¿Qué eran los esmaltes en la Edad Media?

El Arte Milenario del Esmalte en Metal

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El esmalte, en el contexto de la orfebrería y la platería, es una capa vítrea, similar al vidrio, que se fusiona sobre una base metálica mediante calor intenso. Esta técnica milenaria ha permitido embellecer objetos de metal con colores vibrantes y duraderos, creando piezas de arte que han perdurado a través de los siglos. Su nombre proviene de la antigua palabra alemana 'smelzan', que evolucionó a 'esmail' en francés antiguo, dando lugar a términos modernos como 'smalto' en italiano, 'email' en francés y alemán, y 'enamel' en inglés. Aunque el esmalte cerámico, utilizado para vidriar barro, tiene una historia aún más antigua, el esmalte vítreo aplicado a metales es una rama distinta y apasionante del arte.

¿Cuándo se inventó la joyería de esmalte?
Los primeros objetos esmaltados conocidos se fabricaron en Chipre alrededor del siglo XIII a. C., durante el período micénico. Seis anillos de oro descubiertos en una tumba micénica de Kouklia estaban decorados con diversas capas de vidrio coloreado fusionadas sobre el oro.
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Los Orígenes del Esmalte Vítreo en Metal

La historia del esmalte fusionado sobre metal es profundamente antigua. Los objetos esmaltados más antiguos que se conocen fueron creados en Chipre, alrededor del siglo XIII a.C., durante el periodo micénico. Se descubrieron seis anillos de oro en una tumba micénica en Kouklia, decorados con varias capas de vidrio coloreado fusionado al oro. Antes de este descubrimiento crucial, la decoración de objetos metálicos con vidrio u otros materiales como piedras preciosas (visto en tumbas del antiguo Egipto, como la máscara de Tutankamón, que usaba una técnica similar al cloisonné pero con incrustaciones pegadas o fijadas mecánicamente) se basaba en cementar el vidrio al metal o en una fijación mecánica mediante grapas.

Fue este artesano chipriota desconocido quien descubrió que al fusionar el vidrio directamente sobre el metal, nacía el arte del esmaltado vítreo. Estos anillos tempranos eran de oro cincelado, con ornamentación de alambres cuadrados retorcidos, y es casi seguro que el vidrio se colocaba en las celdas como piezas muy cuidadosamente cortadas. Estas piezas, junto con un cetro y orbe de oro decorados con esmalte blanco, rosa y verde, son los ejemplos más antiguos conocidos de esmalte y se encuentran en el museo de Nicosia en Chipre. Este descubrimiento fue el precursor directo del desarrollo de la técnica cloisonné.

A partir de Chipre, es probable que la técnica se extendiera a los antiguos griegos y, a través de ellos, a Europa. Un ornamento capilar griego del siglo V a.C. muestra una habilidad notable, decorado sobre oro y plata con esmalte. Sin embargo, a pesar de algunas piezas destacadas, los griegos no son particularmente conocidos por su trabajo en esmalte.

Técnicas Clave del Esmaltado a lo Largo de la Historia

El arte del esmalte sobre metal ha evolucionado en diversas técnicas, cada una con sus características únicas y periodos de esplendor:

Esmalte Cloisonné (Alveolar o Tabicado)

Esta técnica, cuyo nombre proviene del francés 'cloison' (celda), es una de las más antiguas y consiste en crear compartimentos o alvéolos sobre la superficie metálica. Originalmente, estos compartimentos se formaban soldando finas tiras o alambres de metal (oro, plata, cobre o latón) al soporte metálico. Estos alambres sobresalen de la superficie y actúan como barreras que evitan que los colores del esmalte se mezclen durante la cocción. El esmalte, a menudo en forma de pasta o polvo, se coloca cuidadosamente dentro de cada celda. Para alcanzar el grosor deseado y asegurar la fusión, el proceso implica múltiples capas de esmalte y cocciones intermedias a altas temperaturas. Una vez completado el grosor, la superficie se lija para que el esmalte quede al ras con la parte superior de los alambres (las 'cloisons') y luego se pule para revelar los colores y el brillo. Esta técnica, que parece haber llegado a Europa a través de Irán y Bizancio alrededor del siglo X, fue muy utilizada en la Antigüedad y la Edad Media para elementos litúrgicos, relicarios y joyas. Los alambres metálicos no solo delimitan el diseño, sino que también contribuyen a la adhesión mecánica del esmalte.

Esmalte Champlevé (Vaciado o Campeado)

Considerada una simplificación del cloisonné, la técnica champlevé (también del francés, significando 'campo levantado') se diferencia en que los alvéolos o cavidades no se forman con alambres añadidos, sino que se excavan directamente en la lámina metálica base. Esto se logra mediante cincelado, grabado o fundición. Las cavidades resultantes suelen ser más anchas y menos intrincadas que las del cloisonné, y no requieren los finos hilos metálicos para delimitar las áreas. El esmalte se deposita en estas depresiones y se fusiona. Al igual que en el cloisonné, la superficie se lija y pule para que el esmalte quede al mismo nivel que las partes no excavadas del metal. Esta técnica fue empleada en la época merovingia en Francia y se extendió por Europa durante la Edad Media. Escuelas destacadas incluyeron la renana (cerca de Colonia) y la de Silos en España. Los celtas y sajones en Gran Bretaña también fueron maestros del champlevé, como se ve en espejos y cuencos colgantes. A menudo se utilizaban esmaltes opacos en colores como rojo, azul, blanco y verde.

