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Oro en Odontología: El Proceso de Incrustación

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A pesar de los constantes avances tecnológicos en el campo de la odontología moderna, existe una opción de restauración dental que ha resistido la prueba del tiempo y sigue siendo considerada por muchos como una de las mejores disponibles: el oro. Utilizado durante siglos por su nobleza y resistencia, el oro dental no es solo un material histórico, sino una solución contemporánea altamente efectiva para restaurar la función y la integridad de los dientes dañados. Cuando hablamos de oro en odontología, a menudo nos referimos a las incrustaciones de oro, piezas personalizadas que se utilizan para reemplazar la porción de un diente que se ha visto afectada por caries o que ha sido previamente restaurada con otros materiales como amalgama o resina compuesta.

¿Cuál es el proceso de incrustación de oro?
El proceso para una incrustación de oro implica dos citas. En la primera, tras la inyección de anestesia, se limpia y prepara la cavidad del diente. A continuación, se toma un molde del diente y de los dientes opuestos en la otra mandíbula y se envía a un protésico dental, quien elabora la incrustación de oro.
Índice de Contenido

¿Qué es una Incrustación de Oro Dental?

A diferencia de los empastes directos que se colocan y endurecen directamente en la boca (como la amalgama o la resina), una incrustación de oro es una restauración indirecta. Esto significa que se fabrica fuera de la boca, en un laboratorio dental, basándose en un molde preciso del diente preparado. Las incrustaciones pueden ser de dos tipos principales:

  • Inlay: Rellena el espacio dentro de las cúspides (las puntas) del diente.
  • Onlay: Cubre una o más cúspides además de rellenar el espacio interno, ofreciendo mayor protección al diente.

El oro utilizado en odontología no es oro puro (24 quilates), ya que sería demasiado blando. Se emplean aleaciones de alta nobleza, que contienen un alto porcentaje de oro (a menudo superior al 60-70%), mezclado con otros metales como platino, paladio o plata para aumentar su dureza y resistencia al desgaste. Estas aleaciones son excepcionalmente duraderas y biocompatibles.

¿Por Qué Elegir Oro para Restauraciones Dentales? Beneficios Clave

La elección del material de restauración dental es una decisión importante que debe tomarse en consulta con el odontólogo. Si bien el oro puede no ser la opción más común hoy en día debido a su coste y estética, sus propiedades inherentes lo convierten en una opción superior en muchas situaciones, especialmente cuando la longevidad y la durabilidad son prioritarias.

Durabilidad y Longevidad Inigualables

Quizás el beneficio más destacado de las incrustaciones de oro es su excepcional durabilidad. El oro, en sus aleaciones dentales, es extremadamente resistente a las fuerzas de la masticación. A diferencia de otros materiales que pueden desgastarse, fracturarse o degradarse con el tiempo, el oro mantiene su forma y función durante décadas. Las incrustaciones de oro tienen un historial probado de duración, a menudo superando los 20, 30 e incluso 40 años con el cuidado adecuado. Esto contrasta marcadamente con la vida útil promedio de otros empastes, que puede ser significativamente menor.

Biocompatibilidad y Seguridad

El oro es un metal noble, lo que significa que es químicamente inerte. No se corroe, no se oxida y no libera iones en el ambiente húmedo y químicamente complejo de la boca. Esta propiedad lo hace altamente biocompatible, lo que significa que es bien tolerado por los tejidos orales y rara vez causa reacciones alérgicas o irritación. Su composición química perfecta se mantiene inalterada, lo que contribuye a un entorno bucal más saludable a largo plazo en comparación con materiales que pueden degradarse con el tiempo.

Precisión y Ajuste Marginal Superior

Las incrustaciones de oro se fabrican con una precisión increíble en el laboratorio dental. Esto permite un ajuste marginal excepcionalmente ceñido entre la restauración y el diente. Un ajuste marginal perfecto es crucial para prevenir la filtración de bacterias y la aparición de caries secundaria en el borde de la restauración, que es una causa común de fracaso de los empastes con otros materiales. La capacidad del oro para ser pulido a un alto brillo también contribuye a la salud de las encías circundantes.

Resistencia al Desgaste (Propio y del Diente Opuesto)

Las aleaciones de oro dental tienen una tasa de desgaste similar a la del esmalte dental natural. Esto es una ventaja significativa porque, a diferencia de materiales más duros (como algunas cerámicas) o más blandos (como algunas resinas), el oro no causa un desgaste excesivo en los dientes opuestos con los que entra en contacto durante la masticación. Al mismo tiempo, el oro en sí mismo resiste el desgaste, manteniendo la altura y la forma oclusal (de mordida) del diente restaurado.

