La Habana Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, no es solo un conjunto de calles coloridas, plazas vibrantes y arquitectura impresionante; es también un cofre de tesoros que relata la historia de una ciudad próspera y su conexión con las artes suntuarias. Entre los oficios que florecieron al amparo de su boyante economía colonial, la orfebrería y la platería ocuparon un lugar destacado, reflejando la riqueza, la fe y el gusto de sus habitantes a lo largo de los siglos.

Fundada en 1519, La Habana se convirtió rápidamente en uno de los puertos más importantes de América. Su estratégica posición la hizo escala obligatoria para las flotas españolas que cruzaban el Atlántico, transportando riquezas del Nuevo Mundo hacia Europa y, a su vez, trayendo mercancías, ideas y estilos. Este constante flujo comercial y cultural propició un ambiente donde las artes y los oficios, especialmente aquellos relacionados con los metales preciosos, encontraron un terreno fértil para desarrollarse. La acumulación de capital, proveniente tanto del comercio como de la riqueza generada en la isla, creó una demanda significativa de objetos de lujo, tanto para el adorno personal como para la decoración de hogares, iglesias y edificios públicos.
A diferencia de otras ciudades coloniales, el desarrollo urbanístico de La Habana Vieja se articuló en torno a cuatro plazas principales: la Plaza de Armas (centro militar y defensivo), la Plaza de la Catedral (centro religioso), la Plaza Vieja (eje comercial) y la Plaza de San Francisco de Asís (punto de exportación e importación). Cada una de estas plazas y las calles que las conectaban, como la célebre Calle Mercaderes o la bulliciosa Calle Obispo, eran escenarios donde la vida social y económica se manifestaba. En este contexto, los objetos de oro y plata no solo eran bienes de consumo, sino también símbolos de estatus y poder, piezas esenciales en la liturgia religiosa y elementos decorativos que embellecían los espacios de la élite habanera.
El Oficio en la Época Colonial
Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, la orfebrería y platería en La Habana Vieja alcanzaron un notable nivel de maestría. Los artesanos, muchos de ellos llegados de España o formados en talleres locales, trabajaban el oro, la plata y, en menor medida, otros metales, creando desde delicadas joyas y adornos personales hasta elaborada vajilla, cubertería, objetos litúrgicos como cálices y custodias, marcos para cuadros y espejos, y elementos decorativos para mobiliario y arquitectura interior. La influencia de los estilos europeos, como el barroco (tan presente en la arquitectura de la ciudad, incluida la Catedral), el rococó y el neoclásico, se fusionaba con toques locales, dando lugar a piezas con identidad propia.

La existencia de gremios o corporaciones de oficios era común en la época colonial para regular la práctica artesanal, asegurar la calidad de los productos y proteger a sus miembros. En La Habana, la presencia de una Congregación de Plateros de San Eloy, mencionada en relación con el Museo de la Orfebrería, subraya la importancia y organización de este oficio. San Eloy (o Eligio) es el santo patrón de los orfebres y herreros, y su congregación habría agrupado a los maestros plateros y orfebres, estableciendo normas para el aprendizaje (aprendices, oficiales, maestros), la marcación de las piezas (sellos de pureza del metal y marcas de taller) y quizás incluso la resolución de disputas. Estos talleres se ubicarían probablemente en zonas céntricas de la ciudad, cerca de sus clientes y de las áreas comerciales.
El Museo de la Orfebrería: Un Legado a Preservar
Un testimonio fundamental de esta rica tradición artesanal en La Habana Vieja es el Museo de la Orfebrería. Aunque la información disponible indica que se encuentra cerrado por reparación, su existencia misma y la descripción de su colección –Orfebrería cubana y extranjera de los siglos XVII-XX– ponen de manifiesto la relevancia histórica de este arte en la ciudad. Este museo, ubicado en la Calle Obispo, una de las arterias más importantes y antiguas del centro histórico, albergaba piezas que permitían apreciar la evolución de estilos, técnicas y usos de los metales preciosos a lo largo de tres siglos. Su colección, que incluye tanto obras locales como foráneas, probablemente ilustraba las influencias recibidas y la capacidad de los artesanos cubanos para crear obras de gran valor artístico y técnico. La sede histórica de la Congregación de Plateros de San Eloy asociada al museo refuerza su papel como centro de memoria de este oficio.
Huellas de Orfebrería y Platería en el Patrimonio Habanero
Aunque el Museo de la Orfebrería sea el espacio dedicado específicamente a este arte, la presencia de objetos de metales preciosos se intuye en otros lugares emblemáticos de La Habana Vieja mencionados en la información proporcionada. En la Plaza de la Catedral, la imponente Catedral de San Cristóbal, una joya del barroco cubano, seguramente albergó (y quizás aún conserve) objetos litúrgicos de oro y plata de gran valor artístico, donados por familias adineradas o encargados por la propia iglesia. Los palacios coloniales que rodean las plazas, como el Palacio de los Capitanes Generales (actual Museo de la Ciudad) en la Plaza de Armas, el Palacio de los Marqueses de Aguas Claras o el Palacio del Conde de Lombillo en la Plaza de la Catedral, o la Casa de la Obra Pía, exhiben el estilo de vida de la aristocracia habanera. En estos entornos, la platería fina en forma de vajillas, candelabros, centros de mesa, marcos y otros objetos decorativos era parte indispensable del ajuar y el ornato. Incluso el Museo de Arte Colonial, con sus colecciones de muebles, cristalería y porcelanas, probablemente incluya o haya incluido piezas de platería que complementaban estos ambientes históricos. El Museo de Numismática, que expone monedas de Cuba y del mundo, también aborda una forma específica de metalurgia y orfebrería aplicada a la acuñación de moneda, un elemento crucial en la economía portuaria de La Habana Vieja.
La preservación de La Habana Vieja como Patrimonio de la Humanidad no se limita a la arquitectura; abarca también el rescate y la valoración de los oficios y artes que le dieron vida. La orfebrería y la platería son parte intrínseca de este legado cultural. El estudio y la conservación de las piezas existentes, la recuperación de técnicas tradicionales y la difusión del conocimiento sobre este arte son esenciales para mantener viva la memoria de una época en la que los metales preciosos, trabajados por manos expertas, contaban historias de esplendor y devoción.

