En el corazón de Milán se alza majestuosa la Basílica de Sant'Ambrogio, un venerable templo que no solo es uno de los más antiguos de la ciudad y un símbolo de la arquitectura románica, sino que también custodia invaluables tesoros de la historia y la fe. Entre ellos, destaca una obra cumbre de la orfebrería carolingia: el Altar de Sant'Ambrogio, conocido también como el Altar de Vuolvinus por la firma de su artífice principal. Este espléndido altar no es solo una pieza de arte sacro de valor incalculable, sino que también marca el lugar donde, desde hace siglos, reposan los restos de San Ambrosio y otros santos.

El Altar de Sant'Ambrogio: Un Tesoro Carolingio
Realizado entre los años 824 y 859, el Altar de Sant'Ambrogio fue encargado por el obispo de Milán, Angilberto II. La obra es una auténtica joya de la orfebrería de su tiempo, concebida como un gran paralelepípedo que evoca la forma de un cofre o sarcófago, aunque no fue diseñado para contener directamente los cuerpos de los santos. Su estructura base es de madera, sobre la cual se superponen planchas de metales preciosos como el oro y la plata dorada. La riqueza se incrementa con la incrustación de numerosas piedras preciosas, camafeos engastados, perlas, cabujones y placas policromadas de esmalte cloisonné, distribuidas profusamente tanto en los paneles figurativos como en los ricos marcos que separan las escenas.
La técnica dominante en los paneles es el gofrado (repujado), que permite crear relieves detallados a partir de las planchas metálicas. El altar se ubica bajo un antiguo ciborio paleocristiano, al que Angilberto añadió cuatro tímpanos, consolidando su posición como un punto focal y un signo visible de la presencia de las reliquias de los santos Gervasio y Protasio, y del propio Ambrosio. Originalmente, estas reliquias se colocaron directamente bajo el altar, accesibles a través de una pequeña ventana en la cripta, conocida como fenestrella confessionis. Hoy en día, el altar está protegido por una carcasa transparente que permite su contemplación.
Las Cuatro Caras de la Obra Maestra
Cada una de las cuatro caras del altar está profusamente decorada con paneles que narran historias, divididos por elaborados marcos. Esta disposición convierte al altar en un libro visual de la fe y la historia.
El Lado Anterior (Anverso)
Este lado, realizado en oro, es quizás el más conocido. En su centro, domina una cruz llamada clipeata, caracterizada por un óvalo central que alberga la figura de Cristo Pantocrátor entronizado. En los extremos de los brazos de la cruz se representan los símbolos del Tetramorfos: el Águila para San Juan, el León para San Marcos, el Buey para San Lucas y el Ángel para San Mateo. En los cuatro paneles angulares, se agrupan los doce apóstoles en conjuntos de tres.
Los dos paneles laterales contienen seis escenas cada uno, ilustrando episodios de la Vida de Cristo. La lectura de estas escenas sigue una disposición particular: comienza en el lado izquierdo, en la esquina inferior externa, asciende en columna hacia la parte superior, y luego continúa en la parte inferior en la columna siguiente. La narración salta después al lado opuesto (el derecho), iniciando también desde el exterior y avanzando hacia el centro, dirigiendo la mirada del observador hacia la cruz central, símbolo de la Salvación.
El Lado Posterior
Este lado presenta la misma división tripartita que el anverso. Sin embargo, en el centro se encuentran dos puertas que cierran la mencionada fenestrella confessionis, la pequeña ventana que permite ver la cripta y las reliquias. Cada puerta está decorada con dos cercos: uno con la figura de un arcángel (Miguel a la izquierda y Gabriel a la derecha) y otro con una escena de homenaje. A la izquierda, se representa a San Ambrosio coronando a Angilberto II, quien le presenta el altar. A la derecha, una escena de gran significado histórico-artístico: San Ambrosio coronando a Vuolvinus, el 'magister phaber' (maestro artífice), quien lo venera. Esta representación inusual del artista al mismo nivel que el obispo resalta el alto prestigio y la dignidad que debía poseer Vuolvinus.