Naturaleza Mínimamente Invasiva

Aunque el proceso de preparación del diente requiere la eliminación del tejido cariado o dañado, el diseño de una incrustación de oro a menudo permite al dentista preservar una mayor cantidad de estructura dental sana en comparación con una corona, por ejemplo. Al ser una restauración conservadora que se adapta precisamente a la cavidad preparada, el oro se alinea con los principios de la odontología mínimamente invasiva, cuyo objetivo es mantener la mayor cantidad posible de diente natural.

Consideraciones Estéticas

Evidentemente, el oro tiene un color distintivo que no imita el esmalte dental. Por esta razón, las incrustaciones de oro se utilizan con mayor frecuencia en los dientes posteriores (molares y premolares), donde la estética visible es menos preocupante para la mayoría de los pacientes. En esta ubicación, la funcionalidad y la durabilidad suelen ser los factores más importantes, y el oro sobresale en ambos aspectos.

Durabilidad Inigualable: ¿Cuánto Tiempo Duran Realmente?

La expectativa de vida de una restauración dental varía enormemente según el material utilizado, el tamaño de la restauración, la higiene bucal del paciente, los hábitos alimenticios, las fuerzas de masticación y la calidad del trabajo del dentista y el laboratorio. Sin embargo, las incrustaciones de oro consistentemente muestran las tasas de supervivencia más altas en estudios a largo plazo.

Mientras que un empaste de resina compuesta puede necesitar ser reemplazado después de 5 a 10 años, y uno de amalgama después de 10 a 15 años, una incrustación de oro puede funcionar sin problemas durante 20, 30 o incluso 40 años o más. Esto no solo significa menos visitas al dentista para reparar o reemplazar restauraciones a lo largo de la vida, sino también una preservación a largo plazo de la estructura dental subyacente, ya que cada reemplazo de un empaste suele implicar la eliminación de una pequeña cantidad adicional de tejido dental sano. Elegir oro puede ser, por lo tanto, una inversión inicial mayor que se traduce en ahorros a largo plazo y una mejor salud bucal general.

El Proceso Paso a Paso: Incrustación de Oro Dental

El proceso para colocar una incrustación de oro dental es un procedimiento que generalmente requiere dos citas con el dentista. Este enfoque en dos pasos permite la máxima precisión y la fabricación de una restauración hecha a medida que se ajuste perfectamente al diente preparado.

Primera Cita: Preparación y Toma de Molde

La primera visita es la más larga y fundamental. Comienza con la administración de anestesia local para asegurar que el paciente esté completamente cómodo y sin dolor durante el procedimiento. Una vez que la anestesia hace efecto, el odontólogo procede a eliminar cuidadosamente cualquier tejido dental cariado o dañado existente, así como cualquier material de restauración antiguo si lo hubiera. La cavidad resultante se prepara con una forma específica que optimice la retención y estabilidad de la futura incrustación de oro. Esta preparación es crucial y requiere habilidad para crear paredes y ángulos adecuados.

Una vez que el diente está preparado, se toman impresiones (moldes) muy precisas del diente preparado, así como de los dientes adyacentes y opuestos (en la mandíbula contraria). Estas impresiones pueden tomarse utilizando materiales de impresión tradicionales o mediante escaneo digital intraoral. El molde es una réplica exacta de la boca del paciente y es esencial para que el laboratorio dental pueda fabricar la incrustación con el ajuste correcto. Adicionalmente, se registra la forma en que los dientes superiores e inferiores encajan al morder (relación oclusal).

Estas impresiones y registros se envían a un laboratorio dental especializado en la fabricación de restauraciones de oro. Mientras tanto, el dentista colocará una restauración temporal en el diente preparado. Esta incrustación temporal protege el diente sensible, mantiene el espacio correcto con los dientes vecinos y opuestos, y permite al paciente masticar normalmente mientras se fabrica la incrustación permanente de oro.

Entre Citas: El Laboratorio Dental

Durante el período entre la primera y la segunda cita (generalmente unas dos semanas), los técnicos dentales en el laboratorio utilizan los moldes precisos para crear la incrustación de oro. Este es un proceso artesanal y técnico que implica varios pasos, incluyendo la creación de un modelo de yeso de la boca del paciente, la modelación de la incrustación en cera, la fundición de la cera en aleación de oro dental, y el acabado y pulido meticuloso de la pieza final. La habilidad del técnico es vital para asegurar que la incrustación cumpla con las especificaciones del dentista y se ajuste perfectamente al modelo.

Segunda Cita: Cementación y Ajuste

Aproximadamente dos semanas después de la primera cita, el paciente regresa al consultorio dental. En esta segunda visita, se retira la incrustación temporal y se limpia el diente preparado. El dentista prueba la incrustación de oro permanente para asegurarse de que se ajusta perfectamente al diente y con los dientes opuestos al morder. Si el ajuste es correcto, la incrustación se cementa permanentemente en su lugar utilizando un cemento dental fuerte y duradero. Se elimina cualquier exceso de cemento y se pulen los márgenes de la incrustación para crear una transición suave con el diente natural.

