¿Qué son los moldes metálicos?

Moldes Esenciales para Joyería y Metalurgia

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La creación de piezas metálicas, desde elaborada joyería hasta componentes industriales, depende fundamentalmente de una herramienta ancestral y versátil: el molde. Ya sea reproduciendo intrincados detalles en metales preciosos o fabricando robustos elementos en aleaciones como el Zamak, la elección y fabricación adecuada del molde son pasos determinantes para alcanzar la forma y calidad deseadas. A lo largo de la historia, diversas técnicas de moldeo han evolucionado, adaptándose a nuevos materiales y procesos, pero la esencia de replicar una forma sigue siendo el corazón de la labor del artesano y la industria.

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Índice de Contenido

El Arte Milenario de la Fundición a la Cera Perdida y los Moldes de Silicona

La fundición a la cera perdida es una técnica milenaria utilizada para reproducir piezas originales con gran fidelidad. Este proceso, empleado tanto por maestros artesanos como por aficionados, implica verter una aleación de metal líquido en un molde. La particularidad reside en que se utiliza un modelo de cera que se derrite y se elimina, dejando una cavidad hueca dentro del molde que reproduce exactamente la forma del modelo de cera. Para la creación de joyería o para uso industrial y personal, la combinación de resina epoxi con moldes de silicona se presenta como una opción destacada.

¿Qué utilizan los joyeros para hacer moldes?
Flexible, fácil de despegar y resistente al calor, el caucho de silicona es el material elegido para crear moldes de joyería.

Los moldes de silicona, especialmente cuando se combinan con adhesivos de resina epoxi, ofrecen resultados y un procesamiento superiores en comparación con los moldes de resina plástica. Son intrínsecamente más suaves, poseen una mayor durabilidad, son flexibles, lo que facilita enormemente el desmoldeo de las piezas, no amarillean con el tiempo y presentan una excepcional resistencia al calor, soportando temperaturas de hasta 200 °C. Esta combinación de propiedades permite reproducir hasta los más minúsculos detalles. Los silicones proporcionan la mejor fidelidad de reproducción para la fabricación de joyería mediante este proceso de fundición a la cera perdida debido a su inherente flexibilidad y sus propiedades mecánicas únicas, que permiten capturar la textura y forma del modelo original con una precisión asombrosa.

Tecnologías de Curado para Moldes de Silicona de Precisión

La precisión en los moldes es crucial para la joyería de alta calidad. Los fabricantes de siliconas han desarrollado gamas completas de productos elastómeros de caucho RTV-2 con propiedades esenciales para crear moldes precisos destinados a la fundición. Estos productos son fáciles de usar y proporcionan la resistencia necesaria, estabilidad dimensional y una excelente fluidez en estado líquido, lo que otorga a los creadores la libertad de diseñar y fabricar la joyería más fina con prácticamente cualquier aleación de metal. La amplia gama de durezas y cinéticas de curado disponibles permite adaptarse a los requisitos específicos de cada proyecto, facilitando el diseño de las piezas de joyería más creativas.

Existen principalmente dos tipos de tecnologías de curado para lograr los moldes más precisos:

  • Grados de Curado por Policondensación: Históricamente conocidos y utilizados en la fabricación clásica de moldes. Han alcanzado un alto nivel de desarrollo buscando una resistencia mecánica y química duradera con baja sensibilidad a la inhibición. Dependiendo del material de reproducción que se vaya a utilizar, se puede elegir el catalizador más adecuado y el tiempo de curado ideal para optimizar el proceso.
  • Grados de Curado por Poliadición: Diseñados específicamente para aplicaciones de alto rendimiento. La tecnología de poliadición confiere a los silicones propiedades especiales como una menor contracción lineal, alta dureza, curado acelerado, curado profundo en secciones gruesas, alta estabilidad dimensional y, en algunos casos, transparencia. Estas propiedades son críticas cuando se requieren procesos de alta precisión, como en la creación de prototipos donde la exactitud es primordial.

El conocimiento y la experiencia en siliconas están al servicio de los creadores. Marcas especializadas ofrecen siliconas de alta calidad y pureza con el soporte técnico necesario. Estos equipos de especialistas trabajan con artesanos, diseñadores de moda o educadores para ayudarles a encontrar los productos de silicona adecuados para materializar las joyas de sus sueños, asegurando que la calidad del molde sea el punto de partida para una pieza final excepcional.

