¿Qué reliquias hay en la Catedral de Sevilla?

Tesoros y Reliquias de la Catedral de Sevilla

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La Catedral de Sevilla, imponente testigo de la historia y la fe en Andalucía, alberga en su interior uno de los tesoros artísticos y religiosos más valiosos y mejor conservados de España. Sus fondos son tan extensos y significativos que a menudo se comparan con los de instituciones de la talla de la Biblioteca Nacional o El Escorial. Más allá de su arquitectura gótica monumental y su famosa Giralda, la Catedral custodia un patrimonio inmaterial y material incalculable, distribuido en diversas salas y capillas, ofreciendo a los visitantes un viaje a través de los siglos.

¿Quién pintó el techo de la catedral?
Artículo. En 1508, el Papa encargó al célebre escultor y pintor florentino Miguel Ángel (1475-1564) que pintara escenas en el techo de la Capilla Sixtina del Vaticano.

Este vasto tesoro no se limita a un único tipo de objeto, sino que abarca una diversidad asombrosa de piezas. Desde la más humilde de las ofrendas hasta las obras de arte más sofisticadas, el conjunto está compuesto por elementos de todos los tamaños y elaborados con materiales tan variados como el oro, la plata, las perlas, la pedrería, el terciopelo y otros tejidos preciosos. El cuidado con el que se han preservado estas piezas a lo largo del tiempo subraya su importancia, no solo como objetos de valor intrínseco, sino como testimonios de la historia, la cultura y la devoción.

Índice de Contenido

El Impresionante Tesoro Artístico de la Catedral

El tesoro de la Catedral de Sevilla es una colección ecléctica que refleja la riqueza y la influencia de la Archidiócesis a lo largo de los siglos. Incluye una vasta colección de vasos sagrados utilizados en la liturgia, relicarios de diversas formas y tamaños que custodian fragmentos considerados santos, y custodias monumentales empleadas en procesiones solemnes, como la del Corpus Christi. Las cruces procesionales, los libros litúrgicos, y una impresionante colección de aproximadamente 300 libros de coro, algunos ricamente iluminados, forman parte también de este acervo.

Además de los objetos directamente relacionados con el culto, el tesoro comprende alrededor de 2000 ornamentos y vestidos litúrgicos, verdaderas obras de arte textil que muestran la evolución de la moda y las técnicas de bordado a lo largo de los siglos. Pero el tesoro no se detiene ahí; se extiende a una colección de arte que incluye aproximadamente 550 pinturas datadas entre los siglos XV y XX, con firmas de maestros como Pedro de Campaña, Francisco Pacheco, Francisco Herrera, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal y Matías de Arteaga, entre otros. Las esculturas, tanto interiores como exteriores, algunas sepulcrales en mármol, madera o alabastro, y los retablos que datan de los siglos XV al XVIII, distribuidos por las numerosas capillas de la Catedral, completan este panorama artístico.

La Orfebrería y Platería del Tesoro

Dentro de este inmenso patrimonio, la orfebrería y la platería ocupan un lugar destacado. La habilidad de los artesanos que trabajaron el oro y la plata para crear cálices, patenas, custodias, relicarios y otros objetos litúrgicos es evidente en cada detalle. Estas piezas no solo servían a un propósito funcional en la celebración de la misa y otros ritos, sino que también eran manifestaciones de piedad y riqueza, a menudo encargadas por prelados, nobles o gremios.

Las custodias, en particular, son ejemplos cumbres de la platería. La Custodia del Corpus de la Catedral de Sevilla, una magnífica obra de plata del siglo XVI, es una de las más célebres. Su tamaño y la intrincada labor de cincelado y repujado la convierten en una pieza central del tesoro y en protagonista de la procesión del Corpus. La presencia de piezas vinculadas al descubrimiento de América, como una patena supuestamente usada en la primera misa en México, y los imponentes vizarrones de plata (grandes candelabros), subraya la conexión histórica de Sevilla con el Nuevo Mundo y cómo la riqueza de las Indias influyó en el arte sacro de la ciudad.

Reliquias Emblemáticas: Fe e Historia

Las reliquias, objetos o fragmentos asociados a santos o a eventos sagrados, han sido veneradas en el cristianismo desde tiempos tempranos. La Catedral de Sevilla alberga una significativa colección de ellas, muchas custodiadas en preciosos relicarios. Entre las más destacadas se encuentran las reliquias de San Leandro y San Isidoro, dos figuras fundamentales en la historia eclesiástica de la Península Ibérica. Quizás una de las reliquias más universalmente reconocidas que se conservan es un fragmento que se cree que pertenece a la Corona de Espinas de la Pasión de Cristo.

