¿Cuál es la diferencia entre el esmalte y el esmalte vítreo?

Esmalte, Cloisonné y Troquelado: Las Diferencias

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El mundo de la orfebrería y la platería es vasto y está lleno de técnicas ancestrales y modernas que dan vida a metales preciosos y comunes. Entre los acabados más populares, especialmente en la creación de insignias, pines, monedas conmemorativas y joyería decorativa, se encuentran el esmalte blando, el cloisonné (conocido también como esmalte duro) y la técnica de troquelado. A primera vista, una pieza acabada con esmalte blando puede parecer similar a una con cloisonné, y una pieza troquelada puede servir de base para ambas. Sin embargo, existen diferencias fundamentales en el proceso de aplicación, la composición de los materiales y el resultado final que impactan directamente en la estética, la sensación táctil y la durabilidad de la pieza. Comprender estas distinciones es clave tanto para los artesanos que las aplican como para los coleccionistas y aficionados que aprecian el detalle y la calidad.

Acompáñanos a explorar cada una de estas técnicas en profundidad, desvelando sus secretos y comparando sus características para que puedas identificar y valorar la maestría detrás de cada obra metálica.

¿Cuál es la diferencia entre esmalte y cloisonné?
Cloisonné (esmalte duro) Al igual que el esmalte suave, la pintura de esmalte se aplica a las zonas cóncavas de la moneda personalizada. Sin embargo , a diferencia del esmalte suave, esta se aplica hasta la parte superior de las líneas metálicas . Cada color se trata térmicamente antes de aplicar el siguiente.
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Esmalte Blando (Soft Enamel): Color en Relieve

La técnica del esmalte blando es una de las formas más accesibles y populares de añadir color a piezas metálicas, como pines, medallas o monedas personalizadas. El proceso comienza, generalmente, con una pieza de metal que ha sido estampada o troquelada para crear áreas hundidas y líneas de metal elevadas que definen el diseño. Estas líneas de metal son cruciales, ya que actúan como barreras diminutas que impiden que los diferentes colores de esmalte se mezclen durante la aplicación.

Una vez que la pieza metálica base está lista y, a menudo, después de haber sido electrochapada en el acabado deseado (como oro, plata, níquel, etc.), se aplica una pintura de esmalte (que en realidad es más similar a una laca o resina epoxi coloreada que a un esmalte vítreo tradicional) en las áreas hundidas del diseño. El esmalte se aplica cuidadosamente para rellenar estas cavidades, pero, a diferencia del esmalte duro, no se llena hasta el borde superior de las líneas metálicas. Esto significa que, una vez seco, el esmalte queda ligeramente por debajo del nivel de las crestas metálicas.

Tras la aplicación del color, las piezas se someten a un proceso de calor (horneado o secado) para acelerar el secado y endurecer la pintura. Este tratamiento térmico ayuda a que el esmalte se adhiera firmemente al metal y aumenta su resistencia al astillamiento o desgaste general. Sin embargo, debido a que el esmalte queda por debajo de las líneas metálicas, la superficie final de una pieza con esmalte blando presenta un relieve táctil distintivo: las líneas de metal se sienten elevadas al pasar el dedo sobre ellas, mientras que las áreas de color están hundidas.

Esta característica de relieve no solo es una señal visual y táctil del esmalte blando, sino que también influye en la percepción de la pieza. El contraste entre las líneas metálicas brillantes y elevadas y las áreas de color hundidas puede crear un efecto visual llamativo y dinámico. El esmalte blando es conocido por permitir una amplia gama de colores vibrantes y, a menudo, es la opción preferida cuando se busca un acabado colorido a un costo más moderado en comparación con el cloisonné.

Cloisonné o Esmalte Duro (Hard Enamel): Superficie Lisa y Duradera

La técnica del cloisonné, también conocida en el contexto moderno de pines y monedas como esmalte duro, es un proceso más laborioso y que resulta en un acabado de mayor calidad y durabilidad. Si bien comparte el punto de partida de rellenar áreas definidas por líneas metálicas, la composición del material de relleno y el proceso de acabado son significativamente diferentes.