Esmalte de Bajorrelieve (Basse-taille)

Desarrollada en Italia en el siglo XIII, la técnica basse-taille ('corte bajo') implica cincelar o grabar un diseño en bajo relieve sobre la superficie metálica (generalmente oro o plata). Luego, se aplica un esmalte translúcido o transparente sobre este relieve. Al ser cocido y fusionado, el esmalte permite que el diseño grabado debajo sea visible a través de él, creando un efecto de profundidad y haciendo que el metal refleje la luz a través del esmalte. Los diferentes niveles del relieve grabado se manifiestan como variaciones en la intensidad del color del esmalte. La referencia más antigua conocida a esta técnica data de 1286, y la pieza más antigua es un cáliz de oro de 1290 hecho para el Convento de San Francisco de Asís. Este esmalte translúcido o transparente también se aplicaba simplemente sobre fondos de oro o plata lisos para darles brillo.

Esmalte Plique-à-jour

Considerada una de las técnicas más difíciles, el plique-à-jour ('deja pasar el día') crea un efecto similar al de una vidriera en miniatura. Se utiliza esmalte translúcido o transparente que se fusiona para formar una capa a través de una red de celdas, pero *sin* tener un respaldo metálico detrás del esmalte. El esmalte en sí mismo forma la estructura coloreada, sostenida por la red metálica. Es similar al cloisonné pero sin la base. A menudo se usa un soporte temporal durante la cocción, que se retira después (por disolución o pulido). Los resultados son espectaculares, con la luz pasando a través del esmalte como en un vitral. Aunque hay referencias tempranas en el siglo XIII, las piezas existentes datan principalmente del siglo XV, siendo la copa Mérode de plata dorada (siglo XV) uno de los pocos ejemplos tempranos conocidos.

Esmalte Pintado (o de Pintores)

Esta técnica, adoptada en Limoges en el siglo XV, se inspiró en la pintura de esmaltes sobre vidrio practicada por los venecianos. Consiste en pintar figuras o diseños sobre una placa metálica lisa (o previamente esmaltada, a menudo con una capa base blanca) utilizando esmaltes en polvo mezclados con un medio. La pieza se somete a cocción, fusionando las capas pintadas a la base. Este método no requiere las divisiones complejas del cloisonné o el champlevé y permitió la creación de verdaderas "pinturas" sobre metal. Con ligeras modificaciones, esta técnica sigue siendo utilizada por artistas esmaltadores hoy en día.

Otras Técnicas

Existen otras variantes, como el Esmalte de Aplicación, donde el esmalte se prepara en forma de placa fuera de la pieza y luego se aplica a ella como si fuera una piedra preciosa engastada. El Esmalte Cuadriculado implica incrustaciones de oro en surcos abiertos en cristal de roca o vidrio blanco, cubiertos con un esmalte muy fusible. El Nielo, aunque a veces considerado una técnica de esmalte, es más precisamente un compuesto de plata, cobre, plomo y azufre que se funde en los grabados de la plata y se pule para crear líneas negras contrastantes; se le clasifica como una forma de esmalte negro.

El Esplendor del Esmalte en la Edad Media

La Edad Media fue una auténtica época de esplendor para el arte del esmalte en Europa. Se utilizó profusamente para decorar joyas, objetos litúrgicos (cruces, relicarios, cálices), encuadernaciones de libros y muebles. Las técnicas de cloisonné y champlevé alcanzaron gran sofisticación. Bizancio fue un centro importante para el cloisonné, produciendo piezas finas y pequeñas de oro que a menudo se incorporaban a objetos más grandes. La influencia bizantina se extendió a Rusia. En Europa Occidental, escuelas como la renana y la de Silos (España) destacaron en el champlevé. Limoges, en Francia, se convirtió en un centro de esmaltado de renombre, inicialmente con champlevé y luego innovando con el esmalte pintado. La riqueza, la inventiva y la habilidad técnica de este período dejaron un legado artístico invaluable, con muchas de estas obras maestras conservadas en catedrales, iglesias y museos.

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Durabilidad del Esmalte

Una de las propiedades destacadas del esmalte vítreo es su notable durabilidad y longevidad. Al ser vidrio fusionado a metal a altas temperaturas, es resistente al deslustre, la corrosión y la decoloración. Las piezas esmaltadas antiguas, como la Copa Real de Oro de los Reyes de Francia e Inglaterra (hecha en París entre 1380-1390), conservan sus colores tan vibrantes como el día en que fueron creadas, a pesar de tener siglos de antigüedad. Esta resistencia inherente ha permitido que muchas obras de arte esmaltadas sobrevivan en excelente estado hasta nuestros días, testimonio de la maestría de los artesanos que las crearon y de la calidad del material.

