Candelabro vs. Portavelas: Más Allá de la Luz

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Desde tiempos inmemoriales, la luz de las velas ha sido un elemento fundamental en la vida humana, no solo por su función práctica sino también por el ambiente y el simbolismo que aporta. Para sostener esta fuente de luz, se crearon objetos que con el tiempo evolucionarían de simples soportes a verdaderas obras de arte: los portavelas y los candelabros. Aunque a menudo se usan indistintamente, existe una distinción clave que define a cada uno y que revela mucho sobre su historia y propósito.

¿Qué es un candelabro de luz?
El candelabro, símbolo de elegancia atemporal, es un faro de calidez y opulencia refinada. Con sus elegantes brazos y su brillante luminosidad, transforma cualquier espacio en un santuario de luz y lujo.

Estos objetos, forjados en metales preciosos como la plata y el oro, o en otros materiales nobles, han sido testigos de ceremonias, banquetes y momentos íntimos a lo largo de los siglos. Su evolución está intrínsecamente ligada a la historia de la iluminación y al desarrollo del arte de la orfebrería y la platería.

Índice de Contenido

¿Qué Define a un Candelabro?

El término 'candelabro' (derivado del latín candēlābrum) se refiere específicamente a un soporte para velas que cuenta con múltiples brazos. Es decir, no es un simple objeto para una única vela, sino una estructura ramificada diseñada para sostener varias flamas simultáneamente. Esta característica distintiva es la esencia del candelabro, permitiéndole proyectar una mayor cantidad de luz y crear un impacto visual más significativo.

Históricamente, el término latino candēlābrum era el singular, y candēlābra el plural. Sin embargo, con el tiempo, especialmente en el uso moderno del inglés, 'candelabra' comenzó a usarse comúnmente como singular, y 'candelabras' o 'candelabrums' como plural. En español, el término 'candelabro' se utiliza generalmente para referirse a la versión multi-brazos, y 'candelabros' para el plural, simplificando un poco la confusión lingüística de su origen.

Un candelabro se distingue por su base, un fuste (o columna) y los brazos que se ramifican en la parte superior, cada uno terminando en un receptáculo para una vela. Estos receptáculos a menudo incluyen un disco o plato para recoger la cera derretida.

El Portavelas Simple: Un Soporte Fundamental

Por otro lado, un portavelas simple (en inglés, 'candlestick') es, como su nombre indica, un objeto diseñado para sostener una única vela. Su estructura es mucho más sencilla: una base, un fuste (que puede ser muy corto o inexistente) y un único soporte para la vela en la parte superior. La definición más básica de 'candlestick' es simplemente un objeto que sostiene una vela.

Mientras que un candelabro es siempre un portavelas, un portavelas simple no es un candelabro. El candelabro es una *forma* particular de portavelas, caracterizada por su capacidad de sostener múltiples velas.

La distinción fundamental reside en el número de puntos de luz que pueden sostener. Un portavelas sostiene uno; un candelabro sostiene varios. Esta diferencia no es meramente funcional; influye en el propósito, el diseño y el impacto visual de cada objeto.

La Distinción Clave: Brazos y Ubicación

La diferencia más evidente entre un candelabro y un portavelas simple es, como se mencionó, la presencia de múltiples brazos en el candelabro. Sin embargo, hay otra distinción importante, especialmente cuando se compara con otros soportes de luz ramificados como los chandeliers (lámparas de araña).

Los candelabros son típicamente objetos que se colocan sobre una superficie: una mesa, una repisa de chimenea, un pedestal o incluso el suelo (los candelabros de suelo pueden ser de gran tamaño). Su diseño está pensado para ser estable sobre una base.

Los chandeliers, aunque también son soportes ramificados para múltiples luces, se distinguen por estar colgados del techo. Originalmente, los chandeliers también sostenían velas, pero su propósito y ubicación los diferencian claramente de los candelabros de superficie.

En resumen, las principales diferencias son:

  • Número de Brazos: Portavelas simple = uno; Candelabro = múltiples.
  • Ubicación Típica: Candelabro = sobre una superficie; Chandelier = colgado del techo.