El término "cloisonné" proviene del francés y significa "compartimento". Tradicionalmente, se refiere a una técnica antigua donde se crean celdas o compartimentos en la superficie de un objeto metálico soldando finas tiras de metal (llamadas cloisons) para formar un diseño. Luego, estos compartimentos se rellenan con pasta de esmalte vítreo (un material similar al vidrio molido). En el contexto más moderno de la fabricación de pines o monedas, las líneas metálicas elevadas del diseño actúan como estos 'cloisons', creados por el troquelado inicial del metal base.

La principal diferencia en el proceso de llenado con esmalte duro es que el material de esmalte (que es una pasta de esmalte vítreo real, no una pintura de esmalte sintético) se aplica en las áreas hundidas hasta que se llena por completo, alcanzando el nivel superior de las líneas metálicas circundantes. Dado que el esmalte vítreo requiere altas temperaturas para fundirse y endurecerse, el proceso implica múltiples aplicaciones y horneados. Se aplica una capa de color, se hornea a alta temperatura, se enfría, y se repite el proceso para añadir más esmalte hasta que cada compartimento esté completamente lleno al nivel deseado. Este proceso iterativo es necesario porque el esmalte vítreo se contrae ligeramente al enfriarse.

Una vez que todos los colores han sido aplicados y horneados, la pieza pasa por un riguroso proceso de pulido. Este pulido es crucial y se realiza después de que el esmalte ha sido aplicado y endurecido. La pieza se pule intensamente para eliminar el exceso de esmalte y metal de la superficie, hasta que las líneas metálicas y las áreas de esmalte de color quedan perfectamente al mismo nivel. Es este proceso de pulido el que confiere al cloisonné su acabado característico: una superficie completamente lisa y plana al tacto, donde el metal y el esmalte coexisten en el mismo plano.

El cloisonné es apreciado por su durabilidad excepcional y su apariencia elegante. El esmalte vítreo es mucho más resistente a los arañazos y la decoloración que los esmaltes blandos sintéticos. Los colores tienden a tener una calidad translúcida o vítrea única, aunque también se pueden lograr efectos opacos. La superficie lisa y pulida le da a las piezas un tacto sólido y una sensación de alta calidad.

Troquelado (Die Struck): La Base Metálica Pura

La técnica de troquelado es fundamental en la creación de muchas piezas metálicas, y a menudo sirve como el paso inicial para las técnicas de esmalte blando y cloisonné, pero también es un acabado por sí mismo. El troquelado implica el uso de un molde o matriz (un troquel) que tiene el diseño deseado grabado en negativo. Este troquel se utiliza para estampar o presionar láminas de metal (típicamente latón, cobre o aleaciones) a alta presión, transfiriendo el diseño al metal y creando áreas elevadas y hundidas.

Una pieza que se describe como simplemente 'troquelada' no lleva ningún tipo de relleno de color. Después del proceso de troquelado, la pieza puede pasar por procesos de acabado adicionales como el recorte de los bordes, la limpieza y, crucialmente, el electrochapado. El electrochapado añade una capa de otro metal (como oro, plata, níquel, cobre antiguo, etc.) a la superficie de la pieza, dándole su color y brillo final, además de proteger el metal base.

En una pieza troquelada pura, el diseño se expresa únicamente a través del relieve y el acabado metálico. Las áreas elevadas capturan la luz de manera diferente a las áreas hundidas, creando contraste y definición visual. El tacto de una pieza troquelada es completamente metálico, con la textura del diseño definida por las variaciones de relieve. No hay áreas suaves de esmalte.

La técnica de troquelado es ideal para diseños que se basan en la textura metálica, el contraste de luces y sombras, o cuando se desea un aspecto clásico y sobrio. Es intrínsecamente duradera ya que no hay materiales de relleno que puedan astillarse o desgastarse (más allá del propio metal). Monedas, medallas conmemorativas con diseños detallados en relieve y ciertas insignias militares o corporativas a menudo utilizan un acabado puramente troquelado.

