Las arenas del tiempo a menudo guardan secretos asombrosos, y pocas veces estos secretos son tan deslumbrantes como los descubiertos en las tumbas reales de Ur, una antigua ciudad-estado mesopotámica. Entre los hallazgos más notables se encuentra la tumba de la Reina Puabi, un sepulcro que no solo reveló detalles fascinantes sobre la vida y la muerte en el tercer milenio antes de Cristo, sino que también nos legó una colección de objetos de oro y piedras preciosas de una belleza sin igual, siendo su tocado uno de los más icónicos.

¿Quién fue la Reina Puabi?
La identidad exacta de Puabi sigue siendo objeto de debate entre los historiadores, pero lo que sí sabemos proviene principalmente de la inscripción en uno de los sellos cilíndricos encontrados junto a ella. A diferencia de la mayoría de los sellos de mujeres de la época, que las identificaban en relación con sus maridos ("esposa de..."), el sello de Puabi simplemente indica su nombre y título: "Pu-abi, eresh" (Reina Puabi). Aunque su nombre fue inicialmente leído como "Shub-ad", hoy se acepta la lectura acadia "Pu-abi" o "Pu-abum", que significa "palabra del Padre". Su título, "eresh", se traduce como reina. El hecho de que no se mencione a un esposo sugiere que pudo haber sido una reina por derecho propio, una regente o una figura de gran poder e independencia en un período temprano de Mesopotamia, alrededor del 2500 a.C., antes de la Primera Dinastía de Ur tal como la conocemos por las listas de reyes sumerios.

El Descubrimiento de las Tumbas Reales de Ur
El escenario de este extraordinario hallazgo es el Cementerio Real de Ur, ubicado en lo que hoy es Irak. Las excavaciones, lideradas por el arqueólogo británico Sir Leonard Woolley en la década de 1920, se convirtieron en uno de los logros técnicos y descubrimientos más espectaculares de la arqueología en Oriente Medio. Woolley desenterró unas 1.800 tumbas, de las cuales clasificó 16 como "reales" debido a su estructura distintiva, la inmensa riqueza de los ajuares funerarios y la presencia de entierros de sirvientes y acompañantes junto a los personajes principales. Estas tumbas datan del Período Dinástico Temprano IIIA (aproximadamente 2600-2500 a.C.), considerado un apogeo de la cultura sumeria.
La Tumba Inigualable de Puabi
De todas las tumbas descubiertas, la de Puabi se destacó no solo por la asombrosa cantidad y calidad de los objetos encontrados, sino también por un hecho crucial: a lo largo de los milenios, había permanecido intacta, a salvo de los saqueadores que profanaron muchos otros sepulcros. Esta preservación permitió a Woolley y su equipo (incluida su esposa, la también arqueóloga Katharine Woolley, quien realizó detallados diagramas del sitio) documentar el contenido con una precisión excepcional, ofreciendo una ventana sin precedentes a las prácticas funerarias y la opulencia de la élite de Ur.
El Esplendor del Tocado de Puabi
El objeto más visualmente impactante y emblemático asociado a la Reina Puabi es, sin duda, su magnífico tocado. Este adorno para la cabeza es una verdadera obra maestra de la orfebrería antigua. Según la descripción de Woolley y los estudios posteriores, el tocado era pesado y elaborado. Estaba compuesto principalmente de oro puro, trabajado en finas láminas que formaban hojas, así como anillos y pequeñas placas. La inspiración en la naturaleza es evidente, con motivos florales que lo recorrían. Además del metal precioso, el tocado incorporaba una profusión de cuentas de lapislázuli y cornalina, piedras semipreciosas muy valoradas en la antigüedad y que debían ser importadas a Mesopotamia (el lapislázuli, por ejemplo, provenía de lo que hoy es Afganistán). Estas cuentas, junto con las flores de oro y las cintas también de oro, se combinaban para crear un efecto visual espectacular, un jardín floral etéreo que adornaba la cabeza de la reina. Es un testimonio no solo de la habilidad artesanal de los orfebres de Ur, sino también del vasto alcance de las redes comerciales de la época que permitían obtener materiales exóticos de regiones lejanas.
Otros Tesoros Encontrados en la Tumba
La riqueza del ajuar funerario de Puabi no se limitaba a su tocado. La tumba contenía una colección asombrosa de objetos de gran valor y belleza. Entre ellos destacaba una soberbia lira con una cabeza de toro barbudo incrustada en oro y lapislázuli, considerada una de las liras de Ur más famosas. También se encontró una gran cantidad de vajilla de oro, collares y cinturones elaborados con cuentas cilíndricas de oro, cornalina y lapislázuli, así como un carro adornado con cabezas de leona en plata. Anillos y brazaletes de oro, plata y lapislázuli completaban el conjunto de joyas. Aunque los textiles se habían reducido a polvo, Woolley fue capaz de deducir los patrones de tejido a partir de los restos, identificando tejidos simples y otros más complejos.

