Simbolismo y Tipos de Candelabros Antiguos

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Los candelabros, más allá de su función práctica de portar luz, han sido a lo largo de la historia objetos cargados de significado y belleza. Elaborados a menudo con metales preciosos o finos, como el oro y la plata, se convierten en verdaderas obras de arte que reflejan la habilidad del orfebre y la riqueza cultural de su época. Explorar su simbolismo y sus diversas formas antiguas nos permite conectar con tradiciones pasadas y apreciar la maestría detrás de su creación.

¿Qué son los 7 candelabros de oro?
Apocalipsis 1:20 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)\n\n Yo te explicaré el significado secreto de las siete estrellas que viste en mi mano, y de los siete candelabros de oro. Las siete estrellas representan a los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros representan a las siete iglesias.

La luz misma ha sido siempre un símbolo poderoso en diversas culturas y creencias, representando conocimiento, guía, esperanza o la presencia divina. Los objetos que contienen o amplifican la luz, como los candelabros, heredan y proyectan parte de este simbolismo. Su mera presencia puede transformar un espacio, infundiendo una atmósfera de solemnidad, intimidad o celebración, dependiendo de su diseño y contexto.

Índice de Contenido

Los Siete Candelabros de Oro: Una Poderosa Representación Bíblica

Dentro del vasto espectro de simbolismos asociados a los portadores de luz, existe una referencia particularmente significativa y poderosa que se menciona en textos antiguos. Específicamente, se habla de los siete candelabros de oro. Esta referencia no es meramente decorativa o funcional, sino que encierra un profundo significado alegórico.

Según la interpretación proporcionada, el significado de estos siete candeleros de oro es específico y directo: los siete candeleros son, de hecho, una representación de las siete iglesias. Esta simbología establece una conexión directa entre la luz que emana de los candeleros y la presencia o la esencia de congregaciones o comunidades de fe. El material, el oro, añade otra capa de significado, sugiriendo pureza, valor incalculable, divinidad o la santidad de aquello que representan.

El texto también menciona siete estrellas vistas en la mano derecha, indicando que estas siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias. Así, el simbolismo se completa: los candeleros de oro representan a las iglesias mismas, mientras que las estrellas (portadas por una figura central) representan a sus ángeles o mensajeros. Esta imagen crea una representación visual de la conexión entre lo celestial (los ángeles/estrellas) y lo terrenal (las iglesias/candelabros), ambos bajo la mirada o el cuidado de una entidad superior.

Este ejemplo bíblico particular de los siete candelabros de oro ilustra cómo estos objetos pueden trascender su utilidad básica para convertirse en emblemas de entidades espirituales o comunitarias, portando un peso simbólico considerable y profundamente arraigado en la creencia.

Nombres y Formas: Un Recorrido por Candelabros Antiguos

La diversidad de los candelabros a lo largo de la historia es tan rica como los materiales y técnicas empleados en su creación. Dependiendo de su tamaño, forma, número de velas que portan y su ubicación, han recibido distintos nombres. Conocer esta terminología nos ayuda a identificar y apreciar las diferentes piezas que encontramos al explorar la historia de la iluminación y la metalistería.

Entre los nombres comunes para los candelabros antiguos, encontramos:

  • Candelabros: Generalmente se refiere a portavelas de mayor tamaño, a menudo con múltiples brazos para sostener varias velas. Son piezas imponentes, diseñadas para iluminar un área considerable o servir como punto focal decorativo. Suelen ser elaborados en metales como bronce, latón, plata u oro, y a menudo presentan detalles ornamentales complejos, fruto del trabajo de orfebrería y cincelado.
  • Candeleros: Similar a los candelabros, pero típicamente diseñados para sostener una sola vela. Pueden variar mucho en tamaño, desde pequeños objetos de mesa hasta piezas más altas de pie. Su sencillez, en comparación con los candelabros de varios brazos, no disminuye su importancia histórica ni su potencial como objetos de arte.
  • Palmatorias: Son candeleros pequeños, a menudo diseñados para ser sostenidos con la mano o colocados sobre superficies pequeñas como mesitas de noche. Suelen tener una base ancha para recoger la cera que pueda gotear. Las palmatorias eran esenciales para moverse por interiores oscuros antes de la llegada de la electricidad. Su diseño funcional a menudo iba acompañado de delicados trabajos de orfebrería en metales como plata o cobre.
  • Candeleros de pared: Diseñados para ser fijados a una pared. Cumplían una función práctica al mantener la luz alejada de las superficies y permitir una iluminación más distribuida en una habitación. Podían ser simples soportes o piezas ornamentadas con brazos y reflectores, añadiendo un elemento decorativo significativo al espacio.
  • Grandes candelabros de techo: También conocidos como lustres o lámparas de araña (aunque técnicamente portaban velas, no bombillas). Eran las piezas más espectaculares y a menudo se encontraban en salones principales, iglesias o espacios públicos importantes. Su tamaño y la cantidad de velas que podían portar los convertían en símbolos de riqueza y estatus. La complejidad de su estructura y ornamentación representaba un desafío y una muestra cumbre del arte de la metalistería.

