¿Cuándo se creó la platería?

Orfebrería y Platería: El Esplendor Barroco del Siglo XVII

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El siglo XVII fue una época de profundos cambios y contrastes en Europa y el mundo. Fue el escenario de guerras, exploraciones, descubrimientos científicos y, sobre todo, de un florecimiento artístico sin precedentes dominado por el estilo Barroco. Si bien el usuario pregunta de forma amplia sobre las creaciones de este siglo, en el fascinante universo de la orfebrería y la platería, el siglo XVII marcó una era de máxima expresión, donde el oro y la plata se transformaron en manifestaciones de poder, fe y belleza exuberante.

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Lejos de ser meros objetos funcionales o decorativos, las piezas creadas por los orfebres y plateros de este periodo son testigos materiales de la opulencia de las cortes, la riqueza de la Iglesia y la habilidad técnica llevada a su máxima expresión. Es el siglo donde el metal precioso adquiere movimiento, drama y una intensidad emocional que no se había visto antes.

Índice de Contenido

El Barroco: El Alma del Siglo XVII en Metales Preciosos

El estilo Barroco, que se consolidó a principios del siglo XVII, nació en Roma y se extendió rápidamente por toda Europa y sus colonias. Se caracteriza por su teatralidad, su búsqueda del movimiento, el contraste de luces y sombras (claroscuro), la riqueza de los detalles, la asimetría controlada y la expresión de emociones intensas. En la orfebrería y la platería, esto se tradujo en piezas que abandonaron la serenidad y el equilibrio del Renacimiento para adoptar formas dinámicas, superficies ricamente ornamentadas y una sensación general de grandiosidad y dinamismo.

Los objetos ya no eran estáticos; parecían retorcerse, expandirse, llenos de vida y energía. La decoración cubría casi por completo las superficies, utilizando motivos vegetales retorcidos (hojas de acanto, guirnaldas), elementos arquitectónicos (columnas salomónicas, frontones rotos), figuras humanas y animales con gran expresividad, y escenas mitológicas o religiosas llenas de dramatismo. La luz jugaba un papel crucial, reflejándose en las superficies pulidas y destacando los relieves creados por las técnicas de repujado y cincelado.

Técnicas Maestras que Dieron Vida al Metal

La magnificencia de las creaciones del siglo XVII fue posible gracias al dominio y, en algunos casos, al perfeccionamiento de diversas técnicas metalúrgicas y decorativas. Los orfebres y plateros eran verdaderos artistas y artesanos, miembros de gremios poderosos que protegían y transmitían sus conocimientos.

Repujado y Cincelado: Esculpiendo la Luz y la Sombra

El repujado (dar forma al metal desde el reverso para crear un relieve en el anverso) y el cincelado (trabajar el anverso para detallar, perfilar y añadir texturas al relieve) fueron las técnicas reinas del Barroco en metal. Permitían crear volúmenes impresionantes y detalles intrincados, logrando efectos de profundidad y movimiento que daban vida a las superficies. Con estas técnicas, se podían representar desde elaborados motivos florales hasta complejas escenas narrativas con multitud de figuras.

Fundición: Creando Formas Complejas

La fundición se utilizaba para crear elementos tridimensionales o partes de objetos que eran difíciles de lograr solo con lámina de metal. Asas de jarras, pies de copas, figuras decorativas y elementos de sujeción a menudo se fundían por separado y luego se soldaban a la pieza principal. Esto permitía una mayor complejidad formal y la creación de piezas con gran volumen y estabilidad.

Grabado: La Línea que Define

Aunque el repujado y el cincelado dominaban en volumen, el grabado seguía siendo fundamental para añadir detalles finos, texturas, inscripciones, escudos heráldicos o patrones decorativos sobre superficies planas o de bajo relieve. El grabado a buril permitía líneas limpias y precisas, complementando la exuberancia de las formas repujadas.