La Mesa de Materiales Destacados en la Tumba de Puabi
| Objeto Principal | Materiales Preciosos Destacados |
|---|---|
| Tocado Real | Oro, Lapislázuli, Cornalina |
| Lira con Cabeza de Toro | Oro, Lapislázuli |
| Vajilla y Recipientes | Oro |
| Collares y Cinturones | Oro, Cornalina, Lapislázuli |
| Carro Ceremonial | Plata |
| Joyas Varias (Anillos, Brazaletes) | Oro, Plata, Lapislázuli |
El Misterio de los Acompañantes
Un aspecto inquietante y fascinante de los entierros reales en Ur, incluida la zona cercana a la tumba de Puabi, es la presencia de grandes "fosas de muerte" que contenían los cuerpos de numerosos individuos que se cree fueron sacrificados para acompañar al difunto en el más allá. En la fosa más grande se encontraron 74 asistentes (6 hombres y 68 mujeres), todos adornados con joyas de oro, plata y lapislázuli. Cerca de la cámara de Puabi, se encontraron los restos de otras tres mujeres, probablemente sirvientas personales. Una fosa ubicada sobre su cámara contenía otros 21 asistentes, una elaborada arpa o lira, un carro y objetos de aseo personal. Aunque la conexión directa de todas estas fosas con Puabi específicamente es incierta, el fenómeno es innegable. Las investigaciones modernas, como los escáneres CAT, sugieren que algunas de estas muertes fueron violentas, posiblemente causadas por traumatismos contundentes, mientras que otras teorías apuntan al envenenamiento ritual. La presencia de residuos de cinabrio (un compuesto de mercurio) sugiere que se utilizaron para ralentizar la descomposición de los cuerpos antes de completar los ritos funerarios. Este aspecto oscuro de los entierros reales de Ur subraya el inmenso poder y estatus de los gobernantes como Puabi.
Preguntas Frecuentes sobre la Reina Puabi y su Tocado
¿Quién fue la Reina Puabi?
Fue una enigmática gobernante de la ciudad mesopotámica de Ur, que vivió alrededor del 2500 a.C. Se cree que pudo haber sido reina por derecho propio.
¿Dónde fue enterrada la Reina Puabi?
Fue enterrada en el Cementerio Real de Ur, un importante sitio arqueológico en la antigua Mesopotamia (actual Irak).
¿Cuándo vivió la Reina Puabi?
Vivió durante el Período Dinástico Temprano IIIA, aproximadamente entre el 2600 y el 2500 a.C.
¿Quién descubrió la tumba de Puabi?
La tumba fue descubierta por el arqueólogo británico Sir Leonard Woolley en la década de 1920.

¿De qué está hecho el tocado de la Reina Puabi?
El tocado está hecho principalmente de oro en forma de hojas, anillos y placas, adornado con cintas de oro, cuentas de lapislázuli y cornalina, y flores de oro. Presenta motivos florales inspirados en la naturaleza.
¿Qué otros objetos valiosos se encontraron en su tumba?
Se encontraron objetos como una elaborada lira con cabeza de toro, vajilla de oro, collares, cinturones, anillos y brazaletes de oro, plata y lapislázuli, y un carro adornado con plata.
¿Qué se sabe sobre las personas enterradas con ella?
Se encontraron los cuerpos de numerosos asistentes en "fosas de muerte" cercanas, que se cree fueron sacrificados ritualmente para acompañarla. Las investigaciones sugieren diversas causas de muerte, incluido el traumatismo contundente.
El tocado de la Reina Puabi es mucho más que una simple joya; es un artefacto que encapsula la riqueza, la sofisticación artística y las complejas creencias de una civilización antigua. Su descubrimiento en la tumba intacta de una reina que quizás reinó por derecho propio en Ur sigue siendo uno de los capítulos más emocionantes y reveladores de la arqueología mesopotámica, ofreciéndonos una visión tangible del esplendor de una era perdida.
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