What is the meaning of orfebres?

¿Qué Ocurrió con las Joyas de Evita?

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La figura de Eva Perón sigue despertando una profunda fascinación, tanto en Argentina como en el resto del mundo. Su legado, su historia y hasta sus objetos personales continúan siendo motivo de interés y, en ocasiones, de misterio. Entre estos objetos, sus joyas ocupan un lugar especial, símbolos de poder, elegancia y, a veces, de intrincados relatos que se entrelazan con la historia política y social del siglo XX. ¿Dónde terminaron estas valiosas piezas? La respuesta no es sencilla y nos lleva por caminos inesperados, desde un museo-atelier en el corazón de San Telmo hasta un hotel en Milán, pasando por casas de subastas internacionales.

¿Dónde están las joyas de Evita?
Los carabineros italianos encontraron las joyas por valor de seis millones de euros en la caja fuerte de una habitación del hotel de cuatro estrellas Silver, ubicado en las afueras de la ciudad, cerca de la Feria de Milán, un importante centro de negocios.
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Tesoros Revelados en San Telmo: Joyas y Memorabilia

En el pintoresco barrio de San Telmo, Buenos Aires, existe un lugar donde una parte de este misterio se desvela para un público selecto. El museo-atelier del reconocido orfebre Juan Carlos Pallarols abre sus puertas ciertos días de la semana para ofrecer una experiencia única: la oportunidad de ver, e incluso tocar, algunas de las joyas originales que pertenecieron a Eva Perón, junto con otros objetos de gran valor histórico y emocional.

Este evento, de carácter restringido y con un costo significativo, permite a los asistentes sumergirse en un ambiente cargado de historia. El propio Juan Carlos Pallarols guía a los visitantes a través de su espacio, revelando las historias detrás de cada pieza. Pero la visita no se limita a las joyas; incluye también la exhibición de objetos sumamente personales y hasta ahora poco conocidos, como la máscara mortuoria de Eva Perón y una maqueta a escala del sarcófago de plata que nunca llegó a completarse.

La historia de este sarcófago es particularmente conmovedora y da cuenta de los abruptos cambios políticos de mediados del siglo pasado. Tras el fallecimiento de Eva Perón en 1952, el médico español Pedro Ara realizó un meticuloso proceso de conservación de su cuerpo. Paralelamente, Juan Domingo Perón encargó al padre de Juan Carlos Pallarols, el orfebre Carlos Pallarols Cuni, la confección de un sarcófago de plata. Este no sería un simple féretro, sino una tapa forjada y cincelada en láminas de plata con detalles en oro, diseñada para ser levantada anualmente cada 26 de julio, permitiendo al público ver el cuerpo conservado de Evita. La ambiciosa obra estaba destinada a ser colocada a los pies de un gigantesco monumento de 45 metros de alto, “Los descamisados”, inspirado en el monumento de Los Inválidos en París.

Carlos Pallarols Cuni se dedicó por completo a este encargo durante tres años, invirtiendo su capital personal y recurriendo a préstamos para adaptar su taller y adquirir el metal necesario, sin pedir adelantos al gobierno, confiando en la palabra empeñada. Sin embargo, el golpe militar de 1955, conocido como la Revolución Libertadora, truncó el proyecto. El nuevo gobierno emitió el decreto 4.161 en 1956, que prohibía cualquier referencia al peronismo. Esta normativa obligó a Pallarols Cuni a destruir la obra en la que había invertido años de esfuerzo y una considerable fortuna. Tuvo que fundir los 130 kilos de plata que componían la obra, quedando sumido en deudas.

A pesar de la destrucción, la familia Pallarols logró preservar un objeto invaluable: la maqueta a escala reducida del sarcófago, de 1,20 metros de largo (la mitad del tamaño original). Para salvarla, la trozaron en varias partes y la ocultaron entre manteles y canastos de su otro negocio familiar, el Café Tortoni, para luego enterrarla en la quinta familiar en Rafael Calzada. No fue sino hasta el retorno de la democracia en 1983 que la maqueta fue desenterrada, restaurada y ensamblada, recuperando su forma original. En ese mismo período, Juan Carlos Pallarols decidió honrar la memoria de su padre (fallecido en 1970) dando luz a otro objeto que su padre había guardado celosamente: el molde de yeso tomado del rostro de Evita por Carlos Pallarols Cuni durante el proceso de conservación del Dr. Ara. A partir de este molde, Juan Carlos creó la obra que hoy se exhibe: La Máscara de Evita.

Además de la maqueta y la máscara, en las vitrinas del museo se exhiben algunas de las joyas que Juan Carlos Pallarols ha adquirido a lo largo del tiempo. Él mismo, a pesar de declararse apolítico, ha reunido una colección que incluye piezas de gran significado. Entre ellas, destaca un broche con el escudo del Partido Justicialista, una pieza que Evita usaba frecuentemente y que, tras su velatorio, desapareció misteriosamente para reaparecer años después en el Monte de Piedad de Madrid, donde Pallarols logró adquirirlo. También se encuentra la Orden de Mérito que le otorgó Francisco Franco durante su gira europea, comprada a la familia Guardo, y el diseño original de la Orden del Libertador realizado por su padre en 1948. Quizás la pieza más llamativa sea una espectacular gargantilla de oro, diamantes y rubíes, un regalo del empresario naviero Alberto Dodero tras venderle al Estado la flota de ultramar. Según cuenta Pallarols, Evita envió una esquela a Dodero agradeciendo el presente y diciendo: “Hoy usted y su señora me han hecho sentir una reina”. Una joya de tal magnitud, que el orfebre considera que “ni la reina de Inglaterra habría esperado”.

