¿Cuándo se creó la platería?

México en Plata: Cinco Siglos de Historia y Arte

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La plata es mucho más que un metal precioso en México; es el alma de una nación, un hilo conductor que entrelaza su historia, su arte y su identidad. Desde tiempos inmemoriales hasta las expresiones más vanguardistas del diseño contemporáneo, este noble elemento ha sido testigo y protagonista de un legado cultural inigualable. La exposición “México en plata: cinco siglos de identidad compartida” del Museo Arocena ofrece una ventana privilegiada a esta rica tradición, celebrando a los artífices que han transformado la plata en objetos de inigualable belleza y profundo significado.

¿Qué es el arte de la platería?
Se denomina platería el trabajo artesanal de la plata con fines ornamentales. Jarra de plata. La función principal de la platería es decorar casas, tanto sagrados como profanos y de las habitaciones particulares, especialmente en los momentos de solemnidad y recepción.
Índice de Contenido

Riqueza Ancestral: La Plata en el Mundo Prehispánico

La historia de la platería en México no comienza con la llegada de los europeos. Los primeros orfebres mixtecos y tarascos ya trabajaban los metales con notable maestría. Si bien el oro solía tener una prominencia ritual, la plata también estaba presente y cargada de simbolismo. En el mundo prehispánico, el binomio del oro y la plata representaba la dualidad cósmica: el Sol y la Luna, la vida y la muerte. El descubrimiento de la Tumba 7 en Monte Albán, Oaxaca, en 1932, reveló la sofisticación de la orfebrería precolombina, aunque en este caso con una preponderancia de la filigrana en oro. Este hallazgo, si bien centrado en oro, subraya la existencia de una tradición metalúrgica avanzada antes de la Conquista, sentando las bases para la fusión de técnicas y simbolismos que definirían la platería mexicana.

Esplendor Virreinal: La Ciudad Barroca Forjada en Plata

La llegada de los españoles y el descubrimiento de vastas vetas de plata transformaron radicalmente el panorama. La Nueva España se convirtió en el principal productor mundial de este metal, lo que no solo impulsó la economía del Imperio Español, sino que también detonó un florecimiento artístico sin precedentes. Los artífices novohispanos, herederos de la tradición indígena y ávidos por reinterpretar los modelos europeos, crearon un arte genuino de acusadísima personalidad. El virreinato se convirtió en un enorme crisol donde se fundieron experiencias de ambos lados del Atlántico.

La explotación minera favoreció el desarrollo de importantes ciudades en las zonas productoras y dio lugar a la llamada “arquitectura de la plata”, así como a la adopción del estilo plateresco en el siglo XVII, caracterizado por una ornamentación profusa y detallada que recordaba el trabajo de los plateros. La sociedad novohispana, especialmente la élite, se convirtió en una gran consumidora de objetos suntuarios de plata. Estos objetos no solo cumplían funciones utilitarias en la vida cotidiana y religiosa (cálices, custodias, bandejas, candelabros), sino que también eran poderosos símbolos de estatus, riqueza y tendencias de moda. La infinita variedad de formas, texturas y apariencias que permite la plata fue explorada a fondo.

Los plateros virreinales dominaron técnicas ancestrales y europeas, logrando resultados espectaculares. Procesos como la cera perdida, la soldadura, las aleaciones, el repujado (trabajar el metal desde el reverso para crear relieve) y el grabado (incidir diseños en la superficie) fueron fundamentales para dar forma a piezas de gran complejidad y belleza. Esta fusión de técnicas y estilos, con la impronta particular del ingenio novohispano, consolidó a la platería como una de las más altas manifestaciones artísticas del virreinato.