Comparando las Técnicas: Una Tabla Detallada

Para visualizar mejor las diferencias clave entre estas tres técnicas, aquí presentamos una tabla comparativa:

CaracterísticaEsmalte Blando (Soft Enamel)Cloisonné (Esmalte Duro)Troquelado (Die Struck)
Material de RellenoPintura de esmalte sintético / Resina epoxiEsmalte vítreo (vidrio molido)Ninguno
Nivel del RellenoPor debajo de las líneas metálicasAl mismo nivel que las líneas metálicasN/A
Superficie al TactoRelieve palpable (metal elevado, color hundido)Completamente lisa y planaRelieve metálico
Proceso de Curado/SecadoHorneado o secado rápidoMúltiples horneados a alta temperaturaN/A (solo acabado del metal)
Proceso de PulidoGeneralmente mínimo o nulo en el esmalteIntenso, después de aplicar el esmaltePulido del metal (antes o después del chapado)
DurabilidadBuena, pero puede astillarse con el tiempoMuy alta, resistente a arañazos y decoloraciónMuy alta (la del propio metal)
Apariencia del ColorVibrante, opacoVítreo, a veces translúcido, colores ricosN/A (solo color del metal)
Costo TípicoModeradoMás altoGeneralmente el más bajo (sin relleno de color)

¿Cuál Técnica Elegir y Por Qué?

La elección entre esmalte blando, cloisonné o un acabado puramente troquelado depende en gran medida del diseño deseado, el presupuesto, la durabilidad requerida y la estética final que se busca. Cada técnica tiene sus propias ventajas:

  • Esmalte Blando: Es ideal para diseños que se benefician del contraste táctil entre el metal y el color. Permite una amplia gama de colores y es generalmente la opción más económica para añadir color. Es excelente para pines promocionales, insignias de clubes o artículos donde el relieve es una característica deseada.
  • Cloisonné: Es la opción de gama alta para piezas con color. Su superficie lisa y duradera lo hace perfecto para joyería fina, pines de colección, medallas de prestigio o cualquier artículo que se espera que dure y mantenga su apariencia impecable a lo largo del tiempo. La riqueza y profundidad de los colores vítreos son inigualables.
  • Troquelado: Es la elección natural cuando el diseño se basa puramente en las texturas, los relieves y el acabado metálico. Es la técnica más duradera en términos de superficie (ya que solo hay metal) y es perfecta para monedas, medallas deportivas o cualquier pieza donde la elegancia sobria del metal sea el foco principal.

Es importante destacar que estas técnicas a menudo se combinan. Por ejemplo, una pieza puede ser troquelada para crear la base, y luego se le puede aplicar esmalte blando o cloisonné en áreas específicas. Conocer las diferencias te permite apreciar el trabajo artesanal involucrado y tomar decisiones informadas si estás encargando piezas personalizadas o coleccionando artículos.

Preguntas Frecuentes sobre Esmalte y Troquelado

¿El esmalte blando es menos duradero que el esmalte duro?
Sí, generalmente. El esmalte blando (resina/pintura) es menos resistente a los arañazos y puede astillarse más fácilmente que el esmalte duro (vítreo), que es esencialmente vidrio fundido y pulido.
¿Por qué el cloisonné es más caro?
El proceso de cloisonné es más laborioso y requiere múltiples pasos de aplicación y horneado por cada color. Además, el pulido final es un paso intensivo que añade coste. El material del esmalte vítreo también puede ser más caro que las pinturas sintéticas.
¿Una pieza troquelada tiene color?
Una pieza puramente troquelada no tiene relleno de color. Su 'color' viene del metal base o, más comúnmente, del acabado de electrochapado aplicado (oro, plata, cobre, níquel, etc.).
¿Las líneas metálicas son siempre necesarias para el esmalte?
Sí, tanto en esmalte blando como en cloisonné, las líneas metálicas elevadas son fundamentales. Actúan como 'paredes' que contienen el esmalte dentro de las áreas de diseño definidas, impidiendo que los colores se mezclen. Sin estas líneas, el esmalte se desbordaría.
¿Se pueden combinar las técnicas en una sola pieza?
Absolutamente. Es común ver piezas que utilizan troquelado para la base y luego aplican esmalte blando o cloisonné. Algunas piezas incluso pueden combinar áreas de esmalte blando y esmalte duro para lograr efectos variados, aunque esto es menos común y más complejo.
¿Cómo puedo saber si una pieza tiene esmalte blando o cloisonné?
La forma más fácil es tocar la superficie. Si las líneas metálicas se sienten elevadas por encima del color, es esmalte blando. Si la superficie es completamente lisa y plana al tacto, con el metal y el color al mismo nivel, es cloisonné (esmalte duro). La apariencia del color también puede dar pistas: el cloisonné a menudo tiene un brillo más profundo y vítreo.