Los paneles laterales del reverso narran doce escenas de las Historias de San Ambrosio. A diferencia del anverso, la lectura aquí procede de izquierda a derecha, saltando de un panel a otro en la fila inferior y continuando en la fila superior. Muchas de estas escenas son inéditas, lo que sugiere que Vuolvinus tuvo que crear nuevas composiciones sin precedentes iconográficos claros. La iconografía de este lado también incorpora temas con reflejos políticos e ideológicos promovidos por Angilberto II, como la elección divina de Ambrosio (ilustrada en escenas como el milagro de las abejas, su llamado a Milán o la visita de Cristo mientras está enfermo), la polémica anti-arriana (en la Conversión de un arriano y los funerales de San Martín, un santo conocido por su lucha contra el arrianismo) y la justificación del poder del obispo sobre la ciudad, presentando a Ambrosio como un prototipo de los missus dominicus carolingios.
Los Lados Menores
Los dos lados más pequeños del altar están decorados con un marco geométrico central formado por una gran cruz gemmata (adornada con gemas) con clípeos en los extremos de sus brazos, encerrados en un rombo. Alrededor del rombo, pequeños triángulos enmarcan figuras de ángeles adoradores. En los espacios dejados por los brazos de la cruz y los clípeos, figuras de santos postrados adoran la cruz. Esta iconografía refuerza la idea de la Consubstanciación de Cristo (su naturaleza tanto humana como divina) y la lucha contra el arrianismo, temas recurrentes en el altar.
En estos lados, al igual que en los otros, se encuentran plaquitas de esmaltes polícromos y gemas, algunas originales y otras añadidas posteriormente, que embellecen aún más los marcos. Un detalle interesante mencionado en la descripción es la presencia, dentro de algunos paneles, de elementos de la vida cotidiana de San Ambrosio, como sus zapatillas bajo su catre, humanizando la figura del santo.
Perfil Artístico: Vuolvinus y los Maestros
Aunque el altar muestra una concepción unitaria, es evidente la intervención de varias manos en su ejecución. El texto distingue al menos dos grupos principales de artífices.
Los llamados Maestros de las Historias de Cristo, responsables de la parte frontal, eran probablemente de origen lombardo. Su estilo revela una rica variedad de influencias, característica de esta región en la época. Se aprecian composiciones complejas inspiradas en modelos de la Antigüedad tardía (similares a los frescos de San Juan en Val Müstair), el uso de arquitectura falsa, elementos paisajísticos a vista de pájaro y un marcado naturalismo que recuerda los frescos de la cripta de San Germán de Auxerre. También se distingue un animado sentido narrativo, cercano a la miniatura de la escuela de Reims, y la presencia de elementos grotescos o rasgos distorsionados (como los de los mercaderes expulsados del templo) y efectos naturalistas en detalles como rocas o edificaciones (la cabaña del ciego), que encuentran paralelismos en la miniatura bizantina contemporánea de Constantinopla. La narrativa en estos paneles tiende a agotarse dentro de cada escena individual.
Por otro lado, el estilo de la parte posterior, atribuido al propio Vuolvinus (o Vuolvinio), se describe como más austero y esencial. Las figuras de Vuolvinus poseen gestos elocuentes, aunque carecen del dinamismo de las escenas frontales. Destacan sobre un fondo neutro, con cuerpos plásticos y vestimentas envolventes. La narrativa en la parte de Vuolvinus es más concatenada, con numerosas referencias entre escenas de diferentes paneles, creando una lectura más fluida y continua, casi como un único relato. Como se mencionó, Vuolvinus a menudo tuvo que inventar nuevas iconografías para escenas inéditas de la vida de San Ambrosio, demostrando su creatividad. Su obra también carga un peso ideológico significativo, reflejando los deseos de Angilberto II en temas como la anti-arrianismo y la afirmación del poder episcopal.
El Descanso Final: Las Reliquias de los Santos
La pregunta sobre el paradero de los restos de San Ambrosio encuentra su respuesta definitiva bajo este magnífico altar. Durante siglos, se sabía que las reliquias de San Ambrosio, junto con las de los santos Gervasio y Protasio, estaban enterradas en la cripta, bajo el altar mayor.

En un evento significativo para la historia de la basílica y la veneración de los santos, el 13 de enero de 1864 se llevó a cabo un estudio minucioso bajo el altar para verificar el estado de las reliquias. Los investigadores encontraron dos nichos vacíos: uno más grande, que se creía dedicado a Gervasio y Protasio, y uno más pequeño, destinado a los restos de San Ambrosio. En este último nicho se halló una única urna de pórfido.
