¿El grabado utiliza buril?

Cómo se hace el Grabado a Buril

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El mundo del grabado artístico es vasto y fascinante, ofreciendo diversas técnicas para transferir imágenes de una matriz a un soporte, comúnmente papel. Entre estas técnicas calcográficas, que implican trabajar directamente sobre una plancha, destaca el grabado a buril. Considerada una de las formas más antiguas y puras de incisión directa en metal, requiere una precisión y habilidad excepcionales. Pero, ¿cómo se logra esa nitidez característica? Profundicemos en el arte y la técnica detrás del buril.

Índice de Contenido

¿Qué es el Grabado a Buril?

El grabado a buril es una técnica directa de grabado en hueco. Consiste en incidir directamente la plancha metálica, usualmente de cobre, utilizando una herramienta específica: el buril. Al mover el buril sobre la superficie, este va desprendiendo finos hilos de metal, creando surcos que conforman el dibujo deseado. Una vez completado el grabado, la plancha se entinta, se limpia la superficie dejando tinta solo en los surcos, y se estampa en un tórculo sobre papel humedecido.

¿Cómo se hace el grabado a buril?
Buril: Técnica directa de grabado en hueco. Se graba directamente la plancha metálica, normalmente de cobre, con un buril, que va desprendiendo hilos de cobre que dejan surcos que forman el dibujo. Posteriormente se entinta y se estampa en un tórculo, sobre un papel humedecido.

La Herramienta: El Buril

El buril es una herramienta fundamental para esta técnica. Se compone de un mango redondeado, a menudo con forma de hongo, y un vástago de acero templado que sale del mango en ángulo. Este vástago termina en una cara de corte muy afilada, creando un surco en forma de "V" en la plancha de metal. Los buriles para grabado son herramientas cónicas o varillas redondas de metal duro, partidas por la mitad y pulidas para crear un filo.

La forma de la cara de corte varía: los tipos más comunes tienen una cara cuadrada o en forma de losange, pero existen muchas otras. Un buril para tintas finas (tint burin) tiene una cara cuadrada con dientes para crear líneas finas y muy juntas. Un buril plano (flat burin) tiene una cara rectangular y se usa para eliminar grandes porciones de material.

El ángulo de la punta del buril es importante. Cuanto menor es el ángulo, más constante es el ancho del grabado. Para trabajos estándar, se recomiendan buriles especiales de 15°. El diámetro máximo del buril corresponde al ancho mínimo del grabado; cuanto más profundo se introduce en el material, más ancho resulta el surco. La relación entre la profundidad de penetración y el ancho del grabado está determinada precisamente por el ángulo de la punta.

¿Cómo se hace el grabado a buril?
Buril: Técnica directa de grabado en hueco. Se graba directamente la plancha metálica, normalmente de cobre, con un buril, que va desprendiendo hilos de cobre que dejan surcos que forman el dibujo. Posteriormente se entinta y se estampa en un tórculo, sobre un papel humedecido.

El buril de grabado puede utilizarse junto con sistemas de grabado asistido por ordenador (CAM) o series MGS y opciones de grabado, aunque su uso tradicional es manual.

Manejo y Técnica

El buril se sostiene típicamente en un ángulo de aproximadamente 30° respecto a la superficie de la plancha. Los dedos índice y medio guían el vástago de la herramienta, mientras que el mango se apoya en la palma de la mano. Esta posición permite aplicar la presión necesaria y controlar el movimiento para cortar el metal y crear los surcos que formarán la imagen. La presión y el ángulo determinan la profundidad y el ancho del surco, afectando cómo retendrá la tinta y, por tanto, la intensidad de la línea en la estampa final.

Históricamente, se menciona el caso del grabador holandés Hendrick Goltzius, cuya mano, inusualmente malformada, se adaptaba particularmente bien para sostener y guiar el buril.

Además de su uso en la creación de matrices para estampar, el buril fue y sigue siendo utilizado por orfebres y joyeros para grabar inscripciones o diseños directamente sobre metal, un uso que precede a su aplicación en la impresión.

¿Cuáles son los 3 tipos de grabado?
Todos los grabados artísticos se encuadran dentro de cinco categorías principales: relieve, calcografía, litografía, monotipo y serigrafía.

Evolución Histórica del Grabado a Buril

La técnica del buril comenzó a utilizarse poco después de la xilografía. Las primeras firmas en grabados a buril aparecen a mediados del siglo XV, a menudo mediante iniciales o monogramas. Se cree que esta técnica se originó en la región del Alto Rin, en Alsacia.

