¿Cómo se llama el oficio de hacer joyas?

Los Metales Esenciales en Alta Joyería

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En el universo de la joyería, donde las gemas capturan la mirada con su color y brillo, a menudo olvidamos a los verdaderos protagonistas que les brindan soporte, forma y durabilidad: los metales. Estos elementos no son meros materiales de construcción; son la base sobre la que se asienta el arte milenario de la orfebrería y la platería, confiriendo a cada pieza su carácter, peso y resistencia.

¿Cómo puedo saber de qué material es mi joyería?
Usa un imán Otra manera de comprobar si una pieza de joyería está hecha de acero es utilizar un imán. El acero inoxidable es un metal no magnético, por lo que si la joyería es de acero inoxidable, no será atraída por el imán. Si la pieza es atraída por el imán, es probable que esté hecha de otro tipo de metal.

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha valorado ciertos metales por sus propiedades únicas: su maleabilidad, su capacidad de mantener el brillo, su resistencia a la corrosión y, por supuesto, su rareza. Estas características los han convertido en los candidatos perfectos no solo para herramientas o monedas, sino especialmente para adornos personales que simbolizan estatus, afecto o simplemente belleza. Sin embargo, no todos los metales son aptos para la creación de joyas finas. Un selecto grupo destaca por encima del resto, formando el pilar de la alta joyería.

Índice de Contenido

La Importancia Fundamental de los Metales en el Diseño Joyero

Los metales no solo proporcionan la estructura física de una joya, permitiendo engastar piedras o crear formas complejas, sino que también contribuyen significativamente a su valor intrínseco y estético. La elección del metal adecuado puede realzar la belleza de una gema, complementar un diseño particular o asegurar que la pieza perdure a través del tiempo. La textura, el color, el peso y el brillo del metal son componentes esenciales de la identidad de una joya.

Además de su función estructural, los metales poseen cualidades estéticas propias. El lustre cálido del oro, el resplandor frío de la plata o la sobria elegancia del platino ofrecen paletas visuales distintas que los artesanos utilizan para evocar diferentes emociones y estilos. La forma en que la luz interactúa con la superficie pulida o texturizada de un metal es tan crucial como el juego de luces en las facetas de un diamante.

¿Por Qué Aleaciones? La Búsqueda de la Perfección

Aunque hablamos de metales preciosos como el oro, la plata o el platino, rara vez se utilizan en su estado puro para fabricar joyas. La razón principal es que, en su forma pura, muchos metales son demasiado blandos, maleables o reactivos para soportar el uso diario. Una sortija de oro puro (24 quilates) se deformaría fácilmente, y la plata pura se empañaría con extrema rapidez.

Aquí es donde entran en juego las aleaciones. Una aleación es una mezcla de un metal base (en este caso, el metal precioso) con uno o más metales diferentes, que pueden ser preciosos o no preciosos. El propósito de crear una aleación es modificar y mejorar las propiedades del metal puro, haciéndolo más duro, más resistente al desgaste y la corrosión, o incluso alterando su color. Los metales más comunes utilizados en aleaciones para joyería incluyen cobre, plata (en aleaciones de oro o platino), níquel, zinc, paladio y rodio.

La proporción de metal precioso en una aleación determina su pureza y, por lo tanto, gran parte de su valor. Esta pureza se mide de diferentes maneras según el metal. Para el oro, se utilizan los quilates (k), donde 24k es oro puro. Las aleaciones comunes son 18k (75% oro puro), 14k (58.3% oro puro) o 10k (41.7% oro puro). Para la plata y el platino, se suele usar el sistema milésimal, que indica las partes de metal puro por cada mil partes de aleación. Por ejemplo, la plata de ley 925 contiene 925 partes de plata pura por cada 1000 (es decir, 92.5%).

El Trío de la Corona: Metales Preciosos en Joyería

Dentro del amplio espectro de metales, tres se destacan consistentemente en la creación de joyería fina y de alta gama:

Oro: El Resplandor Inalterable

Considerado el rey de los metales preciosos, el oro ha fascinado a la humanidad durante milenios. Su color amarillo brillante y cálido es inconfundible y universalmente asociado con riqueza y prestigio. La maleabilidad extrema del oro puro es una de sus propiedades más distintivas, permitiendo a los orfebres estirarlo en hilos finísimos o batirlo hasta convertirlo en láminas casi transparentes (pan de oro). Sin embargo, es precisamente esta cualidad la que obliga a alearlo para su uso en joyería, dándole la dureza necesaria para resistir el uso diario.

Las aleaciones de oro no solo aumentan su resistencia, sino que también permiten crear una variedad de colores: el oro amarillo tradicional (aleado con plata y cobre), el oro blanco (aleado con paladio, níquel o plata, y a menudo bañado en rodio para un brillo extra) y el oro rosa (aleado con una mayor proporción de cobre). Cada color ofrece una estética única y se adapta a diferentes estilos y tonos de piel, ampliando enormemente las posibilidades de diseño.