Renacimiento y Vanguardia: La Plata en el México Moderno

Tras el drástico paréntesis de la Guerra de Independencia, que afectó muchas actividades productivas y artísticas, la platería mexicana experimentó un notable renacimiento. Un punto de inflexión crucial ocurrió hacia 1930, centrado en la ciudad de Taxco, Guerrero. El gran dinamismo cultural de la posrevolución atrajo a México a numerosos artistas e intelectuales extranjeros, quienes encontraron en las tradiciones populares y en la habilidad de los artesanos locales una fuente inagotable de inspiración. En Taxco, se desarrolló una escuela de platería con una energía especial, donde plateros locales colaboraron con un espíritu creativo renovado.

Esta colaboración dio lugar a un lenguaje de diseño en plata que es a la vez profundamente mexicano e internacionalmente reconocible. Se caracterizó por una síntesis equilibrada y elegante entre el legado indígena, las vanguardias artísticas de la época y las manifestaciones del arte popular. Figuras como William Spratling son emblemáticas de este periodo, aunque el texto enfatiza la participación de numerosos plateros locales que sumaron su talento. Este renacimiento no solo revitalizó el oficio, sino que también posicionó a la platería de Taxco como un referente de calidad y diseño a nivel mundial. Hoy en día, los herederos de aquellos célebres plateros continúan orgullosamente con esta sensible tradición y noble oficio.

Tradiciones Vitales: La Joyería Regional

La riqueza de la platería y la joyería tradicional mexicana se manifiesta de costa a costa y de norte a sur, mostrando un carácter marcadamente mestizo tanto en su origen como en su uso. Cada región ha desarrollado sus propias particularidades, técnicas y simbolismos, creando un mosaico de expresiones artísticas. La variedad es amplísima:

  • En Campeche, destaca la utilización del carey combinado con metales.
  • En Chiapas, se trabaja el ámbar junto con la plata.
  • Guanajuato y el centro de México son conocidos por la técnica del cartoneado.
  • Michoacán aporta las distintivas arracadas mazahuas en forma de media luna y la joyería que incorpora semillas de colorín y pequeñas figuras de pescaditos en plata.
  • Oaxaca es famosa por sus collares con monedas de oro y los rosarios elaborados en plata y coral.
  • Yucatán sobresale por sus rosarios y objetos decorativos realizados en filigrana, una técnica que requiere gran destreza para trabajar hilos finísimos de metal.

Cada una de estas tradiciones es una muestra de belleza, utilidad, herencia y futuro, demostrando cómo el arte popular mexicano encuentra en los orfebres contemporáneos nuevas formas de expresión que beben de las fuentes tradicionales pero también incorporan tendencias actuales en moda y diseño. Estas reinterpretaciones, aunque sorprenden por su carácter lúdico, moderno y original, no dejan lugar a duda de la inspiración que les dio origen.

Sentimientos Contemporáneos: La Plata Hoy

En los últimos veinte años, hemos sido testigos del surgimiento de una nueva generación de creadores que han incorporado con éxito a la platería mexicana conceptos propios del diseño de modas. Esto implica no solo la creación de piezas, sino también el desarrollo de colecciones, la construcción de una presencia de marca sólida y la adopción de tendencias globales, sin perder la esencia local. La plata mexicana ha logrado posicionarse en el mercado global con un lenguaje renovado, expresando formas y sentimientos contemporáneos que son a la vez universales y profundamente arraigados en la identidad mexicana.

Empresas como Tane son un ejemplo de esta evolución. Su historia, que inicia en 1942 con Sergio y Natalia Vilner, y la apertura de su primera tienda en 1953, marcan un hito. Los primeros diseños de inspiración mexicana realizados por orfebres como José Marmolejo, y la continuidad con directores creativos como Pedro Leites, muestran una vocación de belleza inalterada a lo largo de las décadas. Tane ha sabido navegar crisis económicas y adaptarse, incorporando diseñadores como Alfonso Soto Soria y enfocándose en la manufactura de joyería para consolidar su marca.

La inspiración para la platería contemporánea proviene de diversas fuentes. La obra del reconocido arquitecto Luis Barragán, por ejemplo, ha inspirado colecciones de joyería como la creada por Leticia Llera, que obtuvo premios y reconocimiento. Esto demuestra cómo la plata se presta a ser un medio de homenaje e interpretación de otros íconos del diseño y el arte mexicanos.