Pero más allá de los fragmentos conservados en relicarios, la Catedral custodia reliquias de un carácter más histórico y tangible, directamente vinculadas a la figura de San Fernando, el rey que reconquistó Sevilla en 1248. Estos objetos no solo tienen un valor religioso, sino también un profundo significado histórico y simbólico para la ciudad.

Objetos Únicos y Curiosidades

El tesoro de la Catedral no solo contiene objetos de culto tradicional, sino también algunas piezas únicas que rozan la leyenda. Un ejemplo fascinante es el cocodrilo, o más bien su réplica de madera. La leyenda cuenta que el Sultán de Egipto envió a San Fernando una embajada con diversos regalos, incluyendo un cocodrilo vivo, con la intención de pedir la mano de una princesa castellana. Aunque la propuesta matrimonial fue declinada, el cocodrilo se quedó en Sevilla. Tras su muerte, fue disecado y expuesto en el Patio de los Naranjos, donde hoy se ve una réplica de madera colocada en 1752. Junto a él, se exponen otros objetos curiosos como un colmillo de elefante, un bastón ceremonial y una brida de caballo sobredimensionada, que añaden un toque enigmático a la entrada.

La Espada y el Pendón del Rey Santo

Entre las piezas más veneradas relacionadas con San Fernando se encuentran su espada, conocida como 'La Lobera', y el pendón que ondeó durante el sitio de Sevilla. 'La Lobera' se convirtió en un símbolo del poder real y de la Reconquista. Cada año, el 25 de noviembre, aniversario de la reconquista de la ciudad, la espada y el pendón son llevados en procesión solemne por la Catedral, un acto que conmemora la victoria y la entrada del rey en la ciudad.

El pendón, un estandarte histórico que fue testigo de los cruciales momentos del asedio, ha sido cuidadosamente conservado y restaurado. Se guarda en condiciones climáticas controladas cerca de la Capilla del Bautismo, garantizando su preservación para las futuras generaciones. Estos objetos son más que simples artefactos; son emblemas de la identidad sevillana y de la conexión de la ciudad con su rey santo.

Las Misteriosas Llaves de la Ciudad

Otro conjunto de objetos con un inmenso valor histórico son las llaves de la ciudad. Tras el largo sitio, los gobernantes musulmanes de Sevilla entregaron las llaves a San Fernando, simbolizando la rendición pacífica y la transición del poder. Este acto es fundamental para entender la historia de Sevilla y su carácter de crisol de culturas, donde convivieron poblaciones musulmanas, judías y cristianas, un concepto conocido como 'las tres culturas'.

Las llaves que se conservan hoy están ricamente decoradas y llevan inscripciones que reflejan este encuentro de mundos. Una de ellas está inscrita en latín con la frase “Dios abrirá, el Rey entrará” ('Deus aperiet, Rex intrabit'), mientras que la otra lleva una inscripción en árabe que reza “Todo el poder pertenece a Dios” ('Allah al-qadir'). Estas llaves no solo son objetos históricos; son símbolos de la identidad plural de Sevilla y de un momento crucial en su historia.

El Cuerpo Incorrupto de San Fernando

Quizás la reliquia más sorprendente y venerada de la Catedral de Sevilla sea el cuerpo incorrupto de San Fernando III de Castilla. El rey, fallecido en 1252, fue sepultado inicialmente en la cripta de la Catedral, ataviado con sencillas vestiduras monacales, a los pies de la Virgen de los Reyes, tal como había sido su deseo. Aunque su cuerpo fue trasladado varias veces, finalmente encontró su lugar de descanso definitivo en 1729.

¿Cuál es la catedral gótica más grande del mundo?
La catedral de Sevilla es la catedral gótica más grande del mundo, la catedral católica más grande del mundo (la Basílica de San Pedro no es realmente una catedral) y el tercer templo en cuanto a tamaño tras la Basílica de San Pedro del Vaticano en Roma, y San Pablo en Londres.

La particularidad de esta reliquia es que, a diferencia de la mayoría de los santos cuyos restos se conservan en forma de fragmentos, el cuerpo de San Fernando se muestra de forma íntegra. Durante la mayor parte del año, su tumba parece la de cualquier otro monarca. Sin embargo, en su festividad, el 30 de mayo (aniversario de su muerte), los laterales del sepulcro se abren para permitir a los fieles contemplar el cuerpo incorrupto del rey santo. Este acto de veneración es uno de los momentos más importantes del calendario litúrgico de la Catedral y atrae a numerosos devotos.