Todas estas piezas, ya sean modestas palmatorias o imponentes candelabros de techo, comparten la característica de ser portadoras de luz y, a menudo, ser fruto de la habilidad artesanal en metales.

Origen e Historia: Piezas con Historia de Francia y Suecia

La proveniencia de un candelabro antiguo a menudo añade una capa extra de interés y valor histórico. Se menciona que muchas de estas piezas con historia proceden de lugares como Francia y Suecia. Estos países tienen ricas tradiciones en la producción de objetos de arte en metal, incluyendo candelabros, que reflejan los estilos artísticos y las técnicas de orfebrería de diferentes épocas.

¿Cómo se llaman los candelabros antiguos?
Candelabros y candeleros antiguos; palmatorias, candeleros de pared o grandes candelabros de techo.

Los candelabros franceses, por ejemplo, pueden evocar la opulencia del Barroco, la elegancia del Rococó o la sofisticación del Neoclásico, a menudo elaborados en bronce dorado (ormolu) o plata, con intrincados detalles decorativos. Eran elementos esenciales en la decoración de palacios, salones burgueses e iglesias, simbolizando estatus y buen gusto.

Por otro lado, los candelabros suecos antiguos podrían reflejar un diseño que, dependiendo del período, podría ir desde la robustez del estilo Gustavian, con líneas más limpias y a menudo pintados o dorados, hasta piezas de plata más elaboradas. La metalistería ha sido una artesanía importante en Suecia, y sus candelabros a menudo combinan funcionalidad con una estética distintiva que puede ser más sobria o rústica en comparación con sus contrapartes francesas, pero igualmente cargada de historia y carácter.

La procedencia de una pieza no solo nos habla de su estilo, sino también de las técnicas de orfebrería y platería que se utilizaban en esas regiones en momentos específicos de la historia. Poseer un candelabro antiguo de Francia o Suecia es, en muchos casos, poseer un fragmento de la historia del arte decorativo y la iluminación.

El Encanto de la Luz de las Velas: Uso y Atmósfera

Más allá de su simbolismo y su valor histórico-artístico, los candelabros cumplen una función primordial que ha cautivado a las personas a lo largo de los siglos: proporcionar la suave y cálida luz de las velas. Se menciona que "nada más evocador que una cena a la luz de las velas". Esta simple frase encapsula el poder transformador de la iluminación a través de candelabros.

La luz eléctrica, aunque eficiente, carece de la cualidad única y parpadeante de la llama de una vela. Los candelabros, al portar estas llamas, crean una atmósfera íntima, romántica o contemplativa que es difícil de replicar. En el pasado, antes de la electricidad, eran la principal fuente de iluminación interior durante la noche, lo que los hacía indispensables. En la actualidad, se utilizan más por su valor estético y la ambientación que proporcionan.

Una mesa adornada con un candelabro, ya sea un simple candelero o un elaborado candelabro de varios brazos, se convierte instantáneamente en un espacio especial. La luz suave resalta texturas, crea sombras danzantes y envuelve a las personas en un halo cálido. Este uso tradicional, como parte de una cena o reunión, subraya la conexión de los candelabros con momentos importantes y memorias.

Además de las cenas, los candelabros han sido utilizados en ceremonias religiosas, rituales, estudios nocturnos y como elementos decorativos en hogares y espacios públicos, siempre aportando no solo luz, sino también un sentido de tradición y belleza.