El Oficio y la Enseñanza

Detrás de cada pieza de plata hay un artesano, un orfebre, un joyero o un platero cuyo talento y dedicación son fundamentales. La transmisión de este conocimiento es vital para la continuidad de la tradición. Eventos como las demostraciones de taller, como las ofrecidas por Plata Laguna en colaboración con el Museo Arocena y el ITESM Campus Laguna, son cruciales para acercar al público a los procesos de manufactura y diseño. Proyectos como Plata Laguna, que buscan convertir a la Comarca Lagunera en un centro de liderazgo mundial en diseño, manufactura y comercialización de joyería de plata, subrayan la importancia de la educación y la colaboración institucional para el futuro del oficio.

Figuras individuales como Martha Vargas, diseñadora con raíces michoacanas, ejemplifican la fusión de tradición y formación académica. Su historia, marcada por la observación de las manos indígenas que trabajan materiales naturales y su posterior formación en escuelas de diseño como el INBA, ilustra el camino de muchos creadores contemporáneos. Su capacidad para transformar materiales y su éxito en concursos nacionales e internacionales demuestran el alto nivel alcanzado por la joyería mexicana actual.

Preguntas Frecuentes sobre la Platería Mexicana

¿Cuándo empezó la platería en México?

La metalurgia, incluyendo el trabajo con plata y oro, existía en México desde la época prehispánica, con orfebres notables como los mixtecos y tarascos. Sin embargo, la platería tal como la conocemos hoy, con técnicas europeas y una producción a gran escala, se desarrolló principalmente tras la llegada de los españoles y el descubrimiento de las minas de plata en el virreinato de la Nueva España.

¿Cuáles son las técnicas más importantes en la platería mexicana?

A lo largo de la historia, se han utilizado y perfeccionado diversas técnicas. Entre las más destacadas se encuentran la cera perdida, la soldadura, las aleaciones, el repujado, el grabado y la filigrana.

¿Qué papel jugó Taxco en la historia de la platería?

Taxco fue fundamental en el renacimiento de la platería mexicana a partir de la década de 1930. Se convirtió en un centro creativo donde artesanos locales y artistas extranjeros colaboraron para desarrollar un estilo de diseño único, fusionando influencias indígenas, artísticas y populares, posicionando a la ciudad como un importante centro platero a nivel mundial.

¿La platería mexicana contemporánea sigue las tradiciones antiguas?

Sí, muchos diseñadores contemporáneos se inspiran en las técnicas y simbolismos de las tradiciones antiguas y regionales, pero también incorporan tendencias modernas de diseño y moda. La platería actual es una fusión dinámica de herencia y vanguardia.

¿Por qué la plata es tan importante para la identidad mexicana?

La plata está intrínsecamente ligada a la historia económica, social y artística de México. Desde su papel en la economía virreinal hasta su manifestación en el arte sacro, utilitario y suntuario, y su resurgimiento como expresión de identidad nacional en el siglo XX, la plata ha sido un símbolo constante de riqueza, arte y maestría artesanal, forjando una identidad compartida a lo largo del territorio.

Conclusión

La platería mexicana es un legado vivo que continúa evolucionando. Los cinco siglos de identidad compartida forjados en plata son una celebración de la maestría artesanal, la capacidad de adaptación y la creatividad de un pueblo. Desde los antiguos orfebres hasta los diseñadores de hoy, cada pieza de plata cuenta una historia, refleja una tradición y proyecta un futuro. Es un arte que evoca ambición, riqueza, tradición, diseño y, sobre todo, una profunda conexión con el alma vibrante de México.

Este recorrido histórico y artístico a través de la plata mexicana nos invita a apreciar no solo la belleza de los objetos, sino también el trabajo, la historia y la identidad que encapsulan. La platería es, sin duda, una de las expresiones más brillantes y perdurables del genio creativo mexicano.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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