Esmaltado y Engaste de Piedras Preciosas: Color y Brillo

El uso de esmaltes (vidrio fundido sobre metal) y el engaste de piedras preciosas (diamantes, rubíes, esmeraldas, perlas) aportaban color, brillo y un valor intrínseco adicional a las piezas. Si bien el esmalte no fue tan prominente como en periodos anteriores como el Gótico, se siguió utilizando, a menudo en pequeños detalles o para resaltar ciertas áreas. El engaste de piedras, por otro lado, ganó importancia, especialmente con la creciente disponibilidad de diamantes. Las monturas se volvieron más elaboradas para realzar el brillo de las gemas.

Creaciones Emblemáticas del Periodo Barroco

El siglo XVII vio la creación de una vasta gama de objetos en oro y plata, cada uno reflejando el espíritu de la época y el propósito para el que fueron creados.

Objetos Religiosos: La Gloria Divina en Metal

La Iglesia Católica fue uno de los principales mecenas del arte Barroco, y la orfebrería religiosa alcanzó niveles de esplendor sin precedentes. Cálices, patenas, copones, atriles, frontales de altar, sagrarios y, sobre todo, las custodias (ostensorios para exponer la Eucaristía) se convirtieron en verdaderas joyas arquitectónicas y escultóricas en miniatura. Eran piezas de gran tamaño, ricamente ornamentadas con escenas bíblicas, figuras de santos, ángeles, elementos vegetales y arquitectónicos, a menudo rematadas con resplandores solares y profusión de piedras preciosas y perlas. Su propósito era inspirar asombro y devoción, reflejando la majestad de lo divino.

Platería Civil y de Corte: Símbolo de Estatus y Poder

Las cortes reales y la alta nobleza demandaban platería suntuosa para demostrar su riqueza y estatus. Las vajillas de plata (platos, fuentes, jarras, cubiertos) se volvieron más elaboradas y pesadas. Se crearon centros de mesa monumentales, candelabros de varios brazos, saleros, vinagreras y objetos de tocador (espejos, cepillos, cajas) de gran lujo. Estos objetos, utilizados en banquetes y ceremonias, no solo servían a su función, sino que eran símbolos visibles del poder y la sofisticación de sus propietarios. La decoración seguía los mismos patrones barrocos de exuberancia, con escudos heráldicos, escenas mitológicas o alegóricas y motivos vegetales.

Joyería: Lujo Personal

La joyería del siglo XVII también adoptó el estilo Barroco. Los diseños se volvieron más grandes y llamativos. Los pendientes, collares, broches y anillos a menudo presentaban monturas elaboradas que realzaban las piedras preciosas, especialmente los diamantes, que se tallaban con nuevas técnicas para maximizar su brillo. Las perlas barrocas (irregulares) eran muy apreciadas por su forma orgánica que se adaptaba al gusto por el movimiento. La joyería no solo adornaba, sino que también comunicaba estatus social y riqueza.

Centros de Producción y Estilos Regionales

Aunque el Barroco fue un estilo paneuropeo, existieron diferencias y particularidades regionales en la orfebrería y platería del siglo XVII.

España y las Indias: El flujo masivo de plata desde las minas de América (Potosí, Zacatecas) alimentó una producción ingente tanto en España como en las colonias. La platería española y virreinal se caracterizó por su monumentalidad, su fuerte carácter religioso y el uso abundante de la técnica del repujado. Ciudades como Sevilla, Madrid, Toledo, México y Potosí se convirtieron en importantes centros. La platería virreinal a menudo fusionó técnicas europeas con iconografía y materiales locales.

Francia: Bajo el reinado de Luis XIII y, sentando las bases para el esplendor de Luis XIV, la orfebrería francesa se orientó hacia el lujo y la sofisticación de la corte. Se destacaron en la creación de vajillas, objetos de tocador y joyería con un refinamiento y una elegancia distintivos, aunque igualmente barrocos.