Otras Piezas Notables y su Ubicación

Además de las reliquias y objetos históricos, el tesoro incluye piezas de arte de gran formato que merecen mención. Un ejemplo es el Tenebrario, un candelabro de bronce de más de siete metros de altura, utilizado en los oficios de Semana Santa. Su magnitud y antigüedad (aunque el texto no especifica su fecha, su descripción sugiere una pieza notable) lo convierten en un elemento singular dentro del patrimonio mueble de la Catedral.

La mayor parte de este vasto tesoro se expone en la sala conocida como la 'Casa de Cuentas', un espacio diseñado para albergar y mostrar estas valiosas colecciones. Sin embargo, otra parte significativa se encuentra en las sacristías, como la 'Sacristía Mayor' y la 'Sacristía de los Cálices', espacios que, además de su función litúrgica, sirven como museos improvisados para muchas piezas. Otras obras y objetos importantes permanecen en su ubicación original dentro del templo, en capillas como la 'Capilla Real' o la 'Capilla Mayor', integrados en la propia estructura y decoración de la Catedral.

Aunque el foco principal de este artículo es el tesoro y las reliquias, es interesante notar que la propia estructura de la Catedral guarda secretos históricos. Por ejemplo, las columnas que rodean parte del perímetro exterior, muchas de ellas procedentes de la cercana ciudad romana de Itálica, marcaban en el pasado el límite entre la ley eclesiástica (dentro del anillo de columnas) y la ley civil (fuera), ofreciendo santuario a quienes lo necesitaban. La inscripción en la Giralda, 'TURRIS FORTISSIMA NOMEN DNI PROVERB 18' (La torre más fuerte es el nombre del Señor. Proverbio 18), hace referencia al Proverbio 18:10 de la Biblia, que dice: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado.” Esta inscripción, junto al lema de la ciudad 'NO8DO', añade otra capa de significado histórico y simbólico al conjunto.

Preguntas Frecuentes sobre el Tesoro y Reliquias

¿Qué es lo más valioso del tesoro de la Catedral de Sevilla?
Es difícil determinar una pieza 'más valiosa' ya que el valor puede ser artístico, histórico o religioso. Sin embargo, la Custodia del Corpus, la espada y el pendón de San Fernando, las llaves de la ciudad y el cuerpo incorrupto de San Fernando son considerados entre los elementos más importantes y emblemáticos.

¿Se pueden ver todas las reliquias?
Muchas de las reliquias y objetos del tesoro están expuestos en las salas del tesoro (Casa de Cuentas, Sacristía Mayor, Sacristía de los Cálices). El cuerpo de San Fernando solo se muestra al público en su festividad, el 30 de mayo.

¿Dónde está enterrado San Fernando?
San Fernando está enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. Su tumba se encuentra bajo la bóveda, y su cuerpo incorrupto es accesible a la vista en una fecha específica del año.

¿Qué objetos hay del descubrimiento de América?
El texto menciona una patena utilizada supuestamente en la primera misa celebrada en México y grandes candelabros de plata conocidos como vizarrones, vinculados a la riqueza procedente del Nuevo Mundo.

¿Qué significa la inscripción del Proverbio 18 en la Giralda?
La inscripción 'TURRIS FORTISSIMA NOMEN DNI PROVERB 18' se refiere a Proverbios 18:10, que en español se traduce comúnmente como "Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado". Simboliza la protección divina.

¿Por qué hay un cocodrilo en la Catedral?
Según la leyenda, es una réplica de madera de un cocodrilo disecado que fue un regalo del Sultán de Egipto a San Fernando en el siglo XIII. Se expone en el Patio de los Naranjos.

¿Dónde se guardan la espada y el pendón de San Fernando?
Estos objetos históricos se conservan en la Catedral y se exponen públicamente durante celebraciones especiales, como el 25 de noviembre.

Conclusión

El tesoro de la Catedral de Sevilla es un compendio fascinante de arte, historia y fe. Desde las obras de orfebrería más delicadas hasta las reliquias más veneradas, pasando por objetos únicos cargados de leyenda, cada pieza cuenta una parte de la rica historia de Sevilla y de su Catedral. Explorar estas colecciones es adentrarse en un pasado donde el arte servía a la devoción, la historia se entrelazaba con la leyenda, y la riqueza se materializaba en objetos de incalculable valor.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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