¿La platería es británica o estadounidense?

La Platería: Orígenes y Tradiciones

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La platería, el arte de trabajar la plata para crear objetos decorativos o utilitarios, es una disciplina que evoca imágenes de elegancia, historia y maestría artesanal. A menudo, al pensar en piezas antiguas o de gran valor, surgen nombres de países con ricas tradiciones en este campo. Sin embargo, la pregunta sobre si la platería es intrínsecamente británica o estadounidense simplifica en exceso un arte con raíces mucho más profundas y extendidas.

¿Qué son las cuentas de plata?
Las cuentas de plata son una subclase de cuentas y se fabrican con plata de ley, un material de joyería de probada eficacia. Las cuentas se llevan en las llamadas pulseras de abalorios o dijes pasando la cinta subyacente por los agujeros de las cuentas en forma de abalorio.

La realidad es que la orfebrería y, específicamente, el trabajo de la plata, no se originó en Gran Bretaña ni en Estados Unidos. Sus inicios se remontan a miles de años antes de la existencia de estas naciones tal como las conocemos hoy. Civilizaciones antiguas en el Medio Oriente, como Egipto y Mesopotamia, ya dominaban la metalurgia de metales preciosos, incluyendo la plata, para crear joyas, recipientes y objetos rituales. Este conocimiento se extendió por Europa, Asia y África, evolucionando y adaptándose a las culturas locales a lo largo de los milenios.

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Los Verdaderos Orígenes Antiguos de la Platería

El descubrimiento y la manipulación de la plata datan de alrededor del 5000 a.C. en el Cercano Oriente. Inicialmente utilizada en su estado nativo, pronto se desarrollaron técnicas para extraerla de minerales. Su brillo, maleabilidad y resistencia a la corrosión la hicieron invaluable. En el Antiguo Egipto, la plata era a veces incluso más valorada que el oro debido a su rareza en la región. Se utilizaba para adornos personales, vasijas finas y como medio de intercambio.

La civilización minoica y micénica en el Egeo, así como los griegos y romanos, también fueron hábiles plateros. Los romanos, en particular, explotaron extensas minas de plata y produjeron grandes cantidades de objetos, desde vajillas elaboradas para la élite hasta monedas. Técnicas como el repujado, el cincelado y la granulación ya se practicaban en la antigüedad, sentando las bases para futuros desarrollos.

La Platería Británica: Una Tradición con Historia y Hallmarks

La tradición platera en las islas británicas tiene una historia larga y distinguida que se remonta a la época romana, pero que floreció particularmente a partir de la Edad Media. Las cofradías y gremios jugaron un papel crucial en la organización y el control de la calidad del oficio. El London Goldsmiths' Company, fundado en el siglo XIV, se convirtió en una de las instituciones más influyentes, estableciendo estrictas normativas para garantizar la pureza del metal.

Un aspecto fundamental y distintivo de la platería británica es el sistema de hallmarks (contrastes o punzones). A partir del siglo XIV, se hizo obligatorio marcar las piezas de plata con una serie de punzones que indicaban: la ciudad donde fue ensayada la plata, la finura o pureza del metal (el "estándar"), la letra del año de ensayo (permitiendo datar la pieza con precisión) y la marca del platero. Este sistema, que ha evolucionado pero perdura hasta hoy, ofrece una trazabilidad y autenticidad inigualables, convirtiendo a los hallmarks en un área de estudio y fascinación por sí misma.

El siglo XVIII, especialmente el período Georgiano, es considerado una edad de oro para la platería británica. La creciente prosperidad de la aristocracia y la burguesía impulsó la demanda de objetos de plata de alta calidad, desde elaborados juegos de té y café hasta candelabros, fuentes y cuberterías completas. Plateros como Paul de Lamerie (aunque de origen hugonote francés, trabajó en Londres) crearon obras maestras de intrincada decoración y formas elegantes. La platería Georgiana se caracteriza por su equilibrio, proporción y, a menudo, por el uso de técnicas como el repujado y el cincelado.

El siglo XIX vio la expansión de la producción, con la Revolución Industrial impactando también en la platería, permitiendo la fabricación en serie de algunos objetos. Sin embargo, la artesanía de alta calidad continuó prosperando, influenciada por movimientos como el Arts and Crafts a finales de siglo, que buscaba revivir la destreza manual y la belleza en oposición a la producción masiva.

El Desarrollo de la Platería en América: Influencia y Estilo Propio

La platería en lo que hoy son los Estados Unidos comenzó con la llegada de los colonos europeos. Los primeros plateros en asentarse en ciudades como Boston, Nueva York y Filadelfia en el siglo XVII trajeron consigo las tradiciones y técnicas de sus países de origen, principalmente Inglaterra y los Países Bajos.

