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El Arte Milenario del Oro y la Plata

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La orfebrería y la platería son dos de los oficios más antiguos y venerados de la humanidad. Nacidos de la habilidad para moldear metales preciosos, han acompañado al hombre a lo largo de milenios, creando objetos que van desde simples adornos hasta complejas obras de arte, símbolos de poder, devoción o estatus. Estas disciplinas no solo requieren un dominio técnico excepcional, sino también una profunda sensibilidad artística para transformar la materia prima en piezas que perduran en el tiempo y cuentan historias.

Índice de Contenido

Raíces Históricas: Recorriendo Milenios

Los primeros vestigios de trabajos en oro y plata se remontan a las civilizaciones antiguas. En Mesopotamia, Egipto y las culturas precolombinas de América, el dominio de estos metales era un signo de sofisticación y poder. Los egipcios crearon magníficos sarcófagos, máscaras funerarias y joyería para sus faraones. Los orfebres micénicos en Grecia Antigua producían elaboradas máscaras de oro y copas. En América, civilizaciones como la Moche, la Inca y la Azteca alcanzaron niveles asombrosos en la metalurgia, creando desde finos adornos corporales hasta grandes objetos rituales.

¿Dónde se ha grabado El secreto del orfebre?
Rodada en Elciego y Laguardia La cinta de Olga Osorio, quien adapta la exitosa novela homónima de Elia Barceló, se grabó durante cinco semanas, entre junio y julio, en Elciego y Laguardia, lo que causó mucho revuelo entre los paisanos.

Durante la Edad Media, los talleres monásticos y gremiales preservaron y desarrollaron las técnicas, creando objetos litúrgicos y suntuarios para la nobleza y la iglesia. El Renacimiento vio un florecimiento de la orfebrería y la platería como artes mayores, con maestros como Benvenuto Cellini elevando el oficio a nuevas cotas de virtuosismo y expresión artística. La época Barroca y Rococó demandó piezas más elaboradas y ornamentadas, mientras que el Neoclasicismo volvió a líneas más puras y elegantes.

La Revolución Industrial trajo consigo nuevas herramientas y procesos, aunque el corazón del oficio siguió dependiendo de la habilidad manual del artesano. Hoy en día, la orfebrería y la platería conviven entre la tradición ancestral y la innovación tecnológica, adaptándose a nuevos estilos y demandas, pero manteniendo siempre la esencia de la transformación del metal en algo único y valioso.

Materiales Nobles: Oro y Plata

Los protagonistas indiscutibles de estos oficios son el oro y la plata. Ambos son metales preciosos, conocidos por su belleza, maleabilidad, ductilidad y resistencia a la corrosión. Estas propiedades los hacen ideales para ser trabajados en detalle y mantener su lustre a lo largo del tiempo.

  • Oro: Valorado desde la antigüedad por su brillo inalterable y su rareza. Se utiliza en aleaciones para aumentar su dureza y variar su color (oro amarillo, blanco, rosa). La pureza se mide en quilates (24k es oro puro). Es el metal por excelencia para la alta joyería y objetos de gran valor simbólico.
  • Plata: Más abundante que el oro, pero igualmente apreciada por su belleza y versatilidad. Es el metal base para la platería, aunque también se usa extensamente en joyería. Se alea comúnmente con cobre para aumentar su dureza (la plata de ley 925, por ejemplo, contiene 92.5% de plata pura). Es fundamental para cuberterías, bandejas, objetos decorativos y religiosos.

Además del oro y la plata, otros metales como el cobre, el bronce y el platino también se utilizan en estos ámbitos, ya sea como materiales principales, en aleaciones o como herramientas.

Técnicas Ancestrales y Modernas

La riqueza de la orfebrería y la platería reside en la diversidad de técnicas empleadas. Muchas de ellas tienen miles de años de antigüedad y siguen siendo fundamentales hoy:

  • Fundición: Permite crear formas complejas vertiendo metal líquido en moldes. Técnicas como la cera perdida son milenarias.
  • Forja y Conformado: Dar forma al metal martillando sobre yunques y otras superficies. Esencial para crear volúmenes y estructuras.
  • Soldadura: Unir piezas de metal utilizando calor y un metal de aportación con menor punto de fusión.
  • Cincelado y Repujado: Trabajar el metal en frío con cinceles y punzones para crear relieves y texturas. El repujado se hace por el reverso para crear un relieve positivo en el anverso, mientras que el cincelado se hace por el anverso para detallar o hundir áreas.
  • Grabado: Eliminar material de la superficie para crear líneas, patrones o imágenes.
  • Filigrana: Creación de diseños intrincados con hilos finos de metal, soldados entre sí.
  • Esmaltado: Aplicar capas vítreas coloreadas sobre el metal y fundirlas con calor, creando superficies duraderas y vibrantes.
  • Pulido y Acabado: Procesos finales para dar brillo, textura y proteger la superficie del metal.