Un Viaje a Través de la Historia de la Iluminación y la Orfebrería

La historia de los candelabros y portavelas es tan antigua como el uso de las velas. Ya en el mundo antiguo se utilizaban soportes para la iluminación. Un ejemplo notable es la Menorá, el candelabro de siete brazos descrito en la Biblia hebrea, que ha sido un símbolo central del judaísmo. Representaciones de la Menorá se encuentran en lugares históricos como el Arco de Tito en Roma, atestiguando su antigüedad e importancia.

¿Cuál es la diferencia entre un candelabro y un candelabro?
Si bien "candelabra" es la forma plural correcta de "candelabrum" , debido a los cambios en el uso del inglés a lo largo del tiempo, ahora se usa popularmente como singular, siendo "candelabras" la supuesta forma plural. A veces, "Candelabrums" también se usa por las mismas razones.

Los romanos también utilizaban lo que llamaban candēlābrum, que podía referirse a soportes para lámparas o velas. Algunos de estos eran soportes altos y ornamentados, a veces con pies en forma de garras de animales, colocados sobre superficies. Existían tanto versiones simples para el hogar como candelabros monumentales de piedra o mármol para edificios públicos, como los encontrados en las termas.

Durante la Edad Media, los candelabros y portavelas encontraron un lugar prominente en las iglesias, donde la luz de las velas era esencial para los servicios litúrgicos. Se utilizaban candelabros con punzones para sujetar las velas. Documentos del siglo IV mencionan donaciones de candelabros de latón con incrustaciones de plata a las iglesias, mostrando la importancia y el valor artístico que ya poseían.

En las casas, los portavelas simples probablemente eran más comunes, pero los candelabros ramificados se convirtieron en símbolos de estatus y riqueza. Las velas de cera de buena calidad eran caras; solo los hogares adinerados podían permitirse encender múltiples velas a la vez en un candelabro. Las velas de sebo, más baratas, eran humeantes y olían mal.

El siglo XVII vio la definición del candelabro como un "gran portavelas de habitación que tiene varias ramas" en Francia, aunque ya existían en otras formas. Se colocaban en repisas, mesas, guéridons y torchères. En Inglaterra, en el siglo XVIII, los términos 'candelabra', 'branches', 'chandeliers' y 'girandoles' a menudo se usaban de forma intercambiable, lo que indica una fluidez en la terminología que a veces persiste hoy en día.

El siglo XVIII también vio la popularización de los candelabros portátiles con dos brazos, algunos diseñados para desmontarse y usarse como portavelas individuales. Para el siglo XIX, los candelabros de plata con múltiples brazos se convirtieron en elementos comunes en las mesas de comedor formales, a menudo acompañados de elaborados centros de mesa.

Candelabros y Chandeliers: Aclarando Conceptos

Como se mencionó, una distinción importante es entre el candelabro (de superficie) y el chandelier (de techo). Aunque ambos pueden ser soportes ramificados para múltiples luces, su método de montaje es la diferencia clave.

El candelabro se apoya en una base sobre una mesa, repisa, pedestal o suelo. Su diseño considera la estabilidad vertical y la distribución del peso sobre una superficie plana.

El chandelier se cuelga del techo mediante una cadena o varilla. Su diseño debe tener en cuenta la suspensión y la distribución del peso colgado. Originalmente para velas, los chandeliers evolucionaron para usar electricidad, convirtiéndose en las lámparas de araña que conocemos hoy.

En la actualidad, con la llegada de la electricidad, tanto candelabros como chandeliers han pasado de ser fuentes de luz primarias a elementos principalmente decorativos. Sin embargo, su diseño a menudo sigue la estética de sus predecesores con velas, incluso cuando utilizan bombillas eléctricas con forma de llama.

Diseño y Elegancia: Más Allá de la Luz

Más allá de su función práctica, los candelabros y portavelas son objetos de arte y diseño. La orfebrería y la platería han jugado un papel crucial en su creación, transformando metales en intrincadas formas, detalles ornamentales y superficies brillantes. Materiales como la plata, el latón, el bronce, el oro, el cristal, la porcelana e incluso la madera han sido utilizados para crear piezas que reflejan los estilos artísticos de cada época, desde el Barroco y el Rococó hasta el Neoclásico y el Moderno.