La apertura de esta urna tuvo lugar el 8 de agosto de 1871. Para sorpresa de los presentes, la urna estaba casi completamente llena de agua muy clara. En el fondo del agua, se encontraron tres esqueletos. Tras un cuidadoso estudio, estos restos fueron identificados como los de San Ambrosio, San Gervasio y San Protasio.
Finalmente, el 14 de mayo de 1874, las reliquias de los tres santos fueron depositadas en una nueva y más preciosa urna de plata y cristal. Esta urna se colocó en la cripta, justo debajo del Altar de Sant'Ambrogio, donde permanece hasta el día de hoy. Las reliquias son visibles para los fieles y visitantes a través de la pequeña ventana central en el lado posterior del altar, la misma fenestrella confessionis que ya existía en tiempos de Angilberto II y Vuolvinus.
La Basílica de Sant'Ambrogio: Un Conjunto Histórico
La Basílica de Sant'Ambrogio, que alberga este tesoro, es una de las iglesias más antiguas de Milán y un ejemplo destacado de la arquitectura románica lombarda. Fundada por el propio San Ambrosio, fue el lugar donde se convirtió San Agustín tras conocer al obispo. La basílica está precedida por un amplio pórtico cuadrangular, sobre el cual se eleva la fachada a dos aguas con dos niveles de arcos y los dos campanarios, conocidos como el de los monjes y el de los canónigos.
Bajo el pórtico se conservaba el llamado Tesoro de San Ambrosio, una colección diversa que incluye orfebrería, textiles, tapices, mármoles, estucos, mosaicos y fragmentos de madera y pinturas. Otro punto de interés en el exterior es la llamada "Columna del Diablo", cuya leyenda cuenta que el demonio clavó sus cuernos en ella durante una lucha con el santo, dejando dos agujeros que aún son visibles.
En el interior, además de la cripta con las reliquias bajo el altar mayor, la basílica contiene otras obras de arte, como un fresco de Bergognone en la primera capilla de la nave izquierda. El complejo arquitectónico también incluye un pequeño museo y una librería. La Basílica de Sant'Ambrogio es un lugar de peregrinación, estudio y admiración, accesible a personas con movilidad reducida y frecuentemente visitada por grupos y escolares.

Preguntas Frecuentes sobre el Altar y las Reliquias
¿Dónde se encuentran los restos de San Ambrosio?
Los restos de San Ambrosio, junto con los de San Gervasio y San Protasio, se encuentran en la cripta de la Basílica de Sant'Ambrogio en Milán, depositados en una urna de plata y cristal bajo el Altar de Sant'Ambrogio. Son visibles a través de una pequeña ventana en la parte posterior del altar.
¿Qué es el Altar de Sant'Ambrogio?
Es una obra maestra de la orfebrería carolingia realizada en el siglo IX para la Basílica de Sant'Ambrogio en Milán. Está hecho de madera recubierta con planchas de oro y plata dorada, decorado con piedras preciosas, esmaltes y relieves repujados, y sirve como marcador para las reliquias de los santos.
¿Quién fue Vuolvinus?
Vuolvinus (Vuolvino) fue el 'magister phaber' o maestro artífice principal del Altar de Sant'Ambrogio, como indica su firma en la obra. Se le atribuye la ejecución de la parte posterior del altar y es considerado una figura clave en la orfebrería carolingia, aunque se sabe poco más de su vida.
¿De qué materiales está hecho el Altar de Sant'Ambrogio?
El altar está hecho de una estructura de madera recubierta con planchas de oro (en el anverso) y plata dorada (en el reverso y los lados menores). Está ricamente decorado con piedras preciosas, esmaltes cloisonné, perlas y cabujones.
¿Qué escenas se representan en el altar?
El altar representa escenas de la Vida de Cristo (en el anverso) y de las Historias de San Ambrosio (en el reverso). También incluye figuras de Cristo Pantocrátor, el Tetramorfos, los apóstoles, arcángeles, santos y la representación del obispo Angilberto II y el maestro Vuolvinus.
El Altar de Sant'Ambrogio es, por tanto, mucho más que una simple pieza de orfebrería; es un documento histórico, teológico y artístico que encapsula la fe, la política y la maestría técnica de la época carolingia, sirviendo como guardián eterno de las veneradas reliquias que yacen a sus pies.
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