¿Cuál fue la joya de la corona española?

Las Joyas de la Reina Isabel II

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La colección de joyas de la Reina Isabel II fue una de las más vastas y valiosas del mundo, un reflejo de siglos de historia, poder y opulencia de la monarquía británica. Más allá de las famosas Joyas de la Corona que simbolizan el estado, la monarca poseía un archivo personal deslumbrante, lleno de piezas con historias únicas y un valor incalculable. Tras su fallecimiento, el destino de este tesoro ha sido objeto de gran interés, revelando tanto la magnificencia de las piezas como la humildad en sus elecciones personales finales.

¿Cuál es la pieza de joyería más valiosa de la reina Isabel?
VALORADO EN UNOS 122 MILLONES DE DÓLARES AUDADOS (66 millones de libras), los expertos creen que el collar Nizam de Hyderabad es la joya más cara de la familia real. Y es la más prestigiosa de la extensa colección de la reina Isabel II.

La Joya Más Valiosa: El Collar Nizam de Hyderabad

Entre la impresionante colección de la Reina Isabel II, una pieza destaca por encima del resto en términos de valor monetario estimado: el collar Nizam de Hyderabad. Considerado por los expertos como la joya más cara de la familia real británica, su valor se estima en alrededor de 122 millones de dólares australianos (aproximadamente 66 millones de libras esterlinas).

Este magnífico collar fue creado por la prestigiosa casa de joyería Cartier en la década de 1930. Su origen es tan fascinante como su belleza: fue un regalo de Asaf Jah VII, el Nizam de Hyderabad, uno de los hombres más ricos del mundo en su tiempo, a la entonces Princesa Isabel en 1947, con motivo de su compromiso oficial con el Príncipe Felipe. El Nizam ofreció a la princesa la posibilidad de elegir cualquier pieza de Cartier, y ella optó por este collar y una tiara a juego, aunque esta última fue desmantelada posteriormente para crear otras joyas.

El collar está compuesto por cincuenta diamantes engastados en platino. Paul Hird, jefe de subastas de lujo en John Pye Luxury, describió la pieza en detalle: presenta un colgante central de doble caída con pavé que incorpora trece diamantes talla esmeralda y un diamante talla pera. La cadena está formada por una serie de eslabones con diamantes talla brillante y un mosquetón ovalado alargado también engastado con brillantes.

Aunque quizás menos conocido por el público general que la Corona Imperial del Estado o el anillo de compromiso de la Reina, el collar Nizam de Hyderabad es, sin duda, la pieza de mayor valor económico en su colección personal. Ha sido custodiado por la familia real y, en ocasiones, ha sido lucido por otras miembros de la realeza, como Kate Middleton, la Duquesa de Cambridge, a quien la Reina se lo prestó en varias ocasiones.

¿Qué Pasó con las Joyas Tras el Fallecimiento de la Reina?

La Reina Isabel II falleció el 8 de septiembre de 2022. Su vasta colección de joyas, uno de los archivos más caros y grandes del mundo, generó preguntas inmediatas sobre su destino. Es importante distinguir entre las Joyas de la Corona, que pertenecen al Estado y la monarquía como institución, y la colección personal de la Reina, que incluía regalos, herencias familiares y compras privadas.

Una parte significativa de las Joyas de la Corona permanece en exhibición pública en la Torre de Londres, un castillo histórico que ha servido, entre otras funciones, como tesorería real durante siglos. Aquí se encuentran piezas invaluables utilizadas en ceremonias de coronación y eventos de estado, como la Corona de San Eduardo, la Corona Imperial del Estado y los famosos diamantes Cullinan.

¿Cuántas joyas tenía la reina Isabel?
Isabel poseyó más de 300 artículos de joyería, incluidos 98 broches, 46 collares, 37 pulseras, 34 pares de aretes, 15 anillos, 14 relojes y 5 colgantes, los más notables se detallan en este artículo.

La colección personal de la Reina, sin embargo, siguió un camino diferente. Muchas de estas piezas fueron heredadas por miembros de la familia real, continuando la tradición de pasar estas valiosas gemas a las siguientes generaciones. La Reina Consorte Camilla, por ejemplo, heredó varias joyas de la Reina Isabel II. Otras piezas pueden haber sido distribuidas entre sus hijos y nietos según los deseos privados de la monarca.