Moldes Metálicos para la Inyección de Metales, como el Zamak

Para la elaboración de piezas mediante el proceso de inyección de metales, como es el caso del Zamak, la máquina de inyección requiere una herramienta fundamental: el molde metálico. Este molde es confeccionado para que el artículo adquiera unos detalles específicos, buscando siempre obtener el mejor resultado posible. Ya sea para fabricar componentes para la industria automotriz o para crear bisutería, la fabricación de moldes metálicos se convierte en un paso esencial dentro del sistema de producción.

Los moldes de inyección son, en esencia, herramientas metálicas, generalmente fabricadas en acero, necesarias para obtener piezas inyectadas en Zamak. El formato y la cavidad interna de estos moldes permiten fabricar artículos de acuerdo a las preferencias y necesidades del cliente, reproduciendo fielmente el diseño. Un molde metálico se concibe como un bloque robusto que contiene diversas piezas internas que dan forma a la cavidad. Este bloque es atornillado firmemente a la máquina de inyección una vez que el procedimiento de producción va a iniciarse. Por lo tanto, la fabricación de los moldes o matrices es una parte integrante y crucial del sistema global necesario para elaborar objetos en Zamak; no es un método industrial aislado, sino el corazón del proceso de inyección.

Clasificación de los Moldes Metálicos para Fundición por Inyección

Dentro del universo industrial y metalúrgico, los moldes metálicos para fundición por inyección pueden clasificarse atendiendo a diferentes criterios, principalmente su durabilidad y uso. Los tipos más comunes hallados en la industria son los siguientes:

  • Moldes Permanentes: Entre los tipos de moldes para fundición por inyección, estos son aquellos que están diseñados y construidos para resistir la fabricación de un gran número de piezas. Por su robustez y el material con el que están hechos, pueden ser empleados durante un periodo de tiempo considerablemente más largo, siendo ideales para producciones en masa.
  • Moldes Temporales: Estos moldes, aunque también pueden ser fabricados de metal, en algunas ocasiones se elaboran con otros materiales capaces de soportar el proceso de inyección por un tiempo limitado. En cuanto a su duración, solamente aguantan la confección de un número reducido de elementos de Zamak, o incluso uno solo, por lo que necesitan ser sustituidos con mayor frecuencia que los moldes permanentes.
  • Moldes Removibles y Desechables: Esta variante de clasificación se basa en la condición del molde una vez finalizada la formación de la pieza. Presentan modelos que pueden estar hechos con poliuretano o metal, dependiendo de la aplicación específica y el material a inyectar. Con respecto a su perdurabilidad o estado post-proceso, si estos moldes se destrozan o quedan inutilizables al finalizar la formación de la pieza, se les denomina como desechables. En caso de que los moldes continúen en buenas condiciones y puedan ser utilizados nuevamente para producir más piezas, se les clasifica como removibles.

Tipos de Moldeo según el Estado del Material

Además de la clasificación de los moldes, el proceso de moldeo en sí mismo también puede clasificarse según el estado en que se introduce el material en la cavidad del molde. La fabricación de un molde siempre precede al proceso de moldeo, que se ejecuta introduciendo el material de preferencia en un molde de tipo hueco, el cual posee la figura exacta de la pieza que el cliente desea obtener. De esta manera, podemos encontrarnos con los siguientes tipos de moldeo:

  • Moldeo Caliente: Entre los tipos de moldeo, son aquellos procesos confeccionados utilizando elementos que se introducen en el molde en estado líquido y a altas temperaturas, como es el caso del Zamak y otros metales que requieren fundición para ser inyectados. El metal fundido llena la cavidad del molde y se solidifica al enfriarse.
  • Moldeo Frío: En este caso, hablamos de los procesos que se elaboran con combinaciones de material semilíquido o líquido que no requieren temperaturas tan elevadas como el moldeo de metales. Este material, que puede ser una resina o un compuesto, adquiere con el transcurso del tiempo una consistencia sólida dentro del molde, replicando su forma.

Es importante entender que, aunque el moldeo caliente se asocia típicamente con metales como el Zamak y requiere moldes metálicos resistentes al calor, el concepto de molde frío se refiere más al estado del material inyectado (líquido o semilíquido a baja temperatura) y puede utilizar moldes de diversos materiales, incluyendo metales o polímeros, dependiendo de la aplicación específica.

El Proceso de Fabricación de Moldes Metálicos Paso a Paso

La fabricación de un molde metálico para inyección es un proceso de alta precisión y complejidad que requiere tecnología avanzada y mano de obra especializada. En primer lugar, cuando se trata de la fabricación de un molde, se tiene que diseñar meticulosamente la figura y el tamaño del mismo. Esto se realiza a partir de planos detallados que especifican cada curva, ángulo y dimensión de la pieza final deseada. Para trabajar específicamente con la inyección en Zamak, debido a las altas temperaturas y las propiedades químicas del material fundido, el molde debe ser confeccionado necesariamente en acero templado. El acero templado ofrece la resistencia y durabilidad requeridas para que el material del molde no se degrade o menoscabe con la exposición repetida a altas temperaturas o a los elementos con fuertes composiciones presentes en la aleación de Zamak.