Otra propiedad crucial del oro es su baja reactividad química. Es altamente resistente a la corrosión, al deslustre y a la mayoría de los ácidos, lo que significa que las joyas de oro mantienen su brillo y apariencia a lo largo del tiempo con un cuidado mínimo. Esta durabilidad, combinada con su belleza y valor histórico, asegura que el oro siga siendo el metal predilecto para anillos de compromiso, alianzas y piezas heirloom destinadas a pasar de generación en generación.

Plata: La Versatilidad Luminosa

Si el oro es el rey, la plata podría considerarse la reina, no solo por su belleza sino por su increíble versatilidad y accesibilidad. La plata posee un brillo blanco metálico muy distintivo cuando está pulida, ofreciendo una alternativa más fría y luminosa al oro. Es más abundante que el oro y el platino, lo que la hace más asequible, permitiendo que la belleza de los metales preciosos llegue a un público más amplio.

Al igual que el oro, la plata pura (plata fina 999) es demasiado blanda para la mayoría de las aplicaciones de joyería. Por ello, se suele alear, típicamente con cobre, para aumentar su dureza y durabilidad. Las aleaciones de plata más comunes en joyería son:

  • Plata 950: Contiene 95% de plata pura y 5% de cobre. Es una aleación de alta pureza, popular en algunas regiones y para piezas que requieren un alto grado de maleabilidad pero con un poco más de dureza que la plata fina.
  • Plata de Ley (Sterling Silver) 925: La aleación más estándar a nivel mundial para joyería. Contiene 92.5% de plata pura y 7.5% de cobre. Ofrece un buen equilibrio entre pureza, belleza y durabilidad.
  • Plata 900: Contiene 90% de plata pura y 10% de cobre. Usada en joyería y a menudo en cubertería y objetos de plata, es ligeramente más dura que la plata de ley.

Aunque la plata es un metal precioso, es más reactiva que el oro y el platino. Tiende a empañarse o deslustrarse con el tiempo, reaccionando con compuestos de azufre presentes en el aire o en contacto con ciertos materiales. Este deslustre forma una capa oscura en la superficie. Sin embargo, la plata empañada se puede limpiar y restaurar a su brillo original con relativa facilidad. La plata se utiliza en una vasta gama de piezas, desde delicados pendientes y colgantes hasta anillos robustos, pulseras, relojes y objetos decorativos. Su brillo neutro la hace ideal para complementar cualquier tipo de gema.

Platino: Fuerza, Pureza y Prestigio

El platino es el más raro y, a menudo, el más valioso de los tres metales principales de joyería. Su color es un blanco grisáceo naturalmente brillante y puro que no se deslustra ni cambia de color con el tiempo. Es considerablemente más denso y pesado que el oro y la plata, lo que confiere a las joyas de platino una sensación sustancial y lujosa en la mano.

Una de las propiedades más destacadas del platino es su excepcional durabilidad y resistencia. Es significativamente más duro que el oro y la plata, aunque sigue siendo maleable y dúctil. Esta resistencia lo convierte en una opción ideal para engastes de piedras preciosas, especialmente diamantes, ya que los finos hilos o garras de platino pueden sujetar las gemas de forma muy segura, minimizando el riesgo de que se suelten. Su brillo blanco natural también ayuda a realzar el fuego y la brillantez de los diamantes sin añadir ningún matiz de color.

A diferencia del oro, el platino se utiliza con una pureza muy alta en joyería, típicamente 950 milésimas (95% platino puro), aunque también existen aleaciones de 900 o 850. Los metales utilizados para alear el platino suelen ser otros metales del grupo del platino, como el paladio, o iridio y rutenio, que mantienen la naturaleza hipoalergénica y la resistencia a la corrosión del metal base. Su pureza, durabilidad y rareza le otorgan un prestigio único en el mundo de la alta joyería, siendo el metal preferido para piezas de gran valor y significado, como anillos de compromiso y aniversario.

Tabla Comparativa de los Metales Preciosos

Para visualizar mejor las diferencias entre estos tres metales clave en joyería, aquí tienes una tabla comparativa:

CaracterísticaOroPlataPlatino
Color NaturalAmarilloBlanco brillanteBlanco grisáceo
Pureza Común en Joyería18k (75%), 14k (58.3%)925 (92.5%), 950 (95%)950 (95%)
Dureza (Relativa)Moderada (depende de la aleación)Baja a Moderada (depende de la aleación)Alta
Densidad / Peso (Relativo)AltoModeradaMuy Alta (más pesado que el oro)
Resistencia al DeslustreMuy AltaBaja (se empaña con facilidad)Extremadamente Alta
MaleabilidadMuy AltaAltaAlta
Usos TípicosTodo tipo de joyería, alianzas, piezas de inversiónAmplia gama de joyería, cubertería, objetos decorativosJoyería de alta gama, engastes de diamantes, alianzas de prestigio
Costo RelativoAltoBajo a ModeradoMuy Alto (generalmente el más caro)