La artesanía involucrada en la creación de un candelabro, especialmente aquellos hechos de metales preciosos, puede ser considerable. El repujado, el cincelado, la fundición y el pulido son técnicas que los artesanos han perfeccionado a lo largo de siglos para dar vida a estas piezas.

¿Cómo se llaman los candelabros de los judíos?
La menorá es uno de los símbolos más antiguo de la religión judía. Según la tradición, la menorá simboliza el arbusto ardiente en el cual se le manifestó a Moisés la voz de Dios en el monte Sinaí. Este tipo de candelabro está presente en todas las sinagogas.

Un candelabro, con sus múltiples brazos y a menudo diseño elaborado, se convierte fácilmente en un punto focal en cualquier habitación o mesa. No solo proporciona luz, sino que también añade un toque de sofisticación, grandeza y calidez, creando una atmósfera particular.

Uso Moderno y Cuidado

Aunque la electricidad domina la iluminación moderna, los candelabros y portavelas siguen siendo muy utilizados. Se emplean para crear ambientes en cenas formales, bodas, eventos especiales o simplemente para añadir un toque de encanto a la decoración del hogar. La luz parpadeante de una vela ofrece una calidez y una intimidad que la luz eléctrica no puede igualar.

El cuidado de estas piezas es esencial para preservar su belleza y valor, especialmente si están hechas de metales como la plata, que pueden empañarse. La limpieza regular, el pulido adecuado para el material y la remoción cuidadosa de la cera son pasos importantes para mantener su esplendor a lo largo del tiempo.

CaracterísticaPortavelas Simple (Candlestick)Candelabro (Candelabrum)Chandelier
Número de Brazos/VelasUnoMúltiples (dos o más)Múltiples (generalmente muchos)
Ubicación TípicaSobre una superficie (mesa, repisa)Sobre una superficie (mesa, repisa, pedestal, suelo)Colgado del techo
Función Histórica PrincipalSoporte para una velaSoporte para múltiples velas (más luz, estatus)Iluminación general de una sala (originalmente con velas)
Impacto VisualSutil a moderadoSignificativo, punto focalDominante, punto focal principal
Ejemplo HistóricoPortavelas doméstico romanoMenorá, candelabro de iglesia góticaLámpara de araña de salones palaciegos

Preguntas Frecuentes

¿La diferencia principal es solo el número de velas que sostienen?
Sí, la diferencia más fundamental entre un portavelas simple y un candelabro es que el candelabro tiene múltiples brazos para varias velas, mientras que el portavelas simple solo tiene uno.

¿Todos los candelabros son de plata?
No, aunque la plata es un material común y muy valorado para candelabros y portavelas, también se fabrican en otros metales como latón, bronce, oro, así como en cristal, porcelana, madera y otros materiales.

¿Se siguen utilizando candelabros hoy en día?
Absolutamente. Aunque ya no son la principal fuente de luz, se usan ampliamente con fines decorativos, para crear ambiente en eventos, cenas y como elementos de diseño en interiores.

¿Puedo usar velas eléctricas en un candelabro antiguo?
Sí, las velas eléctricas son una alternativa segura para usar en candelabros, especialmente en piezas antiguas o en lugares donde las llamas abiertas son un riesgo. Vienen en diferentes formas y tamaños para imitar la apariencia de las velas de cera.

¿Qué significa la palabra 'candelabrum'?
'Candelabrum' es el término original en latín para 'candelabro' y es la forma singular. 'Candelabra' era originalmente el plural, pero en el inglés moderno a menudo se usa como singular.

El Brillo Eterno de la Elegancia

En definitiva, tanto el humilde portavelas como el majestuoso candelabro comparten la noble tarea de sostener y realzar la luz de las velas. Sin embargo, es el candelabro, con su estructura ramificada y capacidad para proyectar múltiples flamas, el que a menudo evoca imágenes de grandeza, celebración y arte refinado. Su historia está entrelazada con la evolución de la sociedad, la religión y, por supuesto, el arte de la orfebrería y la platería.

Aunque la tecnología ha cambiado la forma en que iluminamos nuestros espacios, el atractivo de la luz de las velas y los bellos soportes que la contienen perdura. Un candelabro no es solo un objeto; es un pedazo de historia, una escultura funcional y un símbolo duradero de elegancia que continúa iluminando y enriqueciendo nuestros entornos.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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