La experiencia en el museo Pallarols se completa con una degustación y un unipersonal a cargo de la reconocida actriz Esther Goris, quien retoma el personaje de Evita que la consagró en el cine. En una charla íntima, Goris repasa la vida de Eva Perón, mechando discursos y fragmentos de la película, creando un momento de gran emotividad para los asistentes.

¿Dónde Estaban Otras Joyas? El Misterio Resuelto en Milán

Mientras algunas piezas de Evita encuentran un lugar de exhibición, otras han tenido un destino más rocambolesco. En 2010, una noticia procedente de Italia sorprendió al mundo: la recuperación de un importante lote de joyas que, según se informó, habrían pertenecido a Eva Perón y que habían sido robadas meses antes en España.

¿Quién es Marcelo Toledo?
Marcelo Toledo es una raíz de Los Manseros Santiagueños y también del folclore nuevo que se afianza. El hijo de Alfredo “Alito” Toledo (integrante de Los Manseros) es un intérprete de los sentires de ayer y de hoy, de esos que hablan del paisaje, la identidad y el alma del santiagueño.

La historia comenzó en Valencia, España, el 17 de diciembre de 2009. La joyería Joyas Sofía fue víctima de un audaz robo. Los ladrones, identificados posteriormente como un grupo de diez personas de etnia Rom, se presentaron ante los joyeros haciéndose pasar por jeques árabes y hombres de negocios. Tras exponerles valiosas piezas que habían sido mostradas en la Feria del Lujo de Valencia, los delincuentes emplearon una técnica conocida como "maggior rip-deal", un sofisticado fraude en el que se sustituyen billetes verdaderos por falsos durante una supuesta transacción. Aunque los joyeros se dieron cuenta del engaño, fueron agredidos y los ladrones escaparon con un botín valuado en 10 millones de euros.

Meses después, en mayo de 2010, la policía italiana, trabajando en colaboración con Interpol y la policía española, logró un hallazgo crucial en Milán. En la caja fuerte de una habitación del hotel Silver, en las afueras de la ciudad, encontraron una parte del botín: joyas valuadas en seis millones de euros. La conexión con Eva Perón surgió al identificarse entre las piezas una tiara que, según la información, le había sido regalada a Evita por los reyes de Holanda en la década de 1950, cuando ya era esposa del presidente Perón. Esta tiara, por sí sola, estaba valuada en cerca de cuatro millones de euros. Junto a ella, se recuperaron varios anillos y aros de diamantes.

La presencia de estas joyas en la joyería de Valencia y su posterior robo plantean interrogantes sobre cómo llegaron allí. Se menciona que Evita, fallecida en 1952, habría deseado que sus joyas permanecieran juntas, y que quizás por ello los joyeros de Sofía habrían adquirido numerosas piezas. Sin embargo, el texto no aclara quién, por qué o cuándo ordenó la venta de estas alhajas a los joyeros españoles.

Subastas y el Legado Disperso

La historia de las joyas de Evita no termina con los hallazgos en San Telmo o Milán. A lo largo de los años, diversas piezas y pertenencias de Eva Perón han aparecido en el mercado de subastas internacionales, dispersando aún más su legado material.

Casas de subastas de renombre como Christie's en Nueva York y Roma han rematado objetos que pertenecieron a Evita. En 1998 y 2003, Christie's de Nueva York subastó varias joyas. En 2003, Christie's de Roma realizó una subasta particular con pertenencias de la casa de Puerta de Hierro, en Madrid, donde vivieron Juan Domingo Perón y su tercera esposa, María Estela Martínez. Entre los objetos rematados se encontraban muebles, alfombras, la biblioteca personal de Perón e incluso la mortaja que había envuelto el cuerpo de Evita. Se dijo que estos objetos habrían sido regalados por Isabelita a un argentino tras vender la casa.

Estas subastas revelan que una parte del patrimonio de Evita, incluyendo algunas de sus joyas, ha circulado por canales privados y comerciales, haciendo difícil rastrear el destino final de todas sus posesiones valiosas.

Preguntas Frecuentes sobre las Joyas de Evita

¿Están todas las joyas de Eva Perón en un solo lugar?
No. Como muestran los diferentes relatos, las joyas y objetos de Evita han tenido destinos diversos. Algunas se exhiben en colecciones privadas, como la de Juan Carlos Pallarols, otras han sido vendidas en subastas, y otras han estado involucradas en robos y recuperaciones.
¿Puedo ver algunas de las joyas de Evita?
Sí, es posible ver algunas de las joyas y objetos relacionados con Evita en el museo-atelier de Juan Carlos Pallarols en San Telmo, Buenos Aires, participando en el evento especial que allí se realiza.
¿Cómo llegó Juan Carlos Pallarols a tener joyas de Evita?
Según el propio orfebre, las joyas que exhibe en su museo fueron adquiridas por él mismo en diferentes ocasiones a lo largo del tiempo.
¿Qué es la maqueta del sarcófago de plata de Evita?
Es una maqueta a escala reducida del sarcófago de plata que el padre de Juan Carlos Pallarols, Carlos Pallarols Cuni, fue encargado de realizar para Evita, pero que nunca se completó debido a los cambios políticos de 1955. La maqueta fue preservada por la familia.
¿Es cierto que se robaron joyas de Evita en España?
Sí, en 2009 un lote de joyas que se decía pertenecían a Eva Perón fue robado de una joyería en Valencia, España. Posteriormente, una parte de este botín fue recuperada en Milán, Italia, en 2010.

La historia de las joyas de Eva Perón es un reflejo de su propia vida y del convulso período histórico que le tocó vivir. Piezas de incalculable valor, tanto material como simbólico, que han viajado por el mundo, ocultadas, exhibidas, robadas y recuperadas, manteniendo viva la leyenda de la mujer que marcó a fuego la historia argentina.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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