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La Orfebrería y Platería en el Corazón de México

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El arte de trabajar los metales preciosos, conocido como orfebrería cuando se trata principalmente de oro, y platería cuando es plata, ha sido una parte fundamental de la historia y la cultura de México. Desde tiempos inmemoriales, las civilizaciones que habitaron este territorio dominaron técnicas complejas para transformar estos metales en objetos de poder, ritual, adorno y uso cotidiano. Hoy en día, el legado de esta maestría se preserva y exhibe en diversas instituciones culturales y museos, que actúan como guardianes de un patrimonio invaluable.

¿Cómo se llama el museo de la esposa de Carlos Slim?
Registro Museo Soumaya, Plaza Carso La sede del Museo Soumaya Plaza Carso (la primera se ubica en Plaza Loreto) exhibirá en seis pisos alrededor de 6 200 obras.

En ciudades como la Ciudad de México, encontramos recintos que albergan colecciones vastas y diversas. Aunque un museo pueda ser conocido por su amplia gama de arte, como el Museo Soumaya, fundado por la señora Soumaya Domit de Slim, que resguarda desde arte europeo hasta arte mexicano y artes decorativas, es en la exploración de sus salas donde a menudo se descubren piezas de orfebrería y platería que narran historias de épocas pasadas y técnicas asombrosas. Estos museos son puntos de encuentro donde el público puede maravillarse con la habilidad de los artesanos que, a lo largo de los siglos, han dado forma a la identidad metálica de México.

Índice de Contenido

Museos: Tesoros Metálicos Bajo Resguardo

Los museos desempeñan un papel crucial en la conservación, investigación y difusión del arte de la metalistería. No solo protegen las piezas del paso del tiempo, sino que también las presentan en contextos que ayudan a comprender su significado histórico, cultural y artístico. Un museo dedicado a la historia o la antropología, por ejemplo, podría exhibir artefactos de oro y plata prehispánicos, mostrando su uso en rituales o como símbolos de estatus.

Otros museos con enfoque en el arte virreinal o las artes decorativas destacarán la platería colonial, reflejo de la fusión de estilos y técnicas indígenas y europeas. Explorar estos espacios es un viaje a través de la evolución del diseño y la técnica, donde cada bandeja labrada, cada joya finamente detallada, tiene una historia que contar sobre la sociedad que la creó.

La Orfebrería Prehispánica: Legado Ancestral

Mucho antes de la llegada de los españoles, los pueblos originarios de Mesoamérica ya eran maestros en el trabajo del oro y otros metales. Civilizaciones como la mixteca, la zapoteca y la mexica crearon piezas de una belleza y complejidad técnica extraordinarias. Utilizaban técnicas como la cera perdida para crear figuras huecas, la filigrana para intrincados diseños de hilo, el repujado para dar volumen a las superficies y la granulación para añadir texturas delicadas.

El oro era considerado un metal sagrado, asociado con el sol y utilizado principalmente en objetos rituales, ofrendas funerarias y adornos para la élite. La plata, aunque también trabajada, no tenía el mismo simbolismo cósmico que el oro. Sitios arqueológicos como el de Tlatelolco, parte de la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México, nos recuerdan la grandeza de estas civilizaciones y la importancia de su legado material, aunque las piezas de metales preciosos de estos sitios a menudo se encuentran dispersas en colecciones museísticas dedicadas a la arqueología.

La Platería Colonial: Fusión de Estilos y Abundancia

Con la llegada de los españoles, la explotación de las ricas minas de plata de Nueva España impulsó una nueva era para la metalistería. La platería alcanzó un auge sin precedentes. Los artesanos indígenas, que ya poseían un profundo conocimiento de los metales, adoptaron las técnicas europeas, como el cincelado y el grabado, fusionándolas con sus propias tradiciones estéticas. El resultado fue un estilo único, el barroco novohispano, caracterizado por su exuberancia y detalle.

La plata se utilizó para crear una vasta gama de objetos: desde suntuosos vasos sagrados, custodias y candelabros para iglesias y conventos (como los que pudieron haber existido en el convento de San Buenaventura en Tlatelolco), hasta vajillas, charolas y marcos para espejos en las casas de la aristocracia, sin olvidar la joyería personal. Esta época consolidó a México como una potencia platera a nivel mundial.