Finalmente, se verifica la oclusión (la mordida) del paciente para asegurar que la incrustación no interfiera con la forma en que los dientes superiores e inferiores se juntan. Se pueden realizar pequeños ajustes si es necesario para garantizar una mordida cómoda y equilibrada. Una vez completado el ajuste y pulido final, la incrustación de oro está lista para funcionar, ofreciendo una restauración robusta y duradera.

Oro vs. Otros Materiales Dentales: Una Comparación

Para comprender mejor por qué el oro sigue siendo una opción valiosa, es útil compararlo con otros materiales de restauración comunes:

CaracterísticaIncrustación de OroEmpaste de AmalgamaEmpaste de Resina Compuesta
Durabilidad/Vida Útil PromedioExcelente (20-40+ años)Buena (10-15 años)Moderada (5-10 años)
Resistencia a la Fractura/DesgasteMuy AltaAltaModerada
Ajuste MarginalExcelente (fabricación indirecta precisa)Bueno (colocación directa)Bueno (puede haber contracción al polimerizar)
BiocompatibilidadExcelente (metal noble, inerte)Buena (liberación mínima de mercurio, preocupación para algunos)Buena (materiales plásticos, puede liberar monómeros)
EstéticaBaja (color metálico distintivo)Baja (color gris/negro)Excelente (color del diente)
CostoAlto (material y laboratorio)BajoModerado
Número de CitasDos (preparación y cementación)UnaUna
Conservación de Estructura DentalBuena (diseño conservador de incrustación/onlay)Requiere cierta preparación retentivaPermite preparación más conservadora

Como se observa en la tabla, mientras que la amalgama y la resina compuesta tienen sus ventajas (costo, estética, una sola cita), el oro se destaca consistentemente en los aspectos de durabilidad, resistencia y ajuste marginal, factores críticos para la longevidad de la restauración.

Preguntas Frecuentes sobre Incrustaciones de Oro Dental

Es natural tener preguntas sobre un material que quizás no se vea tan a menudo en la odontología cotidiana. Aquí respondemos algunas de las dudas más comunes:

¿Es seguro poner oro en mis dientes?

Sí, las aleaciones de oro dental son consideradas extremadamente seguras y biocompatibles. Al ser metales nobles, son muy estables y no reaccionan con los tejidos orales ni liberan sustancias tóxicas. Han sido utilizadas en odontología durante más de un siglo con un excelente historial de seguridad.

¿Se verá el oro en mi boca?

Depende de la ubicación del diente. Si la incrustación se coloca en un molar en la parte posterior de la boca, es poco probable que sea visible durante una conversación normal o al sonreír. Si la estética es una preocupación primordial y la restauración es en un diente frontal o premolar visible, otras opciones como la cerámica pueden ser preferibles.

¿Es doloroso el proceso?

El procedimiento se realiza bajo anestesia local, por lo que no debería sentir dolor durante las citas. Es posible experimentar algo de sensibilidad después de la primera cita mientras se lleva la restauración temporal, pero esto suele ser leve y manejable con analgésicos de venta libre. Una vez cementada la incrustación permanente, la sensibilidad suele desaparecer.

¿Cuánto cuesta una incrustación de oro?

El costo de una incrustación de oro es generalmente más alto que el de los empastes de amalgama o resina compuesta. Esto se debe al costo del propio material de oro (una aleación de alta nobleza) y a los costos de laboratorio asociados con la fabricación personalizada de la pieza. Sin embargo, su longevidad superior puede significar un menor costo total a lo largo de la vida del diente en comparación con restauraciones menos duraderas que requieren reemplazos.

¿Necesitan las incrustaciones de oro un cuidado especial?

No requieren cuidados especiales más allá de una excelente higiene bucal regular. Cepillarse dos veces al día, usar hilo dental diariamente y visitar a su dentista para revisiones y limpiezas periódicas son esenciales para mantener la salud de la incrustación de oro y el diente circundante, al igual que con cualquier otra restauración dental.

¿Pueden causar problemas con detectores de metales o resonancias magnéticas?

Las cantidades de oro y otros metales en una incrustación dental son muy pequeñas y generalmente no causan problemas con detectores de metales (como los de seguridad en aeropuertos). En cuanto a las resonancias magnéticas (RM), las aleaciones de oro noble no son ferromagnéticas y, por lo tanto, no representan un riesgo ni causan distorsiones significativas en las imágenes de RM. Siempre es recomendable informar al técnico de RM sobre cualquier restauración dental metálica que tenga.

En conclusión, aunque menos visible que otras opciones modernas, el oro dental, particularmente en forma de incrustaciones, sigue siendo una opción de restauración de primer nivel debido a su incomparable longevidad, resistencia, biocompatibilidad y precisión de ajuste. Para aquellos que valoran una solución duradera y fiable para restaurar sus dientes posteriores, el proceso de incrustación de oro representa una técnica probada que ofrece beneficios a muy largo plazo.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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