Inicialmente, los estilos coloniales americanos reflejaban fielmente las modas europeas. Sin embargo, con el tiempo, los plateros americanos comenzaron a desarrollar un estilo propio, a menudo caracterizado por una mayor sencillez y funcionalidad en comparación con la opulencia de algunas piezas europeas, aunque también producían objetos muy refinados para clientes adinerados. La plata colonial americana se valoraba no solo por su utilidad o belleza, sino también como una forma de inversión y exhibición de estatus.

La figura más icónica de la platería colonial americana es sin duda Paul Revere (1735-1818), más conocido por su papel en la Revolución Americana. Revere fue un platero excepcionalmente talentoso en Boston, produciendo una amplia gama de objetos, desde cuencos y jarras hasta bandejas y cubiertos. Su obra se caracteriza por su calidad técnica y su adaptación del estilo Georgiano inglés a un gusto americano, a menudo con líneas limpias y superficies pulidas. Aunque su producción fue prolífica para la época, la cantidad total de plateros y piezas producidas en la América colonial era significativamente menor que en Gran Bretaña.

Tras la independencia, la platería americana continuó evolucionando. El siglo XIX vio el surgimiento de grandes empresas plateras como Tiffany & Co. (fundada en 1837), Gorham Manufacturing Company y Reed & Barton, que combinaron la producción artesanal con métodos más industrializados para satisfacer la demanda de una clase media en crecimiento. Estas compañías desarrollaron sus propios estilos, a menudo inspirados en movimientos artísticos europeos como el Art Nouveau o el Neoclasicismo, pero con un distintivo toque americano.

Comparando las Tradiciones: Diferencias Clave

Aunque ambas tradiciones comparten el mismo arte fundamental, existen diferencias notables:

  • Antigüedad y Volumen: La tradición británica organizada (gremios, hallmarks) es significativamente más antigua y el volumen de producción histórica es mayor que en América hasta el siglo XIX.
  • Sistema de Hallmarks: El sistema británico es uno de los más complejos y estrictos del mundo, proporcionando información detallada sobre cada pieza. El sistema americano de marcas ha sido menos regulado históricamente, basándose más en la marca del fabricante o platero individual, aunque con el tiempo se establecieron algunos estándares de pureza.
  • Estilo: Si bien hubo mucha influencia cruzada, especialmente en el período colonial, la platería británica Georgiana es famosa por su opulencia y detalle, mientras que la platería colonial americana a menudo priorizó la funcionalidad y una estética más sobria, aunque ambos países produjeron piezas de gran lujo.
  • Figuras Icónicas: Gran Bretaña tiene una larga lista de maestros plateros a lo largo de los siglos; América tiene figuras prominentes como Paul Revere, cuya fama trasciende el oficio de platero.
CaracterísticaTradición BritánicaTradición Americana
Inicio de Tradición OrganizadaSiglo XIV (Gremios)Siglo XVII (Llegada de Colonos)
Sistema de MarcadoComplejo sistema de Hallmarks (ciudad, año, estándar, platero)Principalmente marca del platero/fabricante, estándares de pureza posteriores
Periodo de Gran AugeSiglo XVIII (Georgiano)Siglos XVIII (Colonial) y XIX (Industrialización)
Estilo ColonialOpulento, detallado (ej. Georgiano)Más sobrio, funcional, adaptado (ej. Paul Revere)
Figuras NotablesPaul de Lamerie, Reales Plateros, etc.Paul Revere, Empresas como Tiffany & Co.

Preguntas Frecuentes sobre Platería Británica y Americana

¿Cuál tradición es "mejor"?

No se trata de cuál es mejor, sino de reconocer la riqueza y particularidades de cada una. Ambas han producido obras de arte extraordinarias y tienen un legado invaluable en la historia de la orfebrería.

¿Son los hallmarks británicos una garantía de valor?

Los hallmarks garantizan la pureza de la plata y permiten datar la pieza y conocer a su creador (si se identifica la marca). Esto es crucial para la autenticidad y puede influir en el valor, que también depende de la calidad artística, la rareza, el estado de conservación y la procedencia.

¿Toda la platería colonial americana fue hecha a mano?

La mayor parte de la platería colonial fue hecha a mano utilizando técnicas tradicionales. La industrialización en el siglo XIX introdujo métodos de fabricación en serie, cambiando el panorama de la producción a gran escala.

¿Se sigue creando platería artesanal hoy en día?

Sí, la artesanía platera sigue viva y evolucionando tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos, con plateros contemporáneos que continúan las técnicas tradicionales y exploran nuevas formas y estilos.

Conclusión

En definitiva, la platería no es un arte que pertenezca exclusivamente a Gran Bretaña o a Estados Unidos. Es un oficio antiguo con orígenes globales. Sin embargo, tanto la tradición británica, con su arraigado sistema de hallmarks y su esplendor Georgiano, como la tradición americana, que adaptó las influencias europeas para crear un estilo propio en figuras como Paul Revere, han hecho contribuciones significativas y distintivas a la vasta historia de la orfebrería. Ambas son ramas valiosas y fascinantes de un mismo árbol milenario.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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