¿Qué hacían los mapuches con la orfebrería?

La Platería Mapuche: Historia y Símbolo

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La relación del pueblo mapuche con los metales es profunda y se remonta a tiempos prehispánicos, donde la metalurgia ya formaba parte de su acervo cultural. Sin embargo, fue la plata la que, a partir de finales del siglo XVIII, cobraría un protagonismo excepcional, dando origen a una tradición orfebre de incalculable valor artístico y simbólico que perdura hasta nuestros días.

What is the Mapuche problem?
The Mapuche conflict intensified following the return of democracy in the 1990s, with indigenist activists seeking to rectify the loss of what they call "ancestral territory" during the Occupation of the Araucanía and the Conquest of the Desert. The Mapuche Indigenists lack a central organization.

Este florecimiento de la platería mapuche no fue un hecho aislado, sino que estuvo intrínsecamente ligado a dinámicas económicas y sociales de la época. El activo comercio desarrollado en la zona de la Frontera, el límite histórico entre el territorio mapuche y las zonas de influencia colonial y, posteriormente, chilena y argentina, resultó fundamental. De este intercambio, a menudo complejo y multifacético, comenzaron a afluir grandes cantidades de monedas de plata hacia el interior de las comunidades mapuches.

Para los mapuches, estas monedas no solo representaban un valor de intercambio en el sentido occidental. En manos de sus hábiles artesanos, se transformaron en la materia prima de una expresión artística y cultural sin precedentes. Lejos de atesorarlas únicamente como riqueza monetaria, los orfebres mapuches, a menudo al servicio de los líderes o longkos, sometían estas monedas a procesos de martillado y fundición. Con maestría, les daban nuevas formas, convirtiéndolas en objetos de gran belleza y profundo significado.

La diversidad de piezas creadas era notable. Se elaboraban exquisitas alhajas destinadas principalmente a las mujeres mapuches, que las lucían con orgullo en sus atavíos cotidianos, rituales y festivos. Estas joyas no eran meros adornos; cada pieza, cada diseño, contaba una historia, reflejaba una identidad y se convertía en un componente esencial de la indumentaria ceremonial. Paralelamente, la plata se utilizaba para embellecer y enriquecer los arreos y aperos de los jefes mapuches. Sillas de montar, estribos, frenos y otros elementos ecuestres se adornaban con detalles de plata, resaltando la importancia y el poder de quien los utilizaba. El caballo, introducido por los europeos, fue rápidamente adoptado y resignificado por los mapuches, convirtiéndose en un símbolo de movilidad, poder militar y estatus, y sus accesorios de plata amplificaban este simbolismo.

De esta manera, la platería adquirió un rol fundamental como símbolo de status dentro de la sociedad mapuche. Para los longkos y ulmenes (hombres ricos y poderosos), poseer y exhibir objetos de plata significaba poder económico (derivado del comercio y la capacidad de adquirir la materia prima) y prestigio social. Sus mujeres, al portar estas elaboradas joyas, no solo compartían y manifestaban el estatus de sus maridos, sino que también se convertían en guardianas y transmisoras visibles de la riqueza y el poder familiar y comunitario.

El siglo XIX es considerado el período de mayor esplendor de la platería mapuche. Durante esta centuria, la creatividad de los orfebres alcanzó su punto álgido. Las formas de las piezas se multiplicaron, y los diseños y decoraciones se volvieron cada vez más sofisticados y variados. Se desarrollaron estilos propios, incorporando motivos inspirados en la naturaleza (formas fitomorfas y ornitoformas), figuras humanas (antropoformas) y complejos patrones geométricos. Cada uno de estos elementos decorativos poseía un significado cultural y espiritual, conectando al portador con el cosmos, la naturaleza y la historia de su pueblo.

Lamentablemente, este período de auge se vio drásticamente interrumpido y, en gran medida, decayó con el proceso de Ocupación de la Araucanía por parte del Estado chileno a finales del siglo XIX. La pérdida de territorio, la desestructuración social y económica de las comunidades mapuches, y la imposición de nuevas formas de vida tuvieron un impacto devastador en muchas de sus tradiciones, incluida la orfebrería. El acceso a la materia prima se dificultó, las estructuras de poder que patrocinaban a los orfebres se vieron alteradas, y las prioridades cambiaron en un contexto de resistencia y adaptación forzada.

A pesar de los desafíos históricos, la tradición orfebre mapuche ha demostrado una notable resiliencia. En la actualidad, especialmente en la Región de la Araucanía, aún existen talentosos plateros que mantienen viva esta herencia ancestral. La producción contemporánea se enfoca, en gran medida, en la reproducción de los sofisticados diseños tradicionales. Se siguen creando piezas con las formas antropomorfas, fitomorfas, ornitoformas y geométricas que caracterizaron el periodo de auge, aunque a menudo en proporciones más reducidas que las originales.