Las Joyas Enterradas con la Reina

A pesar de poseer una colección tan extensa y valiosa, los expertos creen que la Reina Isabel II fue enterrada con una sorprendente sencillez. Lisa Levinson, directora de comunicaciones del Natural Diamond Council, sugirió que la monarca, siendo “una mujer increíblemente humilde de corazón”, probablemente solo llevaría consigo dos piezas muy personales y significativas.

Estas dos piezas serían su anillo de bodas de oro galés y un par de pendientes de perlas. Estas joyas, que usaba con frecuencia en su vida diaria, se convirtieron en un símbolo de su identidad personal más allá de la parafernalia de la monarquía.

El anillo de bodas es particularmente simbico. Hecho de una sola pieza de oro puro galés de la mina Clogau St. David, perteneció originalmente a la Reina Madre y le fue entregado a Isabel al casarse con el Príncipe Felipe en 1947. La Reina lo usó cada día de su vida. Se rumorea que lleva inscrita un mensaje secreto del difunto Duque de Edimburgo, añadiendo una capa íntima a su significado.

Los pendientes de perlas eran un elemento básico en el joyero de la Reina. Eran tan apreciados que tenía la tradición de regalar un par similar a las mujeres de la Familia Real. Las perlas han sido históricamente consideradas apropiadas para el luto en la realeza británica, siguiendo una tradición establecida por la Reina Victoria. Sin embargo, para Isabel II, su uso frecuente pudo haber evolucionado hacia un símbolo personal de dignidad y elegancia.

Los deseos exactos de la Reina sobre sus joyas de entierro son privados, pero la creencia general es que eligió ser enterrada con estas dos piezas simples y profundamente personales en la Capilla Conmemorativa del Rey Jorge VI, ubicada en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, su lugar de descanso final.

Dónde Admirar las Joyas de la Corona

Si bien gran parte de la colección personal de la Reina Isabel II no está accesible al público, las Joyas de la Corona, que son quizás las piezas más icónicas asociadas a la monarquía, sí pueden visitarse. Se encuentran en la Jewel House (Casa de las Joyas) dentro de la histórica Torre de Londres.

¿Fue enterrada la reina Isabel con alguna de sus joyas?
La reina Isabel probablemente fue enterrada con sólo dos joyas : su anillo de bodas, hecho en oro galés y un par de pendientes de perlas, dado que casi siempre usaba un par de pendientes de perlas.

La Torre de Londres, fundada por Guillermo el Conquistador en 1066, ha servido como fortaleza, palacio real, prisión y tesorería a lo largo de sus más de 900 años de historia. Durante más de 600 años, reyes y reinas han acumulado y custodiado aquí las riquezas de la Corona.

La visita a la Jewel House permite admirar un despliegue impresionante de coronas, cetros, orbes y otras insignias ceremoniales. Entre las piezas más destacadas se encuentran la Corona de San Eduardo, utilizada en la coronación de la Reina en 1953, la Corona Imperial del Estado, adornada con el

rubí del Príncipe Negro

y el zafiro de San Eduardo, y secciones de los diamantes Cullinan, incluyendo el inmenso Cullinan I y el Cullinan II. La visita a las Joyas de la Corona está incluida en la entrada general a la Torre de Londres.

La Colección Real de Joyas: Tamaño, Origen y Valor

La colección de joyas de la Reina Isabel II, distinta de las Joyas de la Corona, tiene un origen que se remonta vagamente al siglo XVI. No se trata de insignias oficiales, sino de un conjunto acumulado a lo largo de generaciones por monarcas, consortes y miembros de la familia real. Con más de 300 piezas catalogadas, incluyendo broches, collares, anillos, pendientes, pulseras y relojes de diversas épocas y estilos, su tamaño es impresionante.

Muchas de las piezas tienen orígenes internacionales, habiendo llegado al Reino Unido como resultado de eventos históricos, conflictos o como obsequios diplomáticos. La mayoría, sin embargo, datan de los siglos XIX y XX, reflejando los gustos y adquisiciones de monarcas como la Reina Victoria, la Reina María y la propia Reina Isabel II. Estas joyas fueron diseñadas principalmente para reinas reinantes y consortes, aunque algunos reyes también contribuyeron a la colección.

Las joyas fueron a menudo adquiridas de otras casas reales europeas, miembros de la aristocracia, o fueron heredadas y regaladas en ocasiones importantes como cumpleaños y bodas. En los últimos años de su reinado, Isabel II usó estas joyas en su calidad de Reina de reinos de la Commonwealth como Australia, Canadá y Nueva Zelanda, apareciendo con ellas en retratos oficiales.

