¿Cuáles son las etapas del proceso de extracción del oro?

El Arte de Fabricar Platería Metálica

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La platería metálica, presente en nuestras mesas en forma de cubiertos y utensilios, es mucho más que simples herramientas para comer. Cada cuchara, tenedor o cuchillo es el resultado de un intrincado proceso de fabricación que combina la tradición de la orfebrería con la precisión de la tecnología moderna. Es un viaje fascinante que transforma humildes trozos de metal en objetos de uso diario, cargados de historia y funcionalidad.

Desde los talleres antiguos donde cada pieza se forjaba a mano, hasta las modernas fábricas con maquinaria avanzada, la esencia de dar forma al metal para crear belleza y utilidad ha permanecido. Aunque los métodos han evolucionado, la necesidad de habilidad, conocimiento de los materiales y atención al detalle sigue siendo fundamental en la creación de platería de calidad.

¿Cómo se fabrican los artículos de plata?
La plata fina, compuesta en un 99 % por plata, es muy blanda y maleable, por lo que suele alearse con cobre para aumentar su resistencia. La plata esterlina se obtiene fundiendo plata pura (cuyo punto de fusión es de 960,5 °C) y combinando cobre fundido (cuyo punto de fusión es de 1093 °C) .
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El Viaje del Metal: De la Materia Prima a la Forma Inicial

El primer paso en la creación de platería metálica es la selección del material adecuado. Históricamente, la plata ha sido el material por excelencia, dando nombre a la 'platería'. Sin embargo, hoy en día, el acero inoxidable es, con diferencia, el material más común debido a su durabilidad, resistencia a la corrosión y facilidad de mantenimiento. Otros metales y aleaciones también se utilizan, dependiendo del uso y el valor deseado de la pieza.

Una vez seleccionado el metal, este se prepara. En el caso del acero inoxidable, a menudo llega en grandes bobinas o láminas. Para metales como la plata, puede ser necesario fundir lingotes para crear la forma base. La fabricación puede comenzar de varias maneras, pero dos métodos comunes para dar la forma inicial a los cubiertos son la forja y el estampado.

Forja: Tradición y Resistencia

La forja implica calentar el metal y golpearlo con martillos (manuales o mecánicos) para darle forma gradualmente. Este método alinea las fibras del metal, haciendo que la pieza sea muy resistente y duradera. Aunque más laborioso y costoso, la forja se sigue utilizando, especialmente para cubiertos de alta gama o con diseños complejos en el mango.

Estampado: Eficiencia y Precisión

El estampado es un proceso más industrial y eficiente para la producción en masa. Grandes prensas hidráulicas o mecánicas cortan y dan forma a las piezas a partir de láminas de metal. El metal se coloca entre dos moldes o matrices (una superior, llamada punzón, y una inferior) que, al cerrarse la prensa, cortan la silueta de la pieza (cuchara, tenedor, cuchillo) y le dan su forma tridimensional básica, como la concavidad de una cuchara o la curvatura de un tenedor.

Refinando la Forma: Corte y Desbaste

Después del estampado o la forja inicial, la pieza bruta aún no está lista. Puede tener bordes irregulares, excesos de material (rebabas) o necesitar ajustes finos en su forma. Aquí entran en juego procesos como el corte de precisión y el desbaste.

El corte elimina el material sobrante, mientras que el desbaste, a menudo realizado con muelas abrasivas o lijas, refina los contornos, suaviza los bordes y asegura que las proporciones sean correctas. Es un paso crítico para que la pieza no solo tenga la forma deseada, sino que también sea segura y cómoda de usar.

El Brillo Final: El Proceso de Pulido

Uno de los pasos más transformadores en la fabricación de platería es el pulido. Este proceso, que puede ser manual o automatizado, es el responsable de darle al metal ese acabado brillante y espejo que asociamos con la platería de calidad. El pulido elimina pequeñas imperfecciones de la superficie, marcas de herramientas y arañazos, dejando la superficie lisa y reflectante.

El pulido generalmente se realiza en varias etapas, utilizando diferentes tipos de ruedas de pulido (hechas de tela, fieltro o otros materiales) y compuestos abrasivos de diferente granulometría. Se comienza con abrasivos más gruesos para eliminar defectos mayores y se termina con compuestos muy finos para lograr el máximo brillo. Este paso requiere una gran habilidad para aplicar la presión correcta y mover la pieza de manera uniforme, evitando el sobrecalentamiento o la deformación del metal.

Una vez que la pieza ha sido cuidadosamente pulida y su superficie brilla, llega un paso crucial para la identidad del fabricante: el estampado del logo. Este proceso, aunque parece sencillo, exige un alto nivel de precisión y habilidad por parte del operario.