Sin embargo, la producción actual también refleja los cambios en el estilo de vida y las necesidades de la comunidad. Lamentablemente, las piezas relacionadas con el mundo ecuestre, tan importantes en el pasado como símbolos de poder y estatus asociados al caballo, y los objetos de uso cotidiano elaborados en plata, hoy en día son escasos o ya no se producen. La platería mapuche contemporánea se centra más en la creación de joyas y objetos ceremoniales que mantienen viva la memoria y la identidad cultural.

La platería mapuche es mucho más que la simple manipulación de un metal precioso. Es un testimonio material de la historia, la economía, la estructura social, las creencias y la capacidad de adaptación de un pueblo. Cada pieza es un fragmento de la memoria colectiva, un vínculo con los antepasados y una afirmación de la identidad mapuche en el presente.

Para comprender mejor la evolución de la platería mapuche, podemos considerar una comparación entre su época de auge y la producción actual:

AspectoÉpoca de Auge (Siglo XIX)Producción Actual
Materia PrimaPrincipalmente monedas de plata (obtenidas por comercio)Plata (obtenida por medios comerciales)
Variedad de PiezasGran diversidad: Alhajas (collares, pectorales, adornos capilares, etc.), arreos y aperos ecuestres, objetos varios.Principalmente alhajas y objetos ceremoniales. Piezas ecuestres y de uso diario son raras o inexistentes.
Tamaño de PiezasA menudo de gran tamaño, diseñadas para ser vistosas y manifestar estatus.Generalmente en proporciones más reducidas.
Propósito PrincipalSímbolo de status para líderes y sus familias, adorno ceremonial y festivo, uso ecuestre de élite.Mantenimiento de la tradición, expresión de identidad cultural, adorno personal, objetos ceremoniales.
DiseñosDesarrollo e innovación de formas y decoraciones (antropomorfas, fitomorfas, ornitoformas, geométricas).Reproducción de diseños ancestrales.
Contexto SocialSociedad mapuche con estructuras de liderazgo fuertes, economía basada en el comercio y ganadería.Sociedad mapuche en un contexto de interacción con la sociedad nacional, desafíos de preservación cultural y económica.

La continuidad de la platería hoy en día, a pesar de los cambios y las dificultades, es un acto de resistencia cultural y una demostración de la vitalidad de la tradición mapuche. Cada artesano que trabaja la plata se convierte en un custodio de un legado invaluable, transmitiendo conocimientos y habilidades de generación en generación.

Preguntas Frecuentes sobre la Platería Mapuche

¿De dónde obtenían la plata los mapuches?
Principalmente de las monedas de plata que conseguían a través del intenso comercio que mantenían en la Frontera con los colonos y, posteriormente, con los Estados chileno y argentino. Estas monedas eran fundidas y trabajadas por los orfebres.

¿Qué tipo de objetos creaban con la plata?
Elaboraban principalmente alhajas o joyas para las mujeres (como pectorales, collares, adornos para el cabello) y elementos para los arreos y aperos de los caballos de los jefes (estribos, frenos, etc.). También podían crear otros objetos ceremoniales.

¿Por qué era tan importante la platería para ellos?
La platería se convirtió en un importante símbolo de status y poder. Poseer y exhibir objetos de plata demostraba riqueza, prestigio social y autoridad, especialmente para los longkos (jefes) y sus familias. También tenía un profundo valor cultural y ceremonial.

¿Qué significan los diseños en las piezas de plata?
Los diseños son variados e incorporan motivos de la naturaleza (plantas, aves), figuras humanas y patrones geométricos. Cada uno de estos elementos tiene significados culturales y espirituales profundos, relacionados con la cosmovisión mapuche y su conexión con el entorno.

¿Se sigue practicando la orfebrería mapuche hoy en día?
Sí, la tradición orfebre sigue viva, especialmente en la Región de la Araucanía. Los plateros actuales se dedican a reproducir muchos de los diseños ancestrales, aunque la producción de piezas ecuestres y de uso diario es menos común que en el pasado.

¿Cómo se trabajaba la plata?
Los orfebres mapuches utilizaban técnicas como el martillado y la fundición de la plata obtenida de las monedas. Con estas técnicas básicas, y una gran destreza, lograban crear las complejas formas y decoraciones que caracterizan su arte.

La platería mapuche es un arte vivo que continúa evolucionando, manteniendo su esencia como portadora de historia, identidad y belleza. Es un legado que merece ser conocido y valorado.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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