En conclusión, aunque a menudo se agrupan bajo el término general de 'acabados de color', el esmalte blando, el cloisonné y el troquelado son técnicas distintas con procesos, materiales y resultados finales únicos. Comprender estas diferencias no solo enriquece tu apreciación por la artesanía, sino que también te equipa con el conocimiento para elegir la técnica adecuada para tus proyectos o para valorar la calidad de las piezas que coleccionas. Cada método ofrece una forma diferente de combinar la resistencia y la belleza del metal con la expresividad del color o el relieve, creando objetos que son tanto duraderos como visualmente impactantes.

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Alberto Calatrava

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1956, en un entorno donde el arte y la artesanía se entrelazaban con la vida cotidiana. Mi viaje en la platería comenzó en el taller de Don Edgard Michaelsen, un maestro que me introdujo en las técnicas ancestrales de la platería hispanoamericana, herederas de siglos de tradición colonial. Allí, entre martillos y limaduras de plata, descubrí que el metal no era solo un material, sino un lenguaje capaz de expresar historias, culturas y emociones. Complemé mi formación como discípulo del maestro orfebre Emilio Patarca y del escultor Walter Gavito, quien me enseñó a ver la anatomía de las formas a través del dibujo y la escultura. Esta fusión entre orfebrería y escultura definió mi estilo: una búsqueda constante por capturar la esencia viva de la naturaleza en piezas funcionales, como sahumadores, mates o empuñaduras de bastones, donde animales como teros, mulitas o ciervos se convertían en protagonistas metálicos.Mis obras, forjadas en plata 925 y oro de 18 quilates, no solo habitan en colecciones privadas, sino que también forman parte del patrimonio del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Cada pieza nace de un proceso meticuloso: primero, estudiar las proporciones y movimientos del animal elegido; luego, modelar sus partes por separado —patas, cabeza, tronco— y finalmente unirlas mediante soldaduras invisibles, como si el metal respirara. Esta técnica, que combina precisión técnica y sensibilidad artística, me llevó a exponer en espacios emblemáticos como el Palais de Glace, el Museo Histórico del Norte en Salta y hasta en Miami, donde el arte argentino dialogó con coleccionistas internacionales.En 2002, decidí abrir las puertas de mi taller para enseñar este oficio, no como un mero conjunto de técnicas, sino como un legado cultural. Impartí seminarios en Potosí, Bolivia, y en Catamarca, donde colaboré con el Ministerio de Educación para formar a nuevos maestros plateros, asegurando que la tradición no se perdiera en la era industrial. Sin embargo, mi camino dio un giro inesperado al explorar el poder terapéutico del sonido. Inspirado por prácticas ancestrales del Himalaya, comencé a fabricar cuencos tibetanos y gongs usando una aleación de cobre y zinc, forjándolos a martillo con la misma dedicación que mis piezas de platería. Cada golpe, realizado con intención meditativa, no solo moldea el metal, sino que activa vibraciones capaces de inducir estados de calma profunda, una conexión entre el arte manual y la sanación espiritual.Hoy, desde mi taller Buda Orfebre, fusiono dos mundos: el de la platería criolla, arraigada en la identidad gaucha, y el de los instrumentos sonoros, que resonan como puentes hacia lo intangible. Creo que el arte no debe limitarse a lo estético; debe ser un vehículo para transformar, ya sea a través de un sahumador que evoca la Pampa o de un cuenco cuyas ondas acarician el alma. Mi vida, como mis obras, es un testimonio de que las manos, guiadas por pasión y conciencia, pueden convertir el metal en poesía y el sonido en medicina.

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