El Rol de los Metales No Preciosos en las Aleaciones

Aunque el foco principal está en los metales preciosos, es crucial reconocer el papel indispensable de los metales no preciosos en las aleaciones de joyería. Metales como el cobre, el zinc, el níquel (aunque su uso está restringido en muchas regiones debido a alergias), el estaño o el galio se mezclan en proporciones cuidadosamente calculadas para dotar a las aleaciones de las propiedades deseadas. El cobre, por ejemplo, es fundamental para aumentar la dureza del oro y la plata, y es el principal responsable del color rojizo del oro rosa. El zinc puede mejorar la fluidez del metal fundido, facilitando el proceso de fundición. La platería, en particular, depende de la adición de cobre a la plata pura para obtener la resistencia necesaria para objetos de uso diario como cubiertos.

Cuidado de las Joyas de Metales Preciosos

Cada metal requiere un tipo de cuidado específico para mantener su belleza a lo largo del tiempo:

  • Oro: Generalmente fácil de cuidar. Limpiar con agua tibia, jabón suave y un cepillo de cerdas blandas. Evitar el contacto con productos químicos agresivos (cloro, lejía) que pueden dañar las aleaciones, especialmente el oro blanco.
  • Plata: Requiere limpieza regular para eliminar el deslustre. Se pueden usar paños de pulido específicos para plata o soluciones limpiadoras líquidas. Almacenar en lugares secos y, si es posible, en bolsas anti-deslustre para ralentizar la oxidación.
  • Platino: Muy resistente. Se puede limpiar de forma similar al oro, con agua y jabón. Para restaurar el brillo, puede ser necesario un pulido profesional ocasional, ya que, aunque no pierde material, su superficie puede rayarse con el tiempo, creando una pátina.

Guardar las joyas por separado para evitar que se rayen entre sí también es una práctica recomendada sin importar el metal.

Preguntas Frecuentes sobre los Metales en Joyería

¿Qué significa el quilate en el oro?

El quilate (k) es una medida de la pureza del oro. Un quilate representa 1/24 parte de la masa total. Así, 24k es oro puro (24/24 partes), 18k es oro con 18/24 partes de oro puro (75%), y 14k es oro con 14/24 partes de oro puro (58.3%). Los quilates más altos significan mayor pureza, pero también mayor blandura.

¿Por qué la plata se pone negra?

La plata se oscurece debido a un proceso llamado sulfuración, no oxidación como el óxido en el hierro. Reacciona con compuestos de azufre presentes en el aire (especialmente en ambientes contaminados), en ciertos alimentos, tejidos o productos químicos, formando sulfuro de plata en la superficie, que es de color oscuro.

¿Es el oro blanco lo mismo que el platino?

No, son metales completamente diferentes. El oro blanco es una aleación de oro amarillo con metales blancos como paladio, níquel o plata, y a menudo se le aplica un baño de rodio. El platino es un elemento químico puro (aunque usado en aleaciones de alta pureza, típicamente 95%). El platino es más denso, más pesado, más duro, hipoalergénico y no requiere baños de rodio para mantener su color blanco.

¿Cuál es el metal más duradero para un anillo de compromiso?

Tanto el platino como el oro de alta calidad (como 18k) son muy duraderos. El platino es intrínsecamente más duro y resistente a la abrasión que el oro. Cuando el platino se raya, el material se desplaza, creando una pátina; en el oro, el material se pierde. Por su resistencia, el platino es a menudo la elección premium para engastes seguros, aunque un anillo de oro de 18k bien hecho y cuidado también puede durar toda la vida.

¿Pueden los metales de joyería causar alergias?

Sí, algunas personas pueden ser alérgicas a ciertos metales utilizados en las aleaciones. El níquel es el alérgeno más común en joyería, a menudo presente en aleaciones de oro blanco de menor calidad o en metales base. La plata de ley (925) contiene cobre, que rara vez causa alergias, pero algunas personas muy sensibles pueden reaccionar. El oro de alta pureza (18k o 24k) y el platino (950) son generalmente considerados hipoalergénicos debido a su alta pureza y a los metales con los que se alean.

Conclusión

El arte de la joyería es una fusión magistral de diseño, habilidad artesanal y las propiedades inherentes de los materiales. Los metales, lejos de ser simples soportes, son co-creadores de belleza y valor. El oro, con su calidez y resistencia al tiempo; la plata, con su brillo versátil y accesibilidad; y el platino, con su fuerza inigualable y prestigio, forman la columna vertebral de la orfebrería fina. Comprender sus características únicas, cómo se trabajan en aleaciones y cómo cuidarlos nos permite apreciar aún más la maestría detrás de cada pieza de joyería y asegurar que su resplandor perdure para las futuras generaciones.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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