La Evolución a Través de los Siglos
El Museo de la Orfebrería abarcaba piezas de los siglos XVII al XX, un período que vio grandes cambios en Cuba. Del esplendor colonial y la producción suntuaria de los siglos XVII y XVIII, pasando por el siglo XIX con su creciente influencia europea y el desarrollo de estilos como el neoclásico y el romanticismo, hasta llegar al siglo XX, donde la orfebrería y platería podrían haber evolucionado hacia estilos más modernos, o bien, haberse mantenido ligadas a la tradición artesanal y a la producción de objetos específicos (como los relacionados con el tabaco o el azúcar, productos clave de la economía cubana). La historia de estos oficios también está ligada a los cambios sociales y políticos de la isla, que afectarían la demanda de objetos de lujo y la disponibilidad de materiales preciosos.
Tabla Comparativa: La Habana Vieja y sus Metales Preciosos
| Aspecto Histórico/Lugar Clave | Vínculo con la Orfebrería y Platería | Ejemplos Probables de Piezas |
|---|---|---|
| Plaza de la Catedral (Centro Religioso) | Demanda de objetos litúrgicos suntuosos; Donaciones de fieles ricos. | Cálices, custodias, cruces, relicarios, ornamentos para imágenes, marcos para iconos. |
| Palacios Coloniales (Capitanes Generales, Casa Obra Pía, etc.) | Uso de objetos de lujo para la vida diaria y ocasiones especiales; Decoración de interiores. | Vajillas, cubertería, candelabros, bandejas, centros de mesa, marcos de fotos y espejos, objetos decorativos. |
| Plaza Vieja (Eje Comercial) | Posible ubicación de talleres y tiendas de orfebres; Venta de joyas y objetos de metal precioso. | Joyas (anillos, collares, pendientes), hebillas, botones, tabaqueras, pequeños objetos personales. |
| Puerto y Plaza San Francisco (Importación/Exportación) | Entrada y salida de metales preciosos (materia prima); Comercio de piezas terminadas importadas o para exportación. | Lingotes de oro y plata, monedas (tema del Museo de Numismática), piezas de orfebrería europeas importadas. |
| Congregación de Plateros de San Eloy | Organización gremial de artesanos; Regulación del oficio y la calidad; Formación de nuevos plateros. | Piezas con marcas de taller y sellos de garantía de pureza del metal. |
Preguntas Frecuentes sobre la Orfebrería en La Habana Vieja
¿Por qué fue tan importante la orfebrería en la Habana colonial?
La importancia se debió principalmente a la riqueza generada por el comercio portuario, que creó una alta demanda de bienes de lujo. El oro y la plata, metales provenientes de las colonias americanas y trabajados en la isla, eran símbolos de estatus y poder, además de ser esenciales en el ornato religioso.
¿Qué tipo de objetos se creaban con mayor frecuencia?
Se producían tanto objetos suntuarios para el uso civil (joyas, vajillas, artículos decorativos) como piezas litúrgicas para iglesias y conventos (cálices, custodias, cruces), reflejando las necesidades y el gusto de la sociedad colonial.
¿Existe alguna influencia particular en el estilo de la orfebrería habanera?
La orfebrería en La Habana Vieja estuvo fuertemente influenciada por los estilos europeos de la época colonial, como el barroco, el rococó y el neoclásico, adaptados a las condiciones y materiales locales, y con posibles toques distintivos cubanos.

¿Qué papel jugaba la Congregación de Plateros de San Eloy?
Esta congregación era una organización gremial que agrupaba a los plateros y orfebres. Su función era regular el ejercicio del oficio, establecer estándares de calidad, controlar la pureza de los metales y probablemente supervisar la formación de nuevos artesanos.
¿Dónde se pueden ver hoy ejemplos de esta orfebrería histórica?
Actualmente, el Museo de la Orfebrería está cerrado por reparación según la información. Sin embargo, es posible que algunas piezas se encuentren en otros museos de La Habana Vieja que abordan el arte y la vida colonial, como el Museo de Arte Colonial o el Museo de la Ciudad (Palacio de los Capitanes Generales), o quizás en algunas iglesias históricas que conserven parte de su ajuar litúrgico antiguo.
El legado de la orfebrería y platería en La Habana Vieja es un hilo brillante que teje la historia de su desarrollo económico, social y artístico. A pesar de los cambios y el paso del tiempo, las huellas de este oficio perduran en la arquitectura, en los objetos que se conservan en museos y colecciones privadas, y en la propia identidad cultural de la ciudad. La esperanza es que el Museo de la Orfebrería pueda reabrir sus puertas para seguir contando esta fascinante historia a las futuras generaciones y a los visitantes interesados en el arte de los metales preciosos en el corazón del Caribe.
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