Una distinción importante dentro de la colección son las piezas consideradas 'heirlooms of the Crown' (reliquias de la Corona). Estas joyas, hechas antes de la muerte de la Reina Victoria en 1901 (y a discreción del monarca para piezas posteriores), se consideran propiedad de la Corona y se transmiten de un monarca a otro a perpetuidad. Esto significa que no pueden ser vendidas o legadas libremente. El valor de la colección completa es imposible de estimar en términos monetarios, ya que su riqueza reside en su historia única y su conexión con la realeza, y no se espera que sean vendidas en el mercado abierto.

¿Fue enterrada la reina Isabel con alguna de sus joyas?
La reina Isabel probablemente fue enterrada con sólo dos joyas : su anillo de bodas, hecho en oro galés y un par de pendientes de perlas, dado que casi siempre usaba un par de pendientes de perlas.

Tiaras Notables de la Colección Personal

La colección de la Reina Isabel II era especialmente rica en tiaras, cada una con su propia historia y diseño fascinante. Algunas de las más destacadas incluyen:

  • La Diadema de Diamantes (George IV State Diadem): Quizás la pieza más reconocible de la colección personal, aunque también se usa en eventos de estado. Fue hecha para el Rey Jorge IV en 1820 para su coronación. Adornada con 1333 diamantes, incluyendo un diamante amarillo pálido central, y engastada en oro y plata, es famosa por su uso en las aperturas del Parlamento y por aparecer en monedas y sellos.
  • La Tiara Oriental Circlet (Indian Circlet): Originalmente una diadema diseñada por el Príncipe Alberto para la Reina Victoria en 1853, inspirada en motivos indios. Inicialmente con ópalos y diamantes, los ópalos fueron reemplazados por rubíes por la Reina Alejandra. Fue una de las favoritas de la Reina Madre y pasó a Isabel II en 2002.
  • La Tiara Kokóshnik de la Reina Alejandra: Un regalo a la Princesa Alejandra en 1888 en su 25 aniversario de bodas, inspirado en los tocados rusos Kokóshnik. Hecha por Garrard, consta de barras de oro blanco engastadas con diamantes. Podía usarse también como collar. Fue heredada por la Reina María y luego por Isabel II, quien la usó frecuentemente.
  • La Tiara de Delhi Durbar: Creada por Garrard para la Reina María para el Delhi Durbar de 1911, ya que las Joyas de la Corona no podían salir del país. Es un aro alto engastado con diamantes y, en ocasiones, con los diamantes Cullinan III y IV. Fue usada por la Reina Madre y posteriormente por Isabel II, quien la prestó a Camilla.
  • La Tiara con Flecos de la Reina María: Una tiara que también se puede usar como collar, hecha por Garrard en 1919 con diamantes reutilizados. Famosa por romperse justo antes de la boda de la Princesa Isabel con el Príncipe Felipe en 1947, siendo reparada a tiempo. Ha sido prestada para las bodas de la Princesa Ana y la Princesa Beatriz.
  • La Tiara de la Gran Duquesa Vladimir: Comprada por la Reina María a una Gran Duquesa rusa exiliada en 1921. Originalmente con perlas, la Reina María la modificó para poder usar perlas o esmeraldas. Fue heredada por Isabel II y es una de sus tiaras más reconocibles, a menudo vista con las esmeraldas.
  • La Tiara de Rubí Birmano: Encargada por Isabel II a Garrard en 1973, utilizando 96 rubíes de un regalo de bodas del pueblo de Birmania y diamantes de otro regalo del Nizam de Hyderabad. Su diseño representa una corona de rosas.
  • La Tiara de las Niñas de Gran Bretaña e Irlanda: El primer regalo de bodas de tiara a la Princesa Isabel por parte de su abuela, la Reina María. Originalmente con perlas y diamantes, fue modificada por la Reina María para solo tener diamantes. Isabel II la usó sin su base inicialmente. Es una de las tiaras más icónicas por su representación en billetes y monedas.
  • La Tiara del Nudo del Amante de la Reina María: Una copia encargada por la Reina María en 1913. Con nudos de amante de diamantes y perlas colgantes. Fue regalada por Isabel II a Diana, Princesa de Gales, como regalo de bodas y la usó con frecuencia. Tras el divorcio, fue devuelta a la Reina y ahora es usada por Kate Middleton.
  • La Tiara Meandro: Un regalo de bodas a Isabel por parte de su suegra, la Princesa Alicia de Grecia. Presenta un patrón de clave griega. Isabel II nunca la usó en público, regalándola a su hija, la Princesa Ana, quien la ha usado a menudo y la prestó a su hija, Zara Philips, para su boda.
  • La Tiara Halo: Hecha por Cartier en 1936 y comprada por el Duque de York (futuro Jorge VI) para su esposa. Fue regalada a Isabel en su 18 cumpleaños. Ha sido prestada a la Princesa Margarita y a la Princesa Ana, y más recientemente a Kate Middleton para su boda.
  • La Tiara Bandeau de Diamantes de la Reina María: Hecha en 1932 para la Reina María, con un broche central que fue un regalo de bodas en 1893. Fue prestada a Meghan Markle para su boda en 2018.
  • La Tiara Flor de Loto: Creada por Garrard en los años 20 a partir de un collar regalado a la Reina Madre. Hecha de perlas y diamantes. Fue usada a menudo por la Princesa Margarita y ahora por Kate Middleton.
  • La Tiara Greville (Panal de Abeja): Legada a la Reina Madre por la Sra. Greville. Hecha por Boucheron en 1920 con un patrón de celosía de diamantes. Fue una de las favoritas de la Reina Madre y ahora es usada por la Reina Consorte Camilla.
  • La Tiara Esmeralda Kokoshnik de Greville: También legada por la Sra. Greville. Hecha por Boucheron en 1919 con diamantes y grandes esmeraldas en estilo kokoshnik. Fue usada públicamente por primera vez por un miembro de la realeza en la boda de la Princesa Eugenia de York.
  • La Tiara Rosa de Strathmore: Regalo de bodas a la Reina Madre de su padre. Una pieza floral que usó en sus primeros años de matrimonio y que forma parte de la colección desde el fallecimiento de la Reina Madre.

