¿Qué tipo de joyas usaban los egipcios?

El Arte del Oro y la Plata en el Antiguo Egipto

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Para los antiguos egipcios, la orfebrería y la platería no eran meras artes decorativas, sino componentes esenciales de su vida cotidiana, su estratificación social y, fundamentalmente, sus creencias espirituales. Las joyas, elaboradas con una destreza asombrosa, trascendían la función de simple adorno. Se convertían en herramientas para afirmar el prestigio y el estatus dentro de una sociedad rígidamente estructurada. Sin embargo, su significado más profundo radicaba en su poder percibido: eran auténticos amuletos, cargados de energía protectora, capaces de salvaguardar a su portador de peligros, enfermedades y cualquier tipo de infortunio.

Esta creencia en el poder intrínseco de los materiales llevó a atribuir a piedras y metales significados profundamente simbólicos. El esplendor inalterable del oro, por ejemplo, representaba la divinidad y la eternidad, evocando el brillo del sol, la deidad suprema. La cornalina, con su vibrante color rojo, simbolizaba la sangre y, por ende, la vida y la vitalidad. El lapislázuli, con su intenso azul salpicado de pirita dorada, representaba el cielo nocturno y el reino de los dioses. La esmeralda, de la que se cuenta que era la piedra predilecta de la reina Cleopatra, con su color verde profundo, era un poderoso símbolo de fertilidad, regeneración y renacimiento, vinculado a la vegetación y la vida que emerge de la tierra.

¿Qué joyería usaban los egipcios?
Una de las joyas preferidas por loa egipcios eran los collares de cuentas. Las joyas eran claros indicadores del rango de sus portadores. De esta manera los personajes mejor situados podían lucir joyas realizadas en oro, plata, cornalina, lapislázuli…
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La Orfebrería y los Ritos Funerarios

El papel de la orfebrería se volvía aún más crucial en los ritos funerarios. Las joyas no solo acompañaban al difunto como parte de su ajuar personal, sino que actuaban como herramientas propiciatorias y protectoras para el arduo viaje al más allá. Se creía que ciertos amuletos y objetos de oro y gemas facilitaban el paso seguro a la otra vida y garantizaban la inmortalidad. Incluso las momias, preparadas meticulosamente para la eternidad, a menudo lucían collares y otros adornos especiales, colocados estratégicamente sobre o dentro de las vendas, para asegurar su protección y bienestar en el reino de Osiris.

No es casualidad que muchas de las piezas de orfebrería más preciosas, elaboradas y mejor conservadas del antiguo Egipto hayan sido descubiertas en tumbas. Estos contextos funerarios, sellados durante milenios, han actuado como cápsulas del tiempo, preservando el esplendor de un arte que de otro modo se habría perdido. La necrópolis de Dahshur, cerca de El Cairo, fue el escenario de un hallazgo extraordinario en 1894: el tesoro de la princesa Khnumit. En su sarcófago, entre un ajuar impresionante, se encontró un collar compuesto por seis sartas de perlas de oro finamente elaboradas, alternadas con cien jeroglíficos tallados en piedras preciosas, cada uno un pequeño amuleto o símbolo. Las sarta culminaban en dos broches de oro macizo, magistralmente modelados en forma de cabeza de halcón, una representación del dios Horus, protector del faraón y, por extensión, de la realeza.

Otro descubrimiento seminal tuvo lugar en 1914, con la tumba de la princesa Sithathoriunet. Esta tumba reveló un conjunto de joyas considerado entre los mejores ejemplos de la orfebrería egipcia de la dinastía XII. Incluía una delicada diadema, brazaletes intrincados y petos ceremoniales, todos ellos testigos de una técnica y un diseño sofisticados. Hoy en día, estas piezas asombrosas pueden ser admiradas en el Museo Metropolitano de Nueva York, donde continúan maravillando a los visitantes con su belleza atemporal.

Maestría Artesanal: Más Allá del Adorno

La civilización del antiguo Egipto se distinguió por una tradición artesanal vasta y duradera. Dentro de este contexto, la orfebrería ocupó un lugar de privilegio, no solo por el valor intrínseco de los materiales, sino por el nivel de habilidad y precisión requeridos. Los artesanos egipcios poseían un profundo conocimiento de las propiedades de los metales, especialmente del oro, que era relativamente abundante en Nubia (sur de Egipto) y notablemente maleable, permitiendo ser trabajado en láminas extremadamente finas o hilos delicados.

La artesanía egipcia, en general, y la orfebrería en particular, buscaba una visión absoluta de orden, perfección y simetría artística. Cada pieza era diseñada para perdurar, no solo físicamente, sino también en su significado y poder. Esto se reflejaba en la meticulosa atención al detalle, la precisión en la talla de gemas y la incrustación, y la habilidad para crear formas complejas y simbólicas, como los escarabajos, los ojos de Horus, los ankhs (símbolo de la vida) o las representaciones de dioses y faraones.

Aunque la información proporcionada se centra en la orfebrería (trabajo en oro), la platería (trabajo en plata) también existió, aunque la plata era menos común y, en ciertas épocas, incluso más valorada que el oro por su rareza en Egipto. Los mismos principios de maestría, simbolismo y función ritual se aplicaban a las piezas de plata.

Ejemplos Icónicos de la Orfebrería Egipcia

Además de los tesoros de Khnumit y Sithathoriunet, existen otras piezas de orfebrería egipcia que han capturado la imaginación del mundo. La más famosa, sin duda, es la Máscara Funeraria de Tutankamón.

