las puertas del plan gótico con aquellas que tienen un origen distinto, como la Puerta del Lagarto.

Preguntas Frecuentes sobre la Catedral de Sevilla

¿Qué es la Puerta del Lagarto en la Catedral de Sevilla?
La Puerta del Lagarto es una de las diez puertas de acceso a la Catedral de Sevilla, situada en la fachada norte (Calle Alemanes). No formó parte del plan gótico original de siete puertas, sino que fue un acceso al Patio de los Naranjos. Su nombre exacto y el motivo detrás no se detallan en la información proporcionada, pero es reconocida por su singularidad.
¿Cuál es el dato famoso sobre la Catedral de Sevilla?
El dato más famoso es que es la catedral gótica más grande del mundo. Además, es el tercer templo de mayor tamaño a nivel global, después de la Basílica de San Pedro y San Pablo, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.
¿Cuál es la catedral gótica más grande del mundo?
La catedral gótica más grande del mundo es la Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla.
¿Cuántas puertas tiene la Catedral de Sevilla?
La Catedral de Sevilla tiene diez puertas de acceso en total. Sin embargo, el plan gótico original contemplaba siete, siendo las Puertas del Perdón, del Lagarto y del Sagrario adiciones o herencias de estructuras anteriores o posteriores.
¿La planta de la Catedral de Sevilla es típica del gótico?
No, la planta de la Catedral de Sevilla es inusual para el gótico. Posee una planta de salón rectangular que se corresponde milimétricamente con la de la antigua mezquita aljama (alhama), de la que heredó esta forma y la disposición de algunas puertas, en lugar de la cabecera con ábside y girola típica del estilo gótico.

En conclusión, la Catedral de Sevilla es un monumento de dimensiones colosales y una complejidad histórica fascinante. Desde sus numerosas puertas, cada una contando una parte de su evolución, como la singular Puerta del Lagarto que conecta con su pasado islámico, hasta su condición de la mayor catedral gótica del planeta y su rica colección artística, este templo representa un cruce de culturas, estilos y épocas que sigue asombrando a quienes lo visitan.

Si quieres conocer otros artículos parecidos a Catedral de Sevilla: Puertas y Grandezas puedes visitar la categoría Orfebreria.

Avatar photo

Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

Subir