What is the Mapuche problem?

El Rütrafe: Orfebre y Platero Mapuche

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La cultura Mapuche, rica en historia, cosmovisión y tradiciones, se manifiesta de innumerables maneras a través de sus artes y oficios. Cada pieza, cada tejido, cada tallado, cuenta una historia y refleja una profunda conexión con el territorio y el universo. Cuando pensamos en los creadores de estas maravillas, surge la pregunta sobre cómo se les nombra en su propia lengua, el mapudungun. Si bien el concepto occidental de 'artesano' puede abarcar diversas disciplinas, en el contexto de la orfebrería y platería Mapuche, existe un término específico y cargado de significado: el rütrafe.

El rütrafe no es simplemente un trabajador manual; es un maestro, un sabio conocedor de los secretos de los metales, un artista que infunde vida y espíritu en cada pieza de plata que moldea. Su oficio, la rütratun, es una de las expresiones artísticas más reconocidas y valoradas de la cultura Mapuche, especialmente desde la llegada de la plata al territorio.

¿Qué significa piedra en mapuche?
Los Ngen-kura(del mapudungun ngen, "dueño" y kura, "piedra"), de acuerdo a las creencias del pueblo mapuche.
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El Rütrafe: Más Allá del Artesano Común

La figura del rütrafe es central en la sociedad Mapuche tradicional. Eran respetados miembros de la comunidad, poseedores de un saber transmitido de generación en generación, a menudo dentro de linajes familiares. Dominaban las técnicas ancestrales de trabajo del metal, adaptando y transformando la plata, que obtenían principalmente del intercambio o de monedas fundidas, en objetos de gran belleza y profundo simbolismo.

Su labor no se limitaba a la creación de adornos. Las piezas de platería Mapuche, conocidas colectivamente como trapelakucha (aunque este es el nombre de una pieza específica), eran y siguen siendo elementos fundamentales en la expresión de la identidad, el estatus social y la conexión espiritual. Un rütrafe, por lo tanto, era custodio de un conocimiento que impactaba directamente en la vida ceremonial, social y económica de su pueblo.

A diferencia de la concepción más general de 'artesano', que puede aplicarse a cualquier oficio manual, el término rütrafe está intrínsecamente ligado al trabajo de los metales, particularmente la plata. No existe una única palabra en mapudungun que abarque de manera general a un tejedor (ngürekafe), un tallador de madera (witralfe), o un alfarero de la misma forma que 'artesano' lo hace en español. Cada oficio tiene su nombre específico, destacando la especialización y el conocimiento particular requerido para cada uno.

Historia y Evolución de la Platería Mapuche

Aunque el trabajo con metales como el cobre existía antes del contacto con los europeos, fue la llegada de la plata lo que revolucionó la orfebrería Mapuche. La plata, o trapel en mapudungun, se convirtió en un material de enorme prestigio. Inicialmente, se obtenía de los botines de guerra o del trueque con los colonizadores. Con el tiempo, los rütrafe desarrollaron técnicas sofisticadas para fundir y trabajar esta plata, a menudo utilizando monedas como materia prima principal.

El auge de la platería Mapuche se dio entre los siglos XVIII y XIX. Durante este periodo, los rütrafe alcanzaron un dominio técnico y artístico excepcional, creando una amplia gama de objetos que se convirtieron en iconos de la identidad Mapuche. La demanda de estas piezas era alta, tanto dentro de la propia sociedad Mapuche como para el intercambio con los criollos.

Las técnicas empleadas por los rütrafe incluían la fundición, el laminado a través del martillado, el corte, el repujado, el calado y la soldadura. Utilizaban herramientas rudimentarias pero efectivas, muchas de ellas fabricadas por ellos mismos: yunques de piedra o metal, martillos de diversas formas, buriles para grabar, crisoles para fundir y sopletes accionados por la boca o fuelles.

Piezas Emblemáticas de la Platería Mapuche

El catálogo de creaciones de un rütrafe es extenso y variado. Cada pieza tiene un nombre, una función y un simbolismo específicos. Algunas de las más destacadas incluyen:

  • Trapelakucha: Quizás la pieza más icónica. Es un gran pectoral o collar colgante, a menudo compuesto por varias placas unidas por cadenas y rematado con cruces o figuras zoomorfas. Representa la conexión entre el mundo espiritual y el terrenal, y su diseño varía según la zona y el linaje del rütrafe.
  • Trarilonko: Diadema o cintillo para la cabeza, usado tanto por hombres como por mujeres en ocasiones especiales. A menudo decorado con placas rectangulares o circulares y colgantes. Simboliza autoridad y conexión con el cosmos.
  • Chaway: Aros o pendientes, de diseños muy diversos, desde grandes aros circulares hasta complejos colgantes con figuras y cadenas. Son un elemento fundamental de la identidad femenina.
  • Kilkai: Collares de cuentas, a menudo combinando plata con otros materiales como lapislázuli, conchas o semillas.
  • Sikil: Prendedores o alfileres para sujetar mantas o vestimentas, a menudo con una gran cabeza decorada.
  • Punon Olla: Pulseras rígidas o articuladas.
  • Tupu: Alfileres grandes y decorados, usados para sujetar el vestido femenino (küpam).
  • Akucha: Agujas o broches más pequeños.