La Máscara de Tutankamón: Un Icono Dorado

Descubierta en 1922 por Howard Carter en el Valle de los Reyes, la máscara dorada de Tutankamón es quizás el artefacto más famoso del antiguo Egipto. No es solo una obra maestra de la orfebrería, sino un retrato idealizado del joven rey destinado a acompañarlo y protegerlo en el más allá. Fabricada con aproximadamente 11 kilogramos de oro macizo, la máscara está exquisitamente incrustada con cristal azul, lapislázuli, cuarzo, obsidiana y otras piedras semipreciosas. El nemes (tocado real) de oro y lapislázuli, la barba postiza ceremonial y los detalles del rostro y el cuello, con sus incrustaciones y grabados, demuestran un nivel de habilidad técnica y artística insuperable. El papiro con el capítulo 151b del Libro de los Muertos, grabado en la parte posterior, añade una capa más de significado funerario y protector.

¿Cuáles son las artesanías de Egipto?
PRODUCTOS EGIPCIOSShisha. Llamadas también narguile o camchimba, la shisha es el recipiente de metal y vidrio que se emplea para fumar tabaco de distintos sabores y filtrado por agua. ...Artesanía. ...Papiros. ...Chilabas. ...Perfumes. ...Joyas.

Otras formas de orfebrería y metalistería egipcia incluían:

  • Amuletos: Pequeños objetos en metal (oro, plata, bronce) o piedras preciosas/semipreciosas, modelados con formas simbólicas (escarabajos, ojos de Horus, Ankh, etc.) y llevados como protección.
  • Menat: Un collar con contrapeso, a menudo de metal, que era tanto un adorno como un instrumento musical (sonajero) y un amuleto asociado a la diosa Hathor.
  • Figuras Divinas o Reales: Pequeñas estatuillas de metal, a veces macizas, utilizadas en templos, santuarios portátiles (Naos) o como parte de ajuares funerarios.
  • Componentes de Mobiliario y Objetos Cotidianos: Elementos decorativos o funcionales en oro o plata incrustados en muebles, sarcófagos o vasijas.

La artesanía en el antiguo Egipto abarcaba una vasta gama de objetos, desde grandes estructuras de piedra hasta delicadas piezas de joyería. Si bien la lista de artefactos del segundo texto incluye muchos ejemplos que no son orfebrería (vasos canopos de arcilla, sarcófagos de piedra, estelas, etc.), es importante reconocer que la habilidad y la búsqueda de la perfección eran comunes a todas estas disciplinas. La orfebrería, sin embargo, con su uso de materiales preciosos y su profundo entrelazamiento con el simbolismo y la religión, se erige como una de las expresiones artísticas más elevadas y reveladoras de esta fascinante civilización.

Comparación de Materiales y su Simbolismo en la Orfebrería Egipcia

Material/PiedraColor PrincipalSimbolismo PrincipalAplicación en Joyería
OroAmarillo brillanteDivinidad, inmortalidad, el Sol, la carne de los diosesCollares, brazaletes, diademas, máscaras funerarias, amuletos, incrustaciones
CornalinaRojoVida, sangre, energía, vitalidad, protecciónCuentas de collares, incrustaciones, amuletos (como el nudo de Isis)
LapislázuliAzul intenso con motas doradasEl cielo, lo divino, el universo, verdad, protecciónCuentas, incrustaciones (ojos, jeroglíficos), amuletos
EsmeraldaVerdeFertilidad, renacimiento, vida nueva, vegetaciónCuentas, incrustaciones, asociada a la realeza y la vida

Preguntas Frecuentes sobre la Orfebrería Egipcia

¿Por qué era importante la joyería para los egipcios?

La joyería era fundamental por varias razones: como adorno cotidiano, como símbolo de estatus y prestigio social, y principalmente como amuletos protectores con significados mágicos y religiosos.

¿Qué metales usaban principalmente en orfebrería?

El oro era el metal más importante y valorado en la orfebrería egipcia debido a su simbolismo divino y su abundancia relativa. También se usaba plata, aunque en menor medida, y otros metales como el bronce para objetos menos suntuosos o como base.

¿Tenían las joyas algún significado especial?

Sí, cada material y forma en las joyas egipcias tenía un profundo significado simbólico y protector, asociado a dioses, conceptos cosmológicos o propiedades mágicas (vida, protección, fertilidad, divinidad, etc.).

¿Dónde se han encontrado las joyas egipcias más importantes?

La mayoría de las piezas de orfebrería más valiosas y mejor conservadas se han descubierto en tumbas y necrópolis, ya que formaban parte del ajuar funerario destinado a acompañar y proteger al difunto en el más allá.

¿Cuál es la pieza de orfebrería egipcia más famosa?

Sin duda, la Máscara Funeraria de Tutankamón es la pieza de orfebrería egipcia más icónica y mundialmente reconocida, famosa por su uso masivo de oro y sus ricas incrustaciones.

¿Se utilizaba la orfebrería solo para adornos personales?

No, además de adornos, la orfebrería tenía funciones rituales, funerarias (como parte del ajuar y protección para la momia), y se utilizaba para crear amuletos, objetos de culto y elementos decorativos para templos y palacios.

La orfebrería del antiguo Egipto perdura hoy como un testimonio del ingenio, la habilidad técnica y la profunda conexión espiritual de una civilización que supo infundir belleza, poder y significado a cada pieza de oro y gema que crearon.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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