Italia: Cuna del Barroco, Italia produjo orfebrería religiosa de gran dramatismo y platería civil para la nobleza y el clero. Roma, Florencia y Venecia fueron centros importantes, cada uno con sus matices estilísticos.

Norte de Europa: En países como los Países Bajos, Inglaterra y Alemania, la platería también floreció, influenciada por el Barroco pero a menudo con un carácter algo más sobrio o con particularidades locales, como el desarrollo de estilos decorativos específicos o la producción de objetos para la burguesía además de la nobleza.

El Legado del Siglo XVII

La orfebrería y platería del siglo XVII dejó un legado duradero. Estableció estándares de habilidad técnica y expresión artística que influenciaron a generaciones posteriores de artesanos. Las formas y motivos barrocos siguieron siendo populares, aunque evolucionando hacia el Rococó en el siglo XVIII. Muchas de las magníficas piezas creadas en este periodo se conservan hoy en museos, iglesias y colecciones privadas, testimonios de una época en la que los metales preciosos se convirtieron en lienzos para el arte más opulento y dramático.

Comparativa de Objetos: Religioso vs. Civil

CaracterísticaObjetos Religiosos (Ej: Custodias, Cálices)Platería Civil/Corte (Ej: Vajillas, Candelabros)
Propósito PrincipalUso litúrgico, devoción, exposición sagrada.Uso doméstico (banquetes, tocador), ostentación, símbolo de estatus.
Formas TípicasFormas arquitectónicas (templetes), copas, recipientes para reliquias, elementos simbólicos (soles, cruces).Platos, fuentes, jarras, jarrones, candeleros, espejos, cajas.
Decoración HabitualEscenas bíblicas, figuras de santos, ángeles, motivos eclesiásticos, símbolos de la Eucaristía.Motivos vegetales (hojas de acanto, guirnaldas), escenas mitológicas, heráldica, figuras alegóricas, grotescos.
Énfasis ArtísticoTransmisión de la fe, solemnidad, inspiración divina, asombro.Lujo, belleza formal, demostración de riqueza, funcionalidad (a menudo secundaria a la decoración).
Tamaño y PesoFrecuentemente monumentales y pesados (especialmente custodias).Varían, pero las piezas de corte tienden a ser grandes y sólidas.

Preguntas Frecuentes sobre la Orfebrería del Siglo XVII

¿Cuál fue el estilo artístico dominante en la orfebrería del siglo XVII?

El estilo dominante fue el Barroco, caracterizado por su opulencia, dinamismo, dramatismo y riqueza decorativa.

¿Qué metales se utilizaron principalmente?

Se utilizaron principalmente la plata y el oro, a menudo combinados o con elementos de otros materiales preciosos.

¿De dónde provenía gran parte de la plata en este siglo?

Una cantidad significativa de plata provenía de las minas de América, especialmente de lugares como Potosí en el Virreinato del Perú (actual Bolivia) y Zacatecas en el Virreinato de Nueva España (actual México).

¿Se creaban solo objetos para la Iglesia?

No, aunque la Iglesia fue un mecenas muy importante, también se crearon numerosos objetos civiles para las cortes, la nobleza y la alta burguesía, como vajillas, objetos de tocador y joyería.

¿Cómo se diferencia la orfebrería barroca de la renacentista?

La orfebrería barroca es más dinámica, asimétrica, emocional y ricamente decorada en comparación con la orfebrería renacentista, que tiende a ser más equilibrada, simétrica, serena y con decoración más contenida.

¿Qué tipo de objetos religiosos barrocos son los más conocidos?

Las custodias monumentales son quizás las piezas religiosas más emblemáticas del Barroco por su tamaño, complejidad y riqueza decorativa.

En conclusión, el siglo XVII, impulsado por el espíritu del Barroco, no solo fue un periodo de grandes creaciones en múltiples campos, sino que en la orfebrería y la platería representó una cumbre de maestría técnica y expresión artística, dejando un legado de piezas suntuosas que aún hoy nos asombran por su belleza y opulencia.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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