El Esmalte en Tiempos Posteriores

Si bien la Edad Media fue su época dorada, el esmalte continuó evolucionando. En el siglo XV, el esmalte pintado abrió nuevas posibilidades artísticas. Artistas y talleres posteriores, como los famosos Faberge y Battersea, se hicieron sinónimos de la apelación especial del esmalte vítreo en objetos de lujo. La técnica también se extendió al esmaltado industrial, comenzando en el siglo XVIII con el esmaltado de hierro, primero en Alemania y Suecia, y expandiéndose en el siglo XIX con la Revolución Industrial para producir utensilios de cocina esmaltados de uso común. Aunque nuestro enfoque aquí es el arte y la orfebrería, esta expansión industrial demuestra la versatilidad y utilidad del esmalte más allá del ámbito puramente artístico.

Comparativa de Técnicas de Esmalte Principales

Aquí presentamos una tabla comparativa de las técnicas de esmalte más significativas en orfebrería:

TécnicaMétodo PrincipalApariencia ClaveUso Histórico Destacado
CloisonnéCrear celdas con alambres soldados al metal; llenar con esmalte.Diseños delimitados por finas líneas metálicas; esmalte opaco o translúcido.Antigüedad (precursor), Bizancio, Edad Media (litúrgico, joyas).
ChamplevéExcavar cavidades directamente en el metal; llenar con esmalte.Diseños con áreas de esmalte delimitadas por el metal base restante; a menudo esmalte opaco.Celtas, Sajones, Merovingios, Edad Media (Renania, Limoges, Silos).
Basse-tailleGrabar bajo relieve en metal; aplicar esmalte translúcido/transparente encima.El relieve del metal se ve a través del esmalte, creando profundidad y variación de color.Italia (siglo XIII), Edad Media tardía.
Plique-à-jourLlenar celdas sin respaldo metálico con esmalte translúcido/transparente.Similar a una vidriera; la luz pasa a través del esmalte; muy delicado.Siglos XIII-XV (raro), posteriormente.
Esmalte PintadoPintar diseños con esmalte en polvo sobre una superficie metálica lisa.Similar a una pintura sobre metal; no requiere divisiones de celdas.Limoges (siglo XV), posteriormente.

Preguntas Frecuentes sobre el Esmalte en Orfebrería

Aquí respondemos algunas dudas comunes sobre este arte:

¿Qué es exactamente el esmalte en joyería?
Es vidrio finamente molido (a menudo mezclado con óxidos metálicos para dar color) que se aplica sobre una superficie metálica y se fusiona a ella mediante cocción a altas temperaturas en un horno. El resultado es una capa vítrea duradera y coloreada adherida al metal.

¿Cuál es la diferencia entre esmalte y pintura sobre metal?
La principal diferencia es el proceso de fijación. La pintura se adhiere a la superficie con un aglutinante que se seca. El esmalte es vidrio que se funde y se une químicamente o mecánicamente (dependiendo de la técnica) al metal a alta temperatura, creando una capa vítrea permanente y mucho más resistente.

¿El esmalte es frágil?
Aunque es vidrio, el esmalte vítreo fusionado correctamente al metal es bastante duradero. Sin embargo, como el vidrio, puede agrietarse o desprenderse si sufre un golpe fuerte o un impacto directo, especialmente en bordes o áreas desprotegidas. Su resistencia depende de la técnica, el metal base, el grosor del esmalte y si la pieza está protegida.

¿Cuál es la técnica de esmalte más antigua?
Los ejemplos más antiguos de esmalte *fusionado* sobre metal (los anillos de Chipre) son precursores de la técnica cloisonné. La técnica cloisonné con alambres definidos es una de las más antiguas y extendidas.

¿Por qué la Edad Media fue importante para el esmalte?
La Edad Media fue un período de gran innovación y uso del esmalte en Europa. Se desarrollaron y perfeccionaron técnicas como el champlevé y el cloisonné, y se aplicó el esmalte a una amplia variedad de objetos, desde joyas personales hasta importantes piezas litúrgicas y decorativas, alcanzando un alto nivel artístico.

¿Se sigue utilizando el esmalte en la joyería moderna?
Sí, el esmalte sigue siendo una técnica valorada en la joyería y la orfebrería contemporáneas. Los artesanos modernos utilizan tanto las técnicas tradicionales (cloisonné, champlevé, etc.) como métodos más recientes para crear piezas únicas y coloridas.

Conclusión

El esmalte sobre metal es un arte que se remonta a miles de años, nacido del ingenio de fusionar vidrio y metal para crear belleza duradera. Desde los humildes inicios en la antigüedad hasta el esplendor de la Edad Media y su continuación en la era moderna, las diversas técnicas de esmaltado –desde el intrincado cloisonné y el robusto champlevé, hasta el sutil basse-taille, el etéreo plique-à-jour y el artístico esmalte pintado– han enriquecido el mundo de la orfebrería con color, brillo y narrativas visuales. La resiliencia de las piezas esmaltadas a través del tiempo es un testimonio de la maestría de los artesanos antiguos y la perdurable magia de fusionar estos dos materiales.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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