Así pues, la fabricación de moldes de inyección se lleva a cabo en talleres especializados conocidos como matricerías. En estas instalaciones se utilizan máquinas herramienta de alta tecnología para dar forma al bloque de acero con la precisión micrométrica que el diseño exige. Las herramientas más comunes empleadas incluyen centros de mecanizado por control numérico computarizado (CNC), máquinas de electroerosión (EDM) y fresadoras de precisión. Estos equipos permiten cortar, erosionar y dar forma al acero con una exactitud extraordinaria, creando las cavidades y componentes internos del molde. Debido a la tecnología, la precisión y el tiempo que implica este procedimiento de mecanizado y ajuste, los moldes de estas características son intrínsecamente costosos. Una vez terminada esta fase de mecanizado y ajuste, el molde debe pasar por un proceso de enfriamiento controlado. Posteriormente, el molde ya está listo para ser montado en la máquina de inyección y es capaz de reproducir el formato que ha de lucir la pieza final con todas sus especificaciones de diseño.

De cualquier modo, antes de poner un molde metálico en producción a gran escala, este es sometido a una rigurosa prueba de funcionamiento. Esta prueba es crucial para comprobar que todo marchará bien durante el ciclo de inyección y para asegurarse de que el molde podrá resistir la presión y temperatura del líquido introducido hasta lograr el resultado final sin deformarse ni sufrir daños. Igualmente, los aceros con los que se construyen los moldes suelen pasar por un tratamiento térmico adicional. Este tratamiento, como el templado y revenido, busca mejorar aún más las propiedades mecánicas del acero, como su dureza, resistencia al desgaste y tenacidad, para garantizar su perdurabilidad y capacidad de producción a largo plazo. Todo este proceso debe efectuarse con la mayor eficiencia y precisión posible para no afectar negativamente los plazos y costos del cliente, asegurando la entrega de moldes de alta calidad.

De este modo, mediante procesos controlados y materiales adecuados, se obtiene un gran repertorio de tipos de moldes metálicos con buenas propiedades mecánicas y una resistencia térmica excepcional. Estas características son fundamentales para asegurar proyectos industriales rentables y la producción consistente de piezas de alta calidad en Zamak u otras aleaciones metálicas. La capacidad de fabricar moldes de inyección que cumplan las exigencias específicas del cliente, brindando garantías de seguridad y calidad, es clave para llevar adelante cualquier idea de diseño de piezas metálicas.

Comparativa: Moldes de Silicona vs. Moldes Metálicos

Aunque ambos tipos de moldes tienen el propósito fundamental de replicar formas para crear piezas metálicas, están diseñados para procesos y materiales distintos, ofreciendo propiedades y ventajas particulares.

¿Qué utilizan los joyeros para hacer moldes?
Flexible, fácil de despegar y resistente al calor, el caucho de silicona es el material elegido para crear moldes de joyería.
CaracterísticaMoldes de SiliconaMoldes Metálicos (Inyección)
Proceso PrincipalFundición a la Cera Perdida (y resinas)Inyección de Metales (ej. Zamak)
Material del MoldeElastómero de Silicona (RTV-2)Principalmente Acero Templado
Materiales Trabajados TípicamenteMetales para joyería (tras cera), Resinas EpoxiZamak y otras aleaciones metálicas inyectables
FlexibilidadAlta (Facilita desmoldeo)Baja (Rígido)
DurabilidadBuena para un número moderado de ciclos (depende del tipo y uso)Muy Alta (Especialmente los permanentes, diseñados para miles de ciclos)
Fidelidad de ReproducciónMuy Alta (Captura detalles finos)Alta (Requiere mecanizado de precisión)
Resistencia al CalorHasta 200 °C (suficiente para cera perdida)Muy Alta (Necesaria para soportar metal fundido a alta temperatura)
Complejidad/Coste FabricaciónGeneralmente Menor (Proceso de vertido o aplicación)Muy Alta (Requiere diseño CAD/CAM, mecanizado CNC, EDM, tratamientos térmicos - Costoso)
Tiempo de Curado/FabricaciónHoras (Curado de silicona)Semanas o Meses (Diseño y mecanizado del acero)

