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Artesanía Indígena de Panamá: Tradición Viva

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Panamá es una tierra de rica diversidad cultural, hogar de pueblos originarios que han mantenido vivas sus tradiciones ancestrales a lo largo de los siglos. Estas comunidades no solo preservan formas únicas de gobierno y profundas creencias cosmológicas, sino que también son guardianas de un legado artístico invaluable: la artesanía. A través de sus manos expertas, transforman materiales de la naturaleza en obras de arte que cuentan historias, expresan su identidad y mantienen un vínculo palpable con su herencia.

La artesanía panameña, especialmente la producida por sus pueblos indígenas, es un reflejo directo de su entorno, su historia y su cosmovisión. Cada pieza, ya sea una prenda de vestir, una talla en madera o una cesta tejida, no es solo un objeto; es una expresión de la vida, las creencias y las habilidades transmitidas de generación en generación.

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Las tres cordilleras del país: Central, Oriental y Septentrional, constituyen la fuente de donde proviene el oro aluvial. Los causes de los ríos que nacen en estas cordilleras han conformado diversas terrazas con depósitos de grava y arena que en ocasiones contienen oro.Nov 7, 2023
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Los Siete Pueblos Originarios de Panamá: Guardianes de la Cultura

Panamá alberga a siete pueblos originarios reconocidos oficialmente: los Guna, Naso Tjër Di, Ngäbe, Buglé, Bri bri, Emberá y Wounaan. Cada uno posee una identidad cultural distintiva, lenguas propias y tradiciones que los diferencian, aunque comparten la característica fundamental de mantener un fuerte arraigo a sus raíces y a la tierra que habitan.

La mayoría de estas comunidades viven en territorios protegidos, lo cual es crucial para la preservación de su modo de vida. Estos territorios les permiten practicar formas ancestrales de gobierno, mantener sus estructuras sociales y continuar con prácticas culturales como bailes, canciones y ceremonias que son fundamentales para su identidad. La relación con el entorno natural es intrínseca a su existencia; la selva, los ríos, las montañas o el mar no son solo un lugar donde viven, sino una fuente de sustento, inspiración y los materiales mismos que utilizan en su arte.

La continuidad de sus profundas creencias cosmológicas es otro pilar de su cultura. Estas creencias a menudo se manifiestan en sus expresiones artísticas, en los patrones que utilizan, en las figuras que tallan o en los colores que eligen, dotando a cada obra de un significado que trasciende lo puramente estético.

Maestros Artesanos: Un Legado de Habilidad y Naturaleza

Los indígenas panameños son reconocidos como artesanos expertos. Su habilidad no se limita a una única técnica, sino que abarca una diversidad de oficios que demuestran un profundo conocimiento de los materiales naturales y un dominio de las técnicas manuales heredadas.

Entre las expresiones culturales más destacadas de su artesanía se encuentran:

  • Tallas de madera: Principalmente realizadas por los Emberá y Wounaan, estas tallas son famosas por su detalle y realismo, representando figuras humanas, animales de la selva y escenas de la vida cotidiana o mitológica. La madera utilizada a menudo proviene de árboles como el cocobolo o el palo sangre, conocidos por sus colores vibrantes y durabilidad.
  • Miniaturas de semilla de tagua: La semilla de la palma de marfil, dura como el hueso, es transformada con increíble precisión en diminutas esculturas. Esta técnica requiere una paciencia y destreza extraordinarias para dar forma a figuras de animales, rostros o escenas complejas en un espacio reducido.
  • Cestas tejidas: Los Wounaan y Emberá también son maestros en el tejido de cestas utilizando fibras vegetales como la chunga o el naguala. Estas cestas no son utilitarias; son verdaderas obras de arte con patrones geométricos complejos y representaciones figurativas, teñidas con tintes naturales. El proceso de preparación de las fibras y el tejido es laborioso y requiere meses de trabajo para una sola pieza grande.
  • Máscaras: Utilizadas en ceremonias y danzas, las máscaras son otra forma de expresión artística. Pueden ser talladas en madera o elaboradas con fibras y otros materiales naturales, a menudo representando espíritus o animales.
  • Bolsos tejidos con fibra vegetal: Prácticos y bellos, estos bolsos son tejidos con diversas fibras naturales, a menudo decorados con patrones coloridos y diseños que reflejan la identidad del grupo que los elabora.
  • Ropa colorida como la Mola: Quizás la artesanía más icónica de Panamá, la Mola es una forma de arte textil creada por las mujeres Guna. Consiste en la superposición de capas de tela de diferentes colores que se cortan y cosen intrincadamente para crear diseños complejos, a menudo representando la fauna, la flora, las leyendas o la vida cotidiana de los Guna. Cada Mola es única y puede llevar semanas o meses de trabajo. La Mola no es solo una pieza de arte para colgar, sino una parte fundamental de la vestimenta tradicional de las mujeres Guna.