La Artesanía detrás de la Belleza: Candelabros en Oro y Plata

La creación de un candelabro, especialmente uno elaborado en metales preciosos o finos, es un testimonio de la habilidad y el conocimiento del artesano orfebre o platero. La metalistería involucra una serie de técnicas complejas que han sido perfeccionadas a lo largo de generaciones.

El proceso puede comenzar con el diseño, donde se esboza la forma y la ornamentación deseada. Luego, el metal (como oro, plata, bronce o latón) puede ser fundido y vertido en moldes (fundición) para crear las formas básicas, o trabajado directamente a partir de láminas o barras (forja).

¿Cuánto cuesta un candelabro de oro?
Opciones de compra y productos PlusOpciones de compra y productos PlusPlazo**Por mesTotal18 meses$32.55*$585.9512 meses$45.57*$546.889 meses$58.27*$524.436 meses$84.03*$504.23

Para los detalles decorativos, se emplean técnicas como el cincelado (golpear el metal con cinceles para crear patrones o texturas), el repujado (empujar el metal desde el reverso para crear relieves), el grabado (remover material para crear líneas y diseños) o la filigrana (trabajar con hilos finos de metal).

El ensamblaje de las distintas partes de un candelabro complejo, especialmente aquellos con múltiples brazos, requiere precisión. Finalmente, la pieza se limpia, lija y pule para resaltar el brillo del metal. En el caso de piezas de bronce o latón, a menudo se aplica un acabado dorado o plateado, o se patinan para darles una apariencia antigua.

La elección del metal también es crucial. El oro, por su resistencia a la corrosión y su lustre inalterable, siempre ha sido el material más preciado para objetos suntuosos y simbólicos, como los siete candelabros de oro mencionados bíblicamente. La plata, aunque se empaña, es maleable y permite detalles finos, siendo muy utilizada en candeleros y candelabros domésticos y eclesiásticos.

La artesanía detrás de cada candelabro es lo que los convierte en objetos de arte duraderos, capaces de transmitir belleza e historia a través del tiempo.

Comparativa de Tipos de Candelabros Antiguos

TipoNº de Velas (Típico)Colocación PrincipalTamaño (Típico)Función Principal
Palmatoria1Mano / Superficie pequeñaPequeñoIluminación portátil
Candelero1Mesa / PieVariable (Pequeño a Alto)Iluminación puntual / Decoración
CandelabroMúltiplesMesa / PieMediano a GrandeIluminación ambiental / Decoración principal
Candelero de Pared1 o MúltiplesMuroVariable (Mediano a Grande)Iluminación fija / Decoración mural
Candelabro de TechoMúltiples (muchas)TechoGrande a Muy GrandeIluminación general de grandes espacios / Decoración suntuosa

Preguntas Frecuentes sobre Candelabros

A continuación, respondemos las preguntas planteadas:

¿Qué simbolizan los candelabros?

Los candelabros simbolizan la luz, que a su vez puede representar conocimiento, guía, esperanza o la presencia divina. Específicamente, los siete candeleros de oro mencionados en un texto bíblico simbolizan las siete iglesias, según la interpretación proporcionada.

¿Qué son los 7 candelabros de oro?

Los 7 candeleros de oro, según la interpretación dada en un pasaje bíblico, son una representación simbólica de las siete iglesias. Las siete estrellas vistas en la mano derecha de una figura simbolizan los ángeles de esas mismas siete iglesias.

¿Cómo se llaman los candelabros antiguos?

Los candelabros antiguos reciben diversos nombres según su forma y función, incluyendo candelabros (generalmente de varios brazos), candeleros (para una sola vela), palmatorias (pequeños, portátiles), candeleros de pared y grandes candelabros de techo. Muchas de estas piezas con historia provienen de países como Francia y Suecia y se utilizaban para crear atmósferas especiales, como en una cena a la luz de las velas.

En conclusión, los candelabros son mucho más que simples soportes para velas. Son objetos cargados de historia, arte y simbolismo. Desde las modestas palmatorias hasta los imponentes candelabros de techo, cada pieza cuenta una historia de funcionalidad, estética y, en casos como los siete candelabros de oro, de profundo significado espiritual. Su conexión con la orfebrería y la platería resalta la maestría artesanal necesaria para transformar metales en objetos de tal belleza y trascendencia.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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