A estas técnicas tradicionales se suman hoy en día tecnologías como el corte láser, la soldadura láser y la impresión 3D de modelos para fundición, que amplían las posibilidades de diseño y producción, aunque la habilidad y el toque del artesano siguen siendo insustituibles.

Herramientas Esenciales del Oficio

El taller de un orfebre o platero es un santuario de herramientas, muchas de las cuales apenas han cambiado en siglos. Cada una tiene una función específica y requiere destreza para su uso:

  • Yunques y Tas: Superficies de acero duro sobre las que se golpea el metal. Vienen en multitud de formas y tamaños.
  • Martillos: Desde pesados martillos de forja hasta pequeños martillos de repujado y texturizado.
  • Alicates y Pinzas: Para sujetar, doblar y manipular piezas pequeñas.
  • Limas y Escofinas: Para dar forma, alisar y refinar el metal.
  • Sierras de Calar y Arcos de Sierra: Con finas hojas para cortar metal con precisión.
  • Sopletes: Para soldar, recocer (ablandar) el metal y fundir pequeñas cantidades.
  • Laminadores: Máquinas para reducir el grosor del metal o darle forma de hilo.
  • Tornos de Pulido: Con diferentes fieltros y pastas para dar el acabado final.
  • Buriles y Cinceles: Para grabar y repujar.

Diferencias Clave: Orfebrería vs. Platería

Aunque a menudo se usan indistintamente, existen diferencias tradicionales entre orfebrería y platería:

CaracterísticaOrfebreríaPlatería
Material PrincipalPrincipalmente oro, platino y metales preciososPrincipalmente plata
Escala de TrabajoGeneralmente objetos más pequeños, finos y detalladosObjetos de mayor tamaño, con más volumen
Objetos TípicosJoyería (anillos, pendientes, collares), pequeños objetos de arte, medallasCubertería, vajillas, bandejas, objetos litúrgicos, elementos decorativos (candelabros, marcos)
EnfoqueÉnfasis en el detalle, engaste de gemas, delicadezaÉnfasis en la forma, volumen, texturas de superficie a mayor escala

Hoy en día, estas líneas se han vuelto más difusas, y muchos artesanos dominan ambas disciplinas, pero históricamente, y a menudo en la formación, se distinguían.

De la Joya a la Obra de Arte

La orfebrería y la platería no se limitan a la creación de objetos funcionales. Cada pieza, ya sea una sencilla alianza o un elaborado cáliz, es una expresión de arte. Los orfebres y plateros son, en esencia, escultores de metales, capaces de infundir vida y significado a la materia inerte.

La joyería es quizás la manifestación más visible de la orfebrería. Las joyas son portadoras de simbolismo personal, cultural e histórico. Un anillo de compromiso, un collar heredado, una medalla conmemorativa; cada pieza cuenta una historia. El engaste de gemas, la combinación de metales y el diseño general contribuyen a su valor estético y emocional.

La platería, por su parte, ha embellecido hogares, iglesias y palacios durante siglos. Desde la elegancia de una cubertería de plata hasta la majestuosidad de un altar repujado, los objetos de plata combinan utilidad con belleza. Son testimonio de celebraciones, rituales y la vida cotidiana de generaciones pasadas.

Más allá de la joyería y los objetos de uso, muchos orfebres y plateros contemporáneos crean piezas puramente escultóricas, explorando formas abstractas o figurativas, empujando los límites técnicos y conceptuales del oficio y siendo reconocidos en el mundo de las bellas artes.

Preguntas Frecuentes

Aquí respondemos algunas dudas comunes sobre estos fascinantes oficios:

¿Cómo se limpia la plata?
La plata tiende a empañarse (oxidarse) con el tiempo. Se puede limpiar con productos específicos para plata, paños de pulido o remedios caseros como una mezcla de bicarbonato de sodio y agua, o frotando suavemente con pasta de dientes. Es importante enjuagar bien y secar completamente para evitar manchas de agua.

¿Cómo se identifica la pureza del oro o la plata?
Los objetos de metales preciosos suelen llevar contrastes o sellos que indican su pureza (quilates para el oro, milésimas para la plata, como 925, 800) y la marca del fabricante o del gremio. Estos sellos son una garantía de autenticidad y pureza.

¿Es un oficio que tiene futuro?
A pesar de la producción industrial, la demanda de piezas únicas, personalizadas y de alta calidad hechas a mano sigue existiendo. La habilidad artesanal, combinada con la capacidad de innovar en diseño y técnica, asegura que la orfebrería y la platería sigan siendo oficios relevantes y apreciados.

¿Se pueden reparar joyas o piezas de plata dañadas?
Sí, un orfebre o platero cualificado puede reparar la mayoría de los daños, como roturas, deformaciones, pérdida de piezas o desgaste. La restauración de piezas antiguas es también una especialidad importante.

La orfebrería y la platería son mucho más que simples oficios; son tradiciones vivas que conectan el pasado con el presente, transformando metales en objetos de perdurable belleza y significado. Son un testimonio de la creatividad, la paciencia y la maestría de quienes dedican sus vidas a dominar el arte del oro y la plata.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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