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Técnicas Maestras: Del Mineral a la Obra de Arte

El proceso de transformar el metal en una pieza de arte es laborioso y requiere gran habilidad. Algunas de las técnicas fundamentales incluyen:

  • Fundición: Calentar el metal hasta que se vuelve líquido para verterlo en moldes. La técnica de la cera perdida fue esencial en la época prehispánica.
  • Forjado: Dar forma al metal golpeándolo con martillos, a menudo en caliente.
  • Laminado y Trefilado: Reducir el metal a láminas o hilos finos.
  • Soldadura: Unir piezas de metal utilizando una aleación de menor punto de fusión.
  • Repujado y Cincelado: Dar relieve a una lámina de metal desde el reverso (repujado) o decorar la superficie con herramientas (cincelado).
  • Grabado: Crear diseños incisos sobre la superficie del metal.
  • Filigrana: Soldar finos hilos de metal para crear patrones calados.
  • Granulación: Decorar una superficie soldando pequeñas esferas de metal.
  • Pulido: Dar brillo final a la pieza.

Estas técnicas, perfeccionadas a lo largo de siglos, son la base de la maestría artesanal que aún hoy se practica.

Orfebrería vs. Platería: Más Allá del Metal

Aunque a menudo se mencionan juntas, la orfebrería y la platería tienen sus particularidades, no solo por el metal principal que trabajan, sino a veces por las técnicas predominantes o el tipo de objetos creados.

CaracterísticaOrfebreríaPlatería
Metal PrincipalOro (y a veces platino, aleaciones de metales preciosos)Plata (principalmente)
Asociación Histórica PrehispánicaMayor simbolismo religioso y político, asociado al sol.Menor simbolismo cósmico, también trabajada pero menos abundante en hallazgos rituales.
Uso Principal Histórico (General)Joyería fina, objetos de alto estatus, piezas rituales pequeñas.Objetos utilitarios de lujo (vajillas, bandejas), ornamentación arquitectónica, objetos religiosos grandes, joyería.
Maleabilidad y DuctilidadExtremadamente alta, permite hilos y láminas muy finas.Alta, pero ligeramente menor que el oro puro.
Resistencia a la CorrosiónMuy alta, no se oxida fácilmente.Puede empañarse (oxidarse superficialmente) con el tiempo y la exposición.

Preguntas Frecuentes sobre Orfebrería y Platería

¿Cuál es la diferencia principal entre orfebrería y platería?
La principal diferencia radica en el metal base utilizado. La orfebrería se refiere al trabajo con oro y otros metales preciosos (platino, aleaciones), mientras que la platería se enfoca en el trabajo con plata. Sin embargo, muchas técnicas son comunes a ambas disciplinas.

¿Se siguen utilizando las técnicas prehispánicas hoy en día?
Sí, muchas técnicas ancestrales como la cera perdida, la filigrana y la granulación han sido rescatadas y son utilizadas por artesanos contemporáneos, a menudo combinándolas con técnicas coloniales y modernas.

¿Dónde puedo ver ejemplos de orfebrería y platería histórica en México?
Diversos museos en México exhiben colecciones importantes. Museos de antropología e historia (como el Museo Nacional de Antropología) tienen valiosas piezas prehispánicas. Museos de arte virreinal o histórico (como el Museo Franz Mayer, aunque no mencionado en el texto de partida, es un ejemplo notable de colecciones de artes decorativas que incluyen platería) albergan extensas colecciones de la época colonial. Grandes museos con colecciones variadas, como el Museo Soumaya, también pueden incluir piezas de metalistería en sus exposiciones.

¿Es la orfebrería y platería solo arte histórico?
No, la orfebrería y platería son artes vivas. Muchos artesanos y diseñadores contemporáneos continúan creando obras maestras utilizando técnicas tradicionales e innovando con nuevos enfoques y diseños, manteniendo viva esta rica tradición.

Conclusión

El arte de trabajar el oro y la plata en México es un reflejo de su compleja y fascinante historia. Desde los intrincados adornos de las élites prehispánicas, pasando por la suntuosa platería que embelleció iglesias y hogares durante la Colonia, hasta las creaciones contemporáneas que fusionan tradición y modernidad, la metalistería mexicana sigue brillando con luz propia. Museos y colecciones privadas en todo el mundo resguardan estas piezas, permitiéndonos apreciar la habilidad, la creatividad y el profundo significado cultural que encierran. Es un legado que merece ser conocido y valorado, un testimonio de la maestría de generaciones de artesanos que han moldeado la identidad metálica de una nación.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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