El proceso se realiza típicamente utilizando una prensa de estampado. La pieza, por ejemplo, una cuchara recién pulida, se alimenta cuidadosamente en la prensa. La parte de la matriz que da forma al logo, conocida como punzón, desciende y presiona con fuerza sobre el metal. El punzón tiene el diseño del logo grabado en relieve o en hueco, y al impactar el metal, transfiere ese diseño a la superficie de la cuchara, creando la marca del fabricante.

El desafío reside en la alineación perfecta. El logo debe estamparse siempre en el mismo lugar predefinido de la pieza (por ejemplo, en la parte trasera del mango de la cuchara) y con la orientación correcta. Un operario experimentado debe colocar la pieza con exactitud en el soporte de la prensa antes de cada ciclo de estampado. Cualquier pequeña desviación resultará en un logo mal posicionado o torcido, lo que afectaría la calidad final de la pieza.

La fuerza de la prensa también debe estar calibrada correctamente. Una presión insuficiente no marcará el logo con claridad, mientras que una presión excesiva podría deformar la pieza o dañar la matriz. Es una operación que combina la potencia de la máquina con el toque experto y el ojo atento del trabajador.

Acabados Adicionales y Control de Calidad

Además del pulido y el estampado del logo, algunas piezas de platería pueden recibir acabados adicionales, como satinado (un acabado mate), baño de plata (para piezas de otros metales) o la aplicación de patrones decorativos mediante grabado o prensado. Cada uno de estos pasos añade complejidad y valor estético a la pieza.

Finalmente, pero no menos importante, cada pieza de platería pasa por un riguroso control de calidad. Se inspecciona visualmente y, a veces, con instrumentos de medición, para verificar que no haya defectos en la forma, el acabado, el pulido, el estampado del logo y que cumpla con todas las especificaciones de diseño y calidad. Solo las piezas que superan esta inspección final están listas para ser empaquetadas y enviadas.

Materiales Comunes en la Fabricación de Platería

La elección del metal es fundamental para las características y el uso de la platería. Aquí comparamos brevemente los más populares:

MaterialCaracterísticas PrincipalesVentajasDesventajasUsos Comunes
Plata Esterlina (925)Aleación de plata (92.5%) y cobre (7.5%)Alto valor, belleza clásica, maleableSe deslustra (oxida), requiere pulido regular, costosaCubertería de lujo, piezas decorativas, joyería
Acero InoxidableAleación de hierro, cromo y níquel (principalmente)Resistente a la corrosión y manchas, duradero, fácil mantenimiento, económicoMenor valor percibido que la plata, puede rayarseCubertería de uso diario, utensilios de cocina
Alpaca (Níquel-Plata)Aleación de cobre, níquel y zincSimilar a la plata en apariencia (inicialmente), resistente, más económica que la plataPuede deslustrarse, no contiene plata realCubertería económica, objetos decorativos

Preguntas Frecuentes sobre la Fabricación de Platería

  • ¿Es toda la platería metálica fabricada de la misma manera?

    No, los procesos varían según el metal, el diseño, el nivel de calidad y el volumen de producción. La forja es más artesanal que el estampado industrial, por ejemplo.

  • ¿Cuánto tiempo lleva fabricar una pieza de cubertería?

    Depende enormemente del proceso. Una pieza forjada a mano puede llevar horas, mientras que en una línea de producción industrial, miles de piezas pueden estamparse y procesarse automáticamente por hora, con la intervención humana en pasos clave como el pulido, el estampado del logo y el control de calidad.

  • ¿Por qué el estampado del logo requiere tanta habilidad?

    Asegurar que el logo esté perfectamente alineado y con la profundidad correcta en miles de piezas idénticas requiere un ojo experto y una manipulación precisa de la pieza en la máquina de estampado.

  • ¿Cómo se crean los patrones decorativos en los mangos?

    Los patrones pueden crearse durante el proceso de estampado inicial (la matriz tiene el diseño), mediante grabado (manual o láser) después de dar forma a la pieza, o aplicando piezas decorativas separadas.

Conclusión: La Fusión de Técnica y Arte

La fabricación de platería metálica es un testimonio de la capacidad humana para transformar materiales brutos en objetos de belleza y función. Desde la selección del metal y los primeros pasos de forja o estampado, pasando por el minucioso desbaste y el brillante pulido, hasta el toque final del estampado del logo que le confiere identidad, cada etapa es crucial.

Requiere el conocimiento de la metalurgia, la precisión de la maquinaria y, sobre todo, la habilidad y la atención al detalle de los artesanos y operarios. Así, la próxima vez que sostengas una pieza de cubertería, recuerda el complejo y fascinante viaje que realizó el metal para llegar a tu mano, un viaje donde la técnica se encuentra con el arte.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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