Uno de los primeros grandes maestros del buril fue Martin Schongauer, de Colmar, cuya obra influyó notablemente en artistas posteriores como Alberto Durero. En el siglo XVI, los grabadores alemanes, liderados por Durero, destacaron en esta técnica, junto con los llamados Pequeños Maestros (así llamados por el tamaño de sus obras) y otros artistas como Cranach o Baldung. También se utilizó en Italia a finales del XV y principios del XVI, con artistas como Mantegna y un grupo de grabadores encabezado por Marcantonio Raimondi, que adaptaban obras de Rafael.

En el siglo XVII, el buril perdió algo de protagonismo frente al aguafuerte, aunque se siguió utilizando, a menudo complementando otras técnicas. Resurgió con fuerza en el siglo XVIII, en gran parte gracias a la Academia Francesa (la famosa Enciclopedia fue ilustrada con buriles). Muchos grabadores españoles importantes de la época se formaron en Francia en esta técnica, siendo Manuel Salvador Carmona un exponente clave.

Durante el siglo XIX, con el Romanticismo, el aguafuerte volvió a predominar. Además, surgieron nuevas técnicas como la litografía y la xilografía a contrafibra, que ganaron popularidad. Sin embargo, el grabado al acero, que utiliza la técnica del buril, también apareció en este siglo.

¿Qué es un buril de grabado?
Los buriles para grabado son herramientas cónicas (varillas redondas de metal duro y macizo partidas a la mitad y pulidas) con un filo. En principio: Cuanto menor es el ángulo de la punta, más constante es la anchura de grabado, incluso cuando el material que se desea grabar no está plano.

En el siglo XX y en la actualidad, el uso del buril en el arte es una excepción. Prácticamente se utiliza de forma comercial y para aplicaciones específicas, como el grabado de papel moneda y algunos grabados conmemorativos.

Comparativa con Otras Técnicas Calcográficas

Para comprender mejor la técnica del buril, es útil compararla con otras formas de grabado en hueco:

TécnicaTipoHerramienta / Proceso PrincipalResultado Típico de la LíneaAdmisión de Ejemplares
BurilDirectaBuril incide y corta directamente el metal, desprendiendo virutas.Líneas limpias, nítidas y precisas.Buena (la plancha es resistente).
AguafuerteIndirectaÁcido muerde el metal expuesto tras dibujar con una punta sobre barniz protector.Variedad de líneas según tiempo de mordida y concentración del ácido.Buena.
Punta SecaDirectaPunta de grabar incide directamente, levantando rebabas de metal a los lados del surco.Líneas suaves, aterciopeladas debido a la tinta retenida en las rebabas.Limitada (las rebabas se aplastan con la presión del tórculo).

Como se observa, el buril se distingue por su método de corte directo y limpio, que produce líneas de gran definición y permite obtener un número considerable de estampas de buena calidad antes de que la matriz muestre desgaste significativo.

Preguntas Frecuentes

¿El grabado utiliza buril?
Sí, el buril es una herramienta tradicional y fundamental utilizada en la técnica de grabado calcográfico conocida precisamente como grabado a buril.
¿Qué es un buril de grabado?
Un buril de grabado es una herramienta manual compuesta por un mango (generalmente con forma de hongo) y un vástago de acero templado con una punta afilada. Su diseño le permite cortar y eliminar material de una plancha metálica (comúnmente cobre) para crear los surcos que formarán el dibujo que luego será entintado y estampado.
¿Cómo se hace el grabado a buril?
El grabado a buril se realiza incidiendo directamente sobre una plancha de metal (usualmente cobre) con la herramienta llamada buril. El grabador sostiene el buril en un ángulo específico y aplica presión para cortar y desprender finas virutas de metal, creando así el dibujo en forma de surcos en la plancha. Una vez terminado el grabado, la plancha se prepara (entintado, limpieza superficial) y se estampa en un tórculo sobre papel humedecido para transferir la tinta de los surcos al papel.

Aunque hoy en día su uso artístico es menos común que en siglos pasados, el grabado a buril sigue siendo una técnica que requiere una gran habilidad y precisión, apreciada por la nitidez y claridad de sus líneas. La maestría en el manejo del buril es un testimonio de la destreza del artista para "dibujar" directamente en el metal.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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