Esta tabla comparativa evidencia que la elección entre un molde de silicona y un molde metálico dependerá enteramente del proceso de fabricación deseado y del material que se vaya a utilizar. Los moldes de silicona son ideales para procesos de fundición a la cera perdida, permitiendo alta fidelidad en detalles finos para joyería con metales preciosos u otras aleaciones que puedan fundirse tras la eliminación de la cera, así como para trabajar con resinas. Su flexibilidad simplifica la extracción de piezas complejas. Por otro lado, los moldes metálicos son indispensables para la inyección de metales como el Zamak, diseñados para soportar las condiciones extremas de temperatura y presión de este proceso y producir grandes volúmenes de piezas de forma rápida y consistente. Su fabricación es una inversión significativa debido a la tecnología y precisión requeridas.

Preguntas Frecuentes sobre Moldes en Orfebrería y Metalurgia

A continuación, abordamos algunas preguntas comunes relacionadas con el uso de moldes en la creación de piezas metálicas y joyería, basándonos en la información proporcionada:

¿Qué es la fundición a la cera perdida y qué tipo de moldes se utilizan comúnmente en este proceso para joyería?
La fundición a la cera perdida es un proceso antiguo donde un modelo de cera de la pieza se recubre para crear un molde. La cera se derrite y se elimina, dejando una cavidad para el metal líquido. En la actualidad, los moldes de silicona son muy utilizados para este proceso en joyería, ya que permiten una alta fidelidad de reproducción de los detalles del modelo de cera.

¿Cuáles son las principales ventajas de usar moldes de silicona para la fundición a la cera perdida?
Los moldes de silicona son ventajosos por ser flexibles, duraderos, fáciles de desmoldar, no amarillean, resisten el calor (hasta 200°C) y, crucialmente, ofrecen una excelente fidelidad para reproducir detalles finos en el proceso de fundición.

¿Qué tipos de tecnologías de curado existen para los silicones utilizados en moldes de alta precisión?
Según la información, existen principalmente dos tipos: los grados de curado por policondensación, conocidos históricamente y desarrollados para resistencia y baja sensibilidad a la inhibición, y los grados de curado por poliadición, diseñados para alto rendimiento con menor contracción, alta dureza, curado acelerado y estabilidad dimensional, ideales para prototipado.

¿Para qué proceso se utilizan principalmente los moldes metálicos en el contexto de la metalurgia?
Los moldes metálicos se utilizan principalmente para el proceso de inyección de metales, siendo el Zamak un ejemplo específico de material que se trabaja con este tipo de moldes.

¿Qué es un molde de inyección metálico?
Es una herramienta metálica, usualmente de acero, con una cavidad que reproduce la forma deseada de una pieza. Se atornilla a una máquina de inyección para fabricar artículos en metales como el Zamak, siendo esencial en el proceso industrial.

¿Cómo se clasifican los moldes metálicos según su duración o uso?
Se clasifican comúnmente en moldes permanentes (para muchas piezas), moldes temporales (para pocas piezas) y moldes removibles o desechables (dependiendo de si sobreviven o se destruyen tras formar la pieza).

¿De qué material se fabrican generalmente los moldes metálicos para la inyección de Zamak y por qué?
Generalmente se fabrican de acero templado. Esto se debe a que el acero templado ofrece la resistencia necesaria para soportar las altas temperaturas y las condiciones del material fundido de Zamak sin deteriorarse.

¿Cómo se fabrican los moldes metálicos?
Su fabricación inicia con el diseño detallado basado en planos. Luego, se mecanizan en acero templado en talleres especializados (matricerías) utilizando maquinaria de precisión como centros CNC, máquinas de electroerosión y fresadoras. Tras el mecanizado, pasan por enfriamiento, pruebas de funcionamiento y, a menudo, tratamientos térmicos adicionales para garantizar su durabilidad.

Conclusión

La creación de piezas metálicas, ya sea en el ámbito artístico de la orfebrería y la joyería fina o en la producción industrial de componentes, se apoya en la tecnología de los moldes. Hemos visto cómo diferentes procesos requieren herramientas especializadas: los flexibles y detallados moldes de silicona para la fundición a la cera perdida, ideales para la reproducción de formas complejas en joyería, y los robustos y precisos moldes metálicos para la inyección de metales como el Zamak, fundamentales para la producción en masa y de componentes. Comprender las características, ventajas y procesos de fabricación de cada tipo de molde es esencial para elegir la técnica adecuada que permita transformar un diseño en una pieza metálica tangible, asegurando calidad, fidelidad y eficiencia en el proceso creativo o productivo.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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