Comparativa de Tiaras Seleccionadas

TiaraFabricanteAño (aprox.)Piedras ClaveUsada Por
Diadema de DiamantesRundell Bridge & Rundell1820Diamantes (incl. brillante amarillo 4ct)Jorge IV, Adelaida, Victoria, Alejandra, María, Isabel (Reina Madre), Isabel II
Tiara VladimirBolin / Garrard (mod.)1874 / 1921Perlas originales / Esmeraldas Cambridge, DiamantesMaría Pavlovna, Elena Vladimirovna, María, Isabel II
Tiara FringeGarrard1919Diamantes (reutilizados)María, Isabel (Reina Madre), Isabel II, Ana, Beatriz
Tiara Nudo del AmanteGarrard1913Diamantes, Perlas OrientalesMaría, Isabel II, Diana, Catalina

Preguntas Frecuentes sobre las Joyas de la Reina Isabel II

¿Cuál era la joya más valiosa de la Reina Isabel II?
Se cree que la joya más valiosa en términos monetarios era el collar Nizam de Hyderabad, un regalo de compromiso de 1947 valorado en decenas de millones de libras.

¿La Reina Isabel II fue enterrada con todas sus joyas?
No. Se considera que la Reina fue enterrada con solo dos piezas muy personales y simbólicas: su anillo de bodas de oro galés y un par de pendientes de perlas.

¿Dónde se pueden ver las Joyas de la Corona británica?
Las Joyas de la Corona, que son distintas de la colección personal pero igualmente impresionantes, se exhiben al público en la Jewel House de la Torre de Londres.

¿Cuántas joyas tenía la Reina Isabel II en total?
Su colección personal era muy extensa, con más de 300 piezas catalogadas, incluyendo una gran variedad de tiaras, collares, broches, etc.

¿Qué pasó con el resto de la colección personal de la Reina?
Tras su fallecimiento, muchas piezas de su colección personal fueron distribuidas entre miembros de la familia real, como el Rey Carlos III y la Reina Consorte Camilla, continuando así su legado.

La colección de joyas de la Reina Isabel II es un testimonio de la historia, la artesanía y las relaciones personales que marcaron su largo reinado. Desde piezas de valor incalculable como el collar Nizam hasta las humildes joyas elegidas para su descanso final, cada gema cuenta una parte de su fascinante historia.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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