La creación de estas artesanías es un proceso que va más allá de la simple manufactura; es un acto cultural, un medio para transmitir conocimientos, valores y la historia del pueblo a las nuevas generaciones. Las técnicas se aprenden de padres a hijos, de abuelos a nietos, manteniendo viva una cadena de saber ancestral.

Diversidad Geográfica y Cultural Reflejada en la Artesanía

La ubicación geográfica de cada comunidad influye en su modo de vida y, consecuentemente, en su artesanía. Las comunidades Guna, que bordean el mar Caribe, tienen una fuerte conexión con el entorno marino, que se refleja en los diseños de sus Molas. Los Ngäbe, que habitan en las altas montañas, desarrollan artesanías que pueden estar adaptadas a un clima más fresco y a los recursos disponibles en el altiplano. Los Emberá y Wounaan, anidados dentro de la selva tropical, encuentran en la exuberante biodiversidad de la selva su principal fuente de inspiración y materiales para tallas y tejidos.

Esta diversidad de entornos geográficos contribuye a la rica variedad de estilos, materiales y técnicas que se encuentran en la artesanía indígena panameña. Cada región, cada comunidad, ofrece una perspectiva única del arte y la cultura.

La Experiencia de Visitar las Comunidades Indígenas

Es posible visitar estas comunidades indígenas y tener una experiencia de inmersión cultural. Ya sea que se encuentren a orillas del mar, en las montañas o en el corazón de la selva, muchas comunidades disfrutan compartiendo su cultura con los visitantes.

Una visita ofrece la oportunidad de aprender directamente de los artesanos sobre sus técnicas, el significado de sus diseños y el proceso de creación de sus obras. Es una forma de apreciar el tiempo, la habilidad y la dedicación que requiere cada pieza. Además de la artesanía, los visitantes pueden aprender sobre sus formas de vida, participar en actividades culturales y comprender mejor su conexión con la naturaleza y sus tradiciones ancestrales.

Esta interacción no solo enriquece al visitante, sino que también proporciona a las comunidades una forma de sustento y un medio para valorar y preservar aún más sus prácticas culturales. Comprar artesanía directamente de los creadores es una manera de apoyar su economía y reconocer el valor de su arte.

Preguntas Frecuentes sobre los Pueblos Originarios de Panamá y su Artesanía

¿Cuántos pueblos originarios hay en Panamá?
En Panamá hay siete pueblos originarios: Guna, Naso Tjër Di, Ngäbe, Buglé, Bri bri, Emberá y Wounaan.
¿Dónde viven los pueblos indígenas en Panamá?
Viven en diversas regiones del país, a menudo en territorios protegidos, incluyendo zonas costeras (como los Guna), áreas montañosas (como los Ngäbe) y selvas tropicales (como los Emberá y Wounaan).
¿Qué tipo de artesanías elaboran?
Son expertos en diversas artesanías, incluyendo tallas de madera, miniaturas de semilla de tagua, cestas tejidas, máscaras, bolsos de fibra vegetal y textiles coloridos como la Mola.
¿Se pueden visitar las comunidades indígenas?
Sí, es posible visitar muchas comunidades indígenas en Panamá. Ellas disfrutan compartiendo su cultura y artesanía con los visitantes.
¿Qué significa la Mola?
La Mola es una forma de arte textil de las mujeres Guna, creada superponiendo y cortando capas de tela. Es una parte importante de su vestimenta tradicional y a menudo representa elementos de su entorno, creencias y vida cotidiana.

La Importancia de Preservar este Legado

La artesanía indígena de Panamá es mucho más que objetos decorativos; es un testimonio vivo de la historia, la identidad y la resiliencia de sus pueblos originarios. Cada talla, cada tejido, cada mola, lleva consigo el conocimiento y la sabiduría de generaciones.

Apoyar a estos artesanos y aprender sobre sus culturas es fundamental para la preservación de este invaluable patrimonio. Al valorar y respetar sus tradiciones y su arte, contribuimos a asegurar que estas expresiones culturales únicas continúen floreciendo para las futuras generaciones y sigan enriqueciendo el mosaico cultural de Panamá y del mundo.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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