Cada uno de estos objetos no solo es una obra de arte, sino también un portador de significado. Los diseños repujados o calados a menudo representan elementos de la naturaleza (aves, serpientes, estrellas), figuras geométricas o símbolos de la cosmovisión Mapuche (la cruz cristiana reinterpretada, el kultrung). Usar estas piezas era (y es) una forma de afirmar la identidad Mapuche, honrar a los ancestros y conectar con las fuerzas espirituales.

El Proceso Creativo del Rütrafe

El trabajo del rütrafe es arduo y requiere paciencia, precisión y un profundo conocimiento del material. El proceso comienza con la obtención de la plata, que tradicionalmente se fundía en crisoles de arcilla utilizando carbón vegetal como combustible y soplando aire con un tubo o fuelle para alcanzar la temperatura necesaria. Una vez fundida, la plata se vertía en moldes o se dejaba enfriar para luego ser martillada y laminada hasta obtener el grosor deseado.

El siguiente paso era dar forma a la pieza: cortar las placas, curvar los aros, soldar las uniones. La decoración se realizaba mediante técnicas de repujado (golpear el metal por el reverso para crear relieves) o calado (cortar el metal para crear diseños). Los detalles finales se añadían con buriles y punzones.

Este proceso no era meramente técnico; estaba imbuido de ritual y respeto por el material y las fuerzas espirituales. El rütrafe trabajaba con concentración, a menudo en solitario o con la ayuda de aprendices, en un espacio dedicado a su oficio.

La Platería Mapuche en la Actualidad

Aunque el contexto social y económico ha cambiado drásticamente, el oficio del rütrafe no ha desaparecido. Hoy en día, muchos artesanos y artesanas Mapuche continúan esta tradición ancestral, manteniendo vivas las técnicas y los diseños tradicionales, aunque también incorporando nuevas influencias y adaptándose a las demandas del mercado contemporáneo.

La platería Mapuche sigue siendo un símbolo poderoso de identidad y resistencia. Las piezas creadas por los rütrafe modernos son valoradas tanto por su belleza estética como por su profundo valor cultural e histórico. Adquirir una pieza auténtica es una forma de apoyar a las comunidades Mapuche y reconocer la maestría de estos artistas.

Preguntas Frecuentes sobre el Rütrafe y la Platería Mapuche

¿Cuál es la palabra Mapuche para 'artesano'?

No existe una única palabra en mapudungun que traduzca directamente el concepto general de 'artesano' abarcando todos los oficios. Para el artesano que trabaja la plata y otros metales, el término específico es rütrafe.

¿Qué significa 'Trapelakucha'?

Trapelakucha es el nombre de uno de los pectorales o collares de plata más emblemáticos de la platería Mapuche. Su nombre se relaciona con la idea de 'atrapado' o 'colgante' (trapel) y 'piedra' o 'elemento' (kucha), aunque su etimología exacta y simbolismo son complejos y varían según la interpretación.

¿Por qué es tan importante la plata en la cultura Mapuche?

La plata (trapel) se convirtió en un material de gran prestigio por su belleza, su durabilidad y su valor de intercambio. Rápidamente adquirió un profundo significado cultural, social y espiritual, siendo utilizada para crear objetos que representaban estatus, identidad, conexión con los ancestros y elementos de la cosmovisión Mapuche. No era solo riqueza material, sino también riqueza simbólica y espiritual.

¿Cómo se aprende el oficio de rütrafe?

Tradicionalmente, el oficio se aprendía a través de la transmisión oral y práctica, de maestro a aprendiz, a menudo dentro del ámbito familiar. Hoy en día, aunque la transmisión familiar sigue siendo importante, también existen talleres y organizaciones que buscan revitalizar y enseñar estas técnicas ancestrales a nuevas generaciones.

¿Los rütrafe solo trabajan la plata?

Si bien la plata es el material más emblemático y valorado en la platería Mapuche, los rütrafe históricamente también trabajaron otros metales como el cobre y, en menor medida, el oro si estaba disponible. Sin embargo, el término rütrafe se asocia principal y fuertemente con el trabajo de la plata.

Conclusión

El rütrafe es una figura clave en la rica tradición artística del pueblo Mapuche. Su habilidad para transformar el metal en objetos de profunda belleza y significado cultural es un testimonio de la resiliencia y creatividad de esta cultura. Cada pieza de platería Mapuche es más que un simple adorno; es un pedazo de historia, un símbolo de identidad y una conexión viva con una cosmovisión ancestral. Conocer el término rütrafe y comprender su rol nos permite apreciar aún más la maestría detrás de estas impresionantes obras de arte.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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