¿Cuáles son algunos oficios tradicionales de Galicia?

Santiago: Sepulcro, Nombre y Botafumeiro

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Santiago de Compostela es un faro espiritual y cultural en el noroeste de España, destino final de milenarios caminos de peregrinación. Pero, ¿qué es exactamente lo que se venera en este lugar? ¿Cuál es la historia detrás de su enigmático nombre y qué objeto singular se mueve en el corazón de su majestuosa Catedral? Este artículo explora las claves para comprender la profunda significación de Santiago, centrándonos en el objeto de su veneración y en uno de sus símbolos más dinámicos y reconocidos.

¿Qué se venera en Santiago de Compostela?
Destaca por ser uno de los tres grandes núcleos de peregrinación del cristianismo, junto con Jerusalén y Roma, al señalar la tradición que allí se dio sepultura al apóstol Santiago el Mayor.
Índice de Contenido

El Corazón de la Peregrinación: El Sepulcro del Apóstol

La razón fundamental por la que miles de personas de todo el mundo emprenden el Camino es la veneración del Sepulcro del Apóstol Santiago. Según la tradición, es en este lugar donde reposan los restos del discípulo de Jesús, traídos milagrosamente desde Tierra Santa.

La leyenda narra que el cuerpo del Apóstol fue transportado por mar desde Jaffa, en la provincia romana de Judea, hasta las costas de la actual Galicia, llegando a Iria Flavia (hoy Padrón). Allí, una comitiva cristiana buscaba un lugar para sepultarlo. La reina Lupa de Iria, inicialmente hostil, intentó detenerlos, enviando un contingente que, según el relato, pereció ahogado en el río Tambre durante la persecución.

Impresionada por los eventos, la reina Lupa cambió de actitud y ofreció ayuda. El cuerpo fue colocado en un carro tirado por bueyes. La leyenda cuenta que estos bueyes se detuvieron espontáneamente en un lugar concreto, conocido entonces como Libredón. Fue allí donde, finalmente, se dio sepultura al Apóstol. Este lugar, marcado por la parada milagrosa de los bueyes, se convertiría en el centro de la futura ciudad.

El sepulcro permaneció oculto hasta que, según la tradición, fue milagrosamente descubierto en el año 813 gracias a la aparición de una estrella que señalaba el lugar a Teodomiro, obispo de Iria Flavia. Este descubrimiento marcó el inicio de las peregrinaciones y la posterior construcción de la basílica y la ciudad.

Un Nombre con Historia: La Toponimia de Compostela

El nombre de Santiago de Compostela no siempre fue el mismo y su origen ha sido objeto de diversas interpretaciones a lo largo de los siglos. Los documentos más antiguos, de los siglos IX, X y XI, se refieren al lugar del sepulcro como Arcis Marmoricis.

Debido a la presencia de la tumba del Santo, también se utilizaban denominaciones genéricas en latín como Locus Sanctus (Lugar Santo) o Locus Sancti Iacobi (Lugar de Santiago).

La aparición del nombre Compostela es posterior y sus posibles etimologías son variadas:

  • Campus Stellae: Una de las interpretaciones más populares, ligada directamente al milagro del descubrimiento. Significa «campo de la estrella», haciendo referencia a la estrella que guió a Teodomiro hasta el sepulcro.
  • Compositum Tellus / Composita: Esta explicación, presente en crónicas medievales como el Cronicón Iriense (siglos XI-XII) y la Crónica de Sampiro (1150), deriva el nombre del latín compositum tellus («tierra compuesta» o «hermosa») o composita (participio pasivo de componere, significando «arreglada», «dispuesta», «adornada»). Esta interpretación cobró fuerza tras la destrucción de la ciudad por Almanzor y su posterior reconstrucción y fortificación ordenada en el siglo XI. También se ha sugerido que compositum podría referirse originalmente a una construcción funeraria, en alusión al propio sepulcro.
  • Liberum Donum: Aunque más asociado al topónimo Libredón, el clérigo Antonio López Ferreiro en el siglo XIX lo relacionó con el lugar del sepulcro. Interpretado como «donación libre», aludiría a la supuesta donación del fundo por parte de la reina Lupa para el enterramiento del Apóstol.

A lo largo del tiempo, mientras Arcis Marmoricis y Liberum Donum se usaban, fue la interpretación ligada al descubrimiento milagroso (Campus Stellae) o a la disposición de la ciudad (Compositum/Composita) la que terminó consolidando el nombre de Compostela.

¿Qué se venera en Santiago de Compostela?
Destaca por ser uno de los tres grandes núcleos de peregrinación del cristianismo, junto con Jerusalén y Roma, al señalar la tradición que allí se dio sepultura al apóstol Santiago el Mayor.
Topónimo/OrigenSignificado PropuestoPeriodo/Contexto
Arcis Marmoricis(No especificado en texto, asociado al lugar del sepulcro)Siglos IX, X, XI
Locus Sanctus / Locus Sancti IacobiLugar Santo / Lugar de SantiagoUso genérico por el sepulcro
Campus StellaeCampo de la estrellaAsociado al milagro del descubrimiento (813)
Compositum Tellus / CompositaTierra compuesta/hermosa; Arreglada/dispuestaCrónicas siglos XI-XII; Reconstrucción post-Almanzor; Posible alusión funeraria
Liberum Donum / LibredónDonación libreAsociado a la leyenda de la reina Lupa y el lugar de enterramiento

El Botafumeiro: Símbolo en Movimiento y Oración

Más allá del sepulcro y la historia del nombre, hay un elemento que capta la atención de los visitantes en la Catedral: el Botafumeiro. Este enorme incensario es uno de los símbolos más icónicos y populares del templo compostelano.

El Botafumeiro es un gran turíbulo que cuelga del cimborrio central de la Catedral mediante un complejo sistema de poleas. Su peculiaridad radica en su capacidad para oscilar a gran velocidad a través de las naves laterales, llenando el vasto espacio con el aroma del incienso.

Mover esta impresionante pieza requiere la fuerza y precisión de ocho hombres, conocidos como Tiraboleiros, que son los encargados de impulsarlo y controlarlo.

Las dimensiones del Botafumeiro son notables: pesa 53 kg y mide 1.50 metros de altura. Cuelga de una altura de 20 metros, lo que le permite alcanzar una gran amplitud en su recorrido.

El uso del Botafumeiro tiene un profundo significado litúrgico y simbólico. Funciona de manera similar a un incensario utilizado por un sacerdote en el altar, pero a una escala monumental. Se emplea durante las principales solemnidades de la Catedral, generalmente durante la procesión de entrada o al finalizar la Eucaristía.

Su propósito va más allá de la simple aromatización del templo. Simboliza la actitud del creyente. De la misma forma que el humo del incienso asciende hacia lo alto de las naves de la Catedral, así deben elevarse las oraciones de los peregrinos y fieles para alcanzar el corazón de Dios. Y del mismo modo que el perfume del incienso impregna toda la basílica, así los cristianos, a través de sus virtudes y el testimonio de sus vidas, deben perfumar, con el buen olor de Cristo, la sociedad en la que viven.

Preguntas Frecuentes sobre Santiago de Compostela

Aquí respondemos algunas dudas comunes basadas en la información proporcionada:

  • ¿Qué se venera principalmente en Santiago de Compostela?
    Se venera el sepulcro donde, según la tradición, reposan los restos del Apóstol Santiago.
  • ¿Cómo llegó el cuerpo del Apóstol a Compostela según la leyenda?
    Según la leyenda, fue traído en barco desde Jaffa a Iria Flavia y luego transportado por bueyes hasta el lugar de Libredón, donde se detuvieron y fue enterrado.
  • ¿Qué significa el nombre 'Compostela'?
    Existen varias teorías: "campo de la estrella" (Campus Stellae), "tierra compuesta" o "arreglada" (Compositum Tellus/Composita), o relacionado con "donación libre" (Liberum Donum/Libredón).
  • ¿Qué es el Botafumeiro?
    Es un incensario gigante que cuelga del cimborrio de la Catedral y oscila a gran velocidad.
  • ¿Quiénes son los Tiraboleiros?
    Son las ocho personas encargadas de mover el Botafumeiro.
  • ¿Cuál es el simbolismo del Botafumeiro?
    Simboliza las oraciones de los fieles que se elevan hacia Dios y la forma en que los cristianos deben difundir el "buen olor" de Cristo en la sociedad.
  • ¿Cuándo se utiliza el Botafumeiro?
    Se usa en las principales solemnidades litúrgicas de la Catedral, a menudo